De la redacción de El Litoral
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“La gente no cambió sus hábitos. El que comía bife, sigue haciéndolo, nada más que en lugar de comer dos, come uno. La gente viene y te dice: ‘Dame de milanesa o de costeleta’. Es decir, sigue gastando la misma plata, solamente que lleva menos carne”. De esta manera resumieron en la carnicería Antuña, en la Recoleta, cómo repercutió la suba de los precios en los hábitos de los consumidores.
En una recorrida que realizó El Litoral por diferentes carnicerías de la ciudad, se constató que el valor varía según el barrio: la zona norte tiene los precios más accesibles, mientras que el centro y el sur son los lugares más caros para comprar. La mayoría de los carniceros coincidió en que la suba de precios se hizo sentir y bajaron las ventas.
Estrategias para vender
En la carnicería Peñaloza (ubicada sobre la homónima avenida al 6500), José Núñez señaló que “se vende menos” y reconoció que tuvieron que bajar los precios “porque sino no se vendía nada”.
Un poco más al norte, en Peñaloza al 8100, también advirtieron que “se vendía mejor el año pasado”. Sin embargo, aseguraron tener “la carne más barata del barrio”, con lo cual no han sufrido la merma.
Jesús, vendedor de Picollo Vitello, explicó: “El aumento de precios no afectó nuestras ventas porque en lugar de subir un 50% -como hizo la mayoría- nosotros sólo aumentamos el 10%. Esto nos permitió aumentar en un 200% las ventas. Por ejemplo: tenemos dos kilos de asado a o dos kilos de costeleta a ”.
Eldo, de Pedro Zenteno y Güemes, aseguró que “hace dos semanas la venta bajó un 40%”. Fue por esto que decidieron cambiar la ternera por novillo y vaquillona. “Recién ahí se empezó a mover un poco la cosa. Se vende, pero normal”, comentó.
¿Qué se vende?
Consultados acerca de qué corte es el más buscado, los carniceros señalaron dos situaciones: “Lo que más rinde es la carne sin hueso, como la carne picada o la pulpa. Quizás sea más cara que otros cortes, pero no se desperdicia nada”. Otro caso bastante frecuente es inclinarse por los cortes más baratos, como entraña, corazón, hígado o mondongo.
El dueño de Frigofé comentó que “la gente compra menos y más barato: cambió la pulpa por el puchero o el asado por la falda”.
Si bien la carne de cerdo es un poco más económica que la de vaca, los compradores siguen eligiendo esta última. Pablo, de General Paz al 7400, comentó que la gente lleva “un poco de pollo y de cerdo”, pero sigue prefiriendo la carne. “La gente viene y te dice: ‘Dame por ’. Es decir, paga lo mismo, pero lleva menos. Si antes se llevaba un kilo por esa plata, hoy se van con 700-800 gramos”.
Si bien el mes pasado el pollo era una opción atractiva, con los aumentos que sufrió, se equiparó a la carne. “En septiembre del año pasado el cajón de pollos lo pagábamos ; ahora, 0. Antes vendíamos 3 cajones por semana y ahora solamente uno”, señaló un carnicero.
En Goggi Carnes y Fiambres, en barrio Constituyentes, María Marta contó que “la gente lleva lo que consume en el día, por ejemplo dos milanesas o dos costeletas”. También notó que “ahora preguntan los precios antes de decidir”. Un dato llamativo, según la vendedora, es que “la gente sigue comprando asado, a pesar que el kilo cuesta $ 30; los días de peña se siguen respetando”.
































