El 21 de agosto de 1920, hace 105 años, nació en Melbourne Joy Hester. Integró el grupo Angry Penguins, un núcleo modernista del cual también formaron parte Sidney Nolan, Arthur Boyd y Albert Tucker.
Las obras de esta artista australiana son intensas, muestran un compromiso con la emoción y la intimidad. Evitan la victimización a pesar de que sufrió una cruel enfermedad.

El 21 de agosto de 1920, hace 105 años, nació en Melbourne Joy Hester. Integró el grupo Angry Penguins, un núcleo modernista del cual también formaron parte Sidney Nolan, Arthur Boyd y Albert Tucker.
Su nombre, por décadas, quedó en segundo plano, a la sombra de sus pares varones. Sin embargo, hoy su figura se revela con más nitidez: una artista que hizo de la intimidad y la tragedia personal imágenes durísimas.
En pleno auge del modernismo australiano, Hester fue la única mujer reconocida en el movimiento Angry Penguins, y lo hizo con un lenguaje propio. Como señaló David Hurlston: "es reconocida sobre todo por sus dibujos figurativos de gran expresividad, generalmente realizados con tinta sobre papel".
Su obra, realizada entre 1939 y 1958, sobresale por la elección casi exclusiva del pincel chino y la tinta, con los que produjo un corpus de dibujos cargados de energía y emociones.
La Galería de Arte de Nueva Gales del Sur subraya el carácter visceral de su producción. "Sus dibujos intensos y enérgicos, a menudo ejecutados rápidamente mientras trabajaba sentada en el suelo, revelan su afinidad y percepción de las complejidades de la vida".
"También transmiten una cualidad de intimidad que refleja su interés en las relaciones personales como fuente de sus temas artísticos", agrega la misma fuente.
Otros integrantes de Angry Penguins se adentraron en lo social o lo político. Hester eligió un camino diferente. "Hester cartografió emociones más íntimas", dice Michael Fitzgerald.
"No le interesaban las ciudades ni las calles ni las nubes morales oscuras que sobrevolaban la serie Images of Modern Evil de Tucker, se concentró en el rostro humano", añade.
Ese abordaje de lo íntimo alcanzó su punto más dramático con "A Frightened Woman" (1945), inspirada en las imágenes de los campos de exterminio nazis.
"Todo el horror de la guerra se arremolina en los ojos de la víctima. Hester estaba excepcionalmente atenta al dolor y al sufrimiento, del mundo y los propios", señala Fitzgerald.
De allí salieron también sus series "Incredible Night Dream" y "Faces", donde el sufrimiento físico de la artista, que padecía la enfermedad de Hodgkin, se filtró inevitablemente.
La enfermedad de Hodgkin es un cáncer del sistema linfático cuyos síntomas incluyen inflamación de ganglios, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso.
La vida de Joy Hester estuvo atravesada por la tragedia. Diagnosticada con Hodgkin a los 27 años, tomó decisiones extremas. Dejó a su pareja Albert Tucker por el también artista Gray Smith, y entregó a su hijo a John y Sunday Reed para su adopción.
Aun bajo un pronóstico sombrío, continuó trabajando hasta su muerte en 1960, a los 40 años. En vida, realizó apenas tres exposiciones individuales y fue fundadora de la Contemporary Art Society, participando activamente en sus muestras.
Si algo define su lugar en la historia del arte australiano es no reducirse a la victimización. Como recuerda Fitzgerald, "con su propio rostro a menudo enmascarado en caucho para los tratamientos de radiación, estos Faces quedan reducidos a pares de ojos que desafiaban a la muerte".
Joy Hester evitó exponer su sufrimiento, lo hizo con lenguaje visual. Su trazo rápido, urgente, es una manera de resistencia.




