La derrota del Real Madrid frente al Celta de Vigo encendió todas las alarmas en Chamartín.
El Real Madrid convocó una reunión de urgencia tras la derrota ante Celta de Vigo. La continuidad de Xabi Alonso quedó en duda en medio de una mala racha, tensión interna y críticas de la afición.

La derrota del Real Madrid frente al Celta de Vigo encendió todas las alarmas en Chamartín.
El tropiezo, inesperado y doloroso para la afición, derivó en una reunión de urgencia entre los máximos directivos del club para evaluar la continuidad de Xabi Alonso, cuyo ciclo atraviesa su momento más crítico desde su llegada al banquillo.
El “Merengue” acumula apenas una victoria en las últimas cinco jornadas, una racha que lo alejó de la punta y lo dejó a cuatro puntos del FC Barcelona, después de haber mantenido una ventaja de cinco unidades sobre su clásico rival semanas atrás.
La caída en rendimiento generó preocupación no solo por los resultados, sino por la imagen mostrada en los últimos encuentros: un equipo sin claridad, golpeado por las lesiones y con dificultades para imponer su estilo.
Horas después de consumarse la derrota ante Celta, la cúpula dirigencial del Real Madrid se reunió en los despachos del club para analizar la posibilidad concreta de rescindir el contrato del entrenador. Según trascendió, la evaluación incluyó informes sobre la relación del técnico con el plantel, la planificación deportiva y el impacto anímico que generó el mal momento.
La dirigencia ya había puesto a prueba a Alonso una semana atrás, dándole tres partidos clave —Athletic Club, Celta de Vigo y Manchester City— como oportunidad para revertir el rumbo. El primero dejó buenas sensaciones, pero el golpe sufrido ante Celta volvió a abrir la puerta de la incertidumbre.
En redes sociales, una parte del público madrilista comenzó a expresar su descontento, cuestionando decisiones tácticas, la falta de respuesta del equipo y la gestión de los juveniles. Aunque Alonso sigue contando con respaldo de algunos sectores, la temperatura social aumentó y la tensión se trasladó a la dirigencia.
A pesar de la tormenta mediática, Alonso se presentó en conferencia de prensa con tono autocrítico y sin esquivar responsabilidades. “No era lo que esperábamos. Queríamos jugar con ritmo y nos han faltado cosas”, dijo. También lamentó la lesión de Éder Militão: “Nos ha trastocado los planes. Estamos sufriendo con las lesiones”.
El técnico reconoció la frustración generalizada: “Duele, estamos enfadados y entendemos que la gente esté enfadada”. Sin embargo, se mostró confiado de cara al próximo desafío, nada menos que frente al Manchester City en Champions: “Queremos demostrar que podemos jugar mucho mejor. Nos jugamos mucho y estamos en una buena posición”.
Consciente del panorama, Alonso pidió unidad y enfoque: “Pensamos en lo siguiente y es el miércoles. Tenemos que mirar hacia adelante juntos”.
La dirigencia, mientras tanto, analiza si ese “hacia adelante” será con él al mando o si es momento de un cambio drástico para evitar un deterioro mayor en la temporada.




