"Este instrumento de acuerdo marco para los aranceles recíprocos e inversiones es un intento más de repensar las vinculaciones de las relaciones económicas internacionales, pero tenemos que tomarlo como algo que está en proceso, todavía no es una regulación concreta, una herramienta, es más que todo una señal política hacia afuera de que Argentina está alineada con Estados Unidos", dice Julieta Zelicovich, doctora en Relaciones Internacionales y magíster en Relaciones Comerciales Internacionales sobre el acuerdo marco firmado entre Argentina y Estados Unidos anucniado el jueves de la semana pasada.
- ¿De qué se trata el acuerdo al que se llegó con Estados Unidos?
-Lo que conocimos la semana pasada es un comunicado conjunto sobre un acuerdo marco que están negociando Argentina y los Estados Unidos en el marco de la estrategia de Donald Trump de reconfiguración de la gobernanza económica global. Recordemos que Trump en abril hizo un anuncio de suba de aranceles para todos los países del mundo. En ese paquete a Argentina le tocó un arancel del 10% más aranceles adicionales a la exportación de acero y aluminio por motivos de seguridad nacional. Desde entonces Estados Unidos empezó a negociar acuerdos de comercio recíproco con los distintos socios comerciales, el primero fue Reino Unido, que tienen la característica de ser muy asimétricos y no apoyarse en el derecho internacional, sino que son más bien tratados político-diplomáticos que algunos llaman acuerdos de servilletas en el sentido de que tienen lineamientos generales, compromisos para el país socio de los Estados Unidos, pero en todos los casos al final tienen una cláusula donde dice que este instrumento no genera derechos ni obligaciones entre las partes y en todos los casos la solución de controversias queda a cargo de Estados Unidos, que decide si se está cumpliendo o no y se reserva el derecho de poner más aranceles. En ese contexto Argentina negocia desde que asumió el gobierno de Milei.
-En realidad el objetivo era un Acuerdo de Libre Comercio.
-Si, pero esto está muy lejos de ser un acuerdo de libre comercio. Advertíamos desde temprano que un acuerdo de Libre Comercio no era algo que estuviese disponible en el sistema económico-político norteamericano y nos encontramos entonces con este instrumento que dispone compromisos en materia de aranceles y regulaciones para la Argentina beneficiando a los Estados Unidos. Hay 15 compromisos que asume Argentina para con Estados Unidos y 2 bastante livianos que Estados Unidos asume con Argentina.
- ¿Esta correctamente encuadrado dentro de las normas del Mercosur?
-En este acuerdo marco Argentina asume el compromiso de abrir su mercado en un conjunto de productos de los sectores de medicinas, químicos, maquinarias, productos tecnológicos, vehículos y una amplia gama de agrícolas que incluyen lácteos y carnes. No sabemos exactamente cuántos productos son y ahí es donde se abre el interrogante. Desde la perspectiva técnico-jurídica hay que conocer de qué manera se desgravarán estos aranceles y cuántos productos incluyen. En la última cumbre Mercosur amplió la lista de excepciones que tienen los países sobre el arancel externo común a 150 posiciones. El punto es si estos aranceles se dan en el marco de esas excepciones y en lo que se conoce como estatus de Nación más favorecida. Eso generaría algunos problemas de interpretación si se da solo para Estados Unidos y no para todos los socios porque esas excepciones se supone que son para todos, pero sería ya una cuestión más de interpretación jurídica y no una violación concreta. ¿Cuándo tendríamos una violación concreta y evidente? Si esas reducciones arancelarias que Argentina le da a Estados Unidos exceden las excepciones del Mercosur. Ahí tendríamos un conflicto jurídico con los miembros del bloque regional. En términos políticos, claramente este acuerdo señala un distanciamiento de Argentina del Mercosur, de su voluntad de negociar con otros, de resolver los problemas conjuntos, pero tampoco es una señal tan dramática porque hay antecedentes. Todos los países del Mercosur han firmado a lo largo de los últimos 20 años acuerdos marcos con los Estados Unidos. Argentina ya tiene uno desde el gobierno de Macri. También lo tienen Brasil y Uruguay. Lo que sí es novedoso y disruptivo es que incluyera aranceles.
Julieta Zelicovich, doctora en Relaciones Internacionales y magíster en Relaciones Comerciales Internacionales. Foto: Manuel FabatíaPlanos
- ¿Cuánto tiene de económico y cuánto de geopolítico este acuerdo marco?
-Mitad y mitad. En términos económicos lo vemos reflejado en los compromisos de carnes, de propiedad intelectual vinculados al sector farmacéutico y en el sector vehículos en materia de estándares regulatorios, donde Estados Unidos busca incrementar sus exportaciones y limitar la venta de otros países. Pero por otro lado hay un conjunto de cláusulas que tienen un guiño geopolítico. Estados Unidos busca marcar a Argentina como parte de su zona de influencia y disciplinar sus políticas comerciales para reducir su vinculación con China. Por ejemplo, en materia de derecho laboral donde Argentina se compromete a implementar prohibiciones a las importaciones de productos que hayan sido producidos en países en los cuales no se aplican de manera estricta los derechos laborales. El interrogante es quién dice cómo se aplican los derechos laborales, si es Argentina el que va a tener la potestad de decidir eso o no. Lo que está haciendo Estados Unidos es obligarte a tomar determinadas medidas como prohibirte importaciones cuando Argentina podría elegir ir por otros caminos para lidiar con esas violaciones a los derechos laborales. También aparecen cláusulas de alineamiento por seguridad económica, que son muy parecidas a las que Estados Unidos firmó hace poco con los países de ASEAN como Malasia e Indonesia, que dicen que Argentina va a tener que fortalecer su cooperación con Washington en materia del combate de las políticas de economías de no mercado donde se incluye a China, por lo que va a tener que alinearse con los controles de exportaciones, inversiones y de evasión impositiva que Estados Unidos aplica contra China.
-También el acuerdo marco regula las inversiones donde participen empresas estatales.
-Aquí Argentina debería evitar los efectos distorsivos de las empresas estatales, lo que por ejemplo está muy sugerido en la licitación de Hidrovía, que dejó fuera a uno de los competidores porque contaba con la participación de una empresa estatal de origen chino. Y hay un último componente vinculado a la dinámica geoeconómica que es la competencia en el ámbito del comercio digital, que es una de las nuevas arenas de la disputa por el poder. Estados Unidos hace que Argentina reconozca como jurisdicción el derecho norteamericano para las transferencias de datos, por lo que el comercio digital queda bajo el ámbito de justicia norteamericano. Todavía no sabemos cómo se plasman estas cláusulas novedosas. También dice que Argentina se va a limitar de establecer discriminaciones en contra de los servicios digitales norteamericanos, que podría entenderse como una especie de nueva cláusula de nación más favorecida. Esto quiere decir que cualquier ventaja que Argentina le dé a otro país se lo tiene que extender a Estados Unidos. Falta avanzar mucho en la codificación concreta, pero hay un fuerte señalamiento geopolítico con este instrumento.
Julieta Zelicovich, doctora en Relaciones Internacionales y magíster en Relaciones Comerciales Internacionales. Foto: Manuel FabatíaEl factor geopolítico
-China es un importante inversor en América Latina. ¿Crees que puede contraatacar? ¿Tomar alguna medida para defender sus intereses en la región? ¿O solo dejarán que pase el tiempo?
- China ha emitido señales en distintas situaciones de conflictos. Su línea roja tiene que ver con el reconocimiento de Taiwán. Siempre que ha habido algún conflicto vinculado a Taiwán, China ha marcado distanciamiento en materia de flujos de comercio o inversiones. En esta nueva dinámica de competencia de espacios geopolíticos, China ha buscado reforzar los vínculos comerciales con instrumentos tradicionales, firmando nuevos y más acuerdos de libre comercio. Pero existe, y hoy no es ajeno a las prácticas de China, la retaliación. Hace más de un año hizo una reforma en su ley de comercio donde establece que si una empresa o un flujo de comercio chino es tratado de manera injusta por otros países, por ejemplo no la dejan importar porque consideran que viola el derecho laboral, se reserva el derecho de aplicar medidas retaliatorias iguales. Y no sería extraño ver una reducción de las importaciones de China desde Argentina. Suelen ser señalamientos en sectores puntuales, pero China no deja de marcar su descontento.
-Estas decisiones son de geopolítica, pero por debajo de ellas hay un flujo comercial importante. Estados Unidos y China tienen un intercambio comercial anual de U$S 500 mil millones, no hay medida de gobierno que pueda frenar ese flujo. ¿Cómo puede funcionar eso con América Latina?
-A nivel global, el comercio internacional se mostró mucho más resiliente de lo que se esperaba. Las estadísticas de 2025 muestran en el tercer trimestre un crecimiento de 2,5%, un valor bastante elevado. Se redujo parcialmente el comercio entre Estados Unidos y China, pero se incrementó el del resto del mundo. En el caso de Argentina, por ejemplo, desde abril a hoy incrementó sus exportaciones hacia China porque la soja que China no importó de Estados Unidos en el marco de la disputa geopolítica, la exportaron Brasil y Argentina. Eso lo vemos replicado en el resto del mundo. Los indicadores de movimiento de contenedores muestran un sostenimiento de la actividad porque las estrategias de las empresas han incorporado la perspectiva de riesgo global en sus diseños de estrategia, diversificado sus vínculos e incorporando cadenas alternativas de suministro para evadir este tipo de disrupciones que vienen desde la política. El desacople lo vemos especialmente en el sector de semiconductores y tecnología avanzada pero no en el resto de los productos. Incluso en esos sectores hay bastante triangulación y diversificación del comercio. Hoy, a diferencia de lo que fue el periodo de la Guerra Fría, estamos en una economía que es altamente interdependiente. No hay una capacidad de los Estados Unidos de aislar los vínculos económicos del hemisferio occidental, a la que considera su zona de influencia, respecto de China. Durante la Guerra Fría, Rusia no tenía altos vínculos económicos con el hemisferio occidental, hoy sí lo tiene. Este instrumento de acuerdo marco para los aranceles recíprocos e inversiones es un intento más de repensar las vinculaciones de las relaciones económicas internacionales, pero tenemos que tomarlo como algo que está en proceso, todavía no madura a una regulación concreta, a una herramienta, es más que todo una señal política. Hacia afuera, Argentina está alineada con Estados Unidos. Hacia adentro, impulsar reformas de economía local, justificadas por una inserción internacional particular.
Beneficios y pérdidas
-Escribiste que Argentina iba igual a tener beneficios, aun si no firmaba este acuerdo. ¿Cómo es eso?
-Los aranceles que Trump implementó a partir del mes de abril tuvieron repercusión para los consumidores norteamericanos, que empezaron a hacerse sentir en la dinámica doméstica porque aumentaron los precios. Desde hace tres semanas existían rumores de que el gobierno de Estados Unidos estaba estudiando una revisión de los aranceles recíprocos, algo de esto fue anunciado el viernes, que excluirían de los productos afectados por estos aranceles adicionales aquellos productos de origen agrícola, minero, que no están disponibles en su territorio e insumos farmacéuticos no patentados en el país. Eso es lo que dice el acuerdo marco que firmó Argentina que se anunció el jueves. Ya se sabía que Estados Unidos estaba negociando esto, lo cual nos da la pauta que la negociación no tiene que ver con una ventaja que Argentina saque, sino con una señal política que puede estar vinculado a las necesidades de financiamiento o a la búsqueda de inversiones argentina. Lo más interesante, pero donde el compromiso es bastante vago, es lo que pasa con la sección 232, que es una ley que autoriza al presidente a poner aranceles cuando hay violaciones de seguridad. Bajo esas secciones es que Estados Unidos le aplica aranceles al acero y aluminio. El acuerdo marco dice que Estados Unidos va a tener en cuenta la condición de aliado de Argentina en el tratamiento de cuestiones bajo la sección 232. No parece ser algo retroactivo, pero sí podría afectar la revisión de los aranceles acero y aluminio, lo sería una muy buena noticia para la producción nacional.
- ¿Puede ser esta la razón la razón por la cual buena parte de los industriales y de los actores de la economía real argentina no haya hablado públicamente del acuerdo marco? Salvo la Sociedad Rural, que es más ideológico que económico, y los laboratorios no hubo un pronunciamiento de la UIA, por ejemplo.
-No alcanza la sección 232 para justificar un posicionamiento frente a este instrumento que es transversal a muchas de las áreas productivas. Creo que hay tres cuestiones. Una es que los sectores productivos domésticos afectados por la urgencia local tienden a mirar poco las herramientas internacionales. El sector de la economía productiva real está teniendo un escenario no favorable y entonces lo urgente tapa las cuestiones de largo plazo y vinculación externa. En segundo lugar, este instrumento se negocia en carácter secreto, sin vinculación y sin información para el sector privado, son lineamientos de políticas generales que permiten ver una orientación pero no conocer exactamente cómo se quieren y pueden implementar, con lo cual podemos sospechar que el sector privado está presionando sobre los funcionarios que están negociando para ver cómo incidir antes que manifestarse públicamente porque el gobierno nacional no ha vivido una discusión pública abierta entre el sector privado y la sociedad civil respecto de este instrumento. Y tercero porque hay algunas cuestiones que son de carácter técnico que requieren una creación de capacidades para analizarlo que hoy tampoco están disponibles tan prontamente para ser procesado por el sector privado. Podemos suponer que tengan que hacer consultas con las empresas antes de posicionarse y que hayan preferido esperar antes que reaccionar en caliente frente a la negociación.
- ¿Este acuerdo favorece o perjudica a la provincia de Santa Fe?
-No son medidas que vayan a favorecer ese desarrollo, sino que generan un entorno de competencia más difícil en las empresas locales. Abre el mercado a más competidores y restringe las reglas con las cuales se tienen que mover los productores locales, los emprendimientos de innovación local sin tener un entorno que favorezca la competitividad de manera equivalente. Estamos en un mundo donde Estados Unidos y el resto de las economías hacen fuertemente política industrial y acá no hay recursos para eso por decisión política y por restricción de financiamiento. Aparte son economías fuertemente asimétricas. Un ejemplo: cualquier empresa exportadora de Estados Unidos puede tener un crédito a muy bajo costo para financiar sus exportaciones y ese costo financiero en Argentina es muchísimo más elevado. No es que no haya talento ni que no haya condiciones de producción. Hay asimetría en el volumen del mercado, en las condiciones de financiamiento, que también tiene que ver con el lugar estructural de Argentina versus Estados Unidos.