El dólar a la baja y la recuperación de las acciones y los bonos argentinos, horas antes de la reunión de Javier Milei con Donald Trump y después de la intervención del Tesoro norteamericano “comprando pesos”, permiten imaginar un escenario financiero de mayor calma, que atempera la inflación por venir.
Sin embargo, sea cual fuere el resultado electoral del 26 de octubre, el clima que puede sobrevenir a los anuncios en el salón oval de la Casa Blanca -precisiones de la ayuda, inversiones norteamericanas, libre comercio- será decisivo como señal a los opositores no kirchneristas, que laudarán en los decisivos debates por el presupuesto y las reformas estructurales.
Scott Bessent no compra pesos argetinos como inversión "monetaria". ReuterDebates que ya se iniciaron con el presupuesto 2026. Es la iniciativa que por estas horas analiza la comisión respectiva de Diputados de la Nación, que presidía José Luis Espert, a punto de ser reemplazado por Alberto Benegas Lynch para que la batuta no quede en manos de Carlos Heller.
“Tanto el supuesto de inflación anual (10,1%) como el de crecimiento real del PIB (5%) lucen optimistas”, han señalado economistas de la Fundación Mediterránea. Es una advertencia que oculta una clavija decisiva para la historia por venir.
Presión opositora
Todo el arco opositor en campaña ha reclamado presupuesto a la Casa Rosada, con los ruidosos ejemplos de las rutas en mal estado o la emergencia sanitaria y las partidas universitarias.
No ofreció el oficialismo voces, horizontes ni argumentos convincentes para replicar la fundada embestida. Incluso cuando los datos oficiales de la Oficina de Presupuesto del Congreso revelan que los recortes a las jubilaciones fueron más dramáticos en los dos últimos años de Alberto Fernández, sin que hubiese reactividad legislativa.
José Mayans propone una repentina "soberanía" nuclear.Pero no toda la oposición es consistente con toda la embestida al oficialismo y su piedra basal de superávit fiscal. Un ejemplo es el proyecto de Unión por la Patria que impulsa José Mayans en el Senado, declarando de interés público y estratégico no enajenable, al desarrollo nuclear argentino. Es todo un mascarón de proa, verdadero rostro del modelo por el otro extremo.
¿Cuál oposición?
La atómica epifanía soberana del kirchnerismo es una condición que no se percibía cuando el gobierno de Cristina Fernández gestionaba plantas nucleares llave en mano de Rusia o China. El proyecto de Mayans se da de frente, en cambio, con el anuncio de US$25 mil millones de inversión de OpenAI.
Un anuncio norteamericano que, por cierto, llega en singular sincronía con el esquema de privatizaciones de centrales hidroeléctricas, que ofrecen energía y agua. Los dos insumos decisivos para el primer data center de IA en América Latina.
Demian Reidel, presidente de Nucleoeléctrica Argentina.Más aún, llega antes de que alcancen principio ejecutivo los reactores de baja potencia del Invap, que Demian Reidel imaginó diseminados por la Patagonia. Cabe recordar, de paso, que la encargada de negocios de la Embajada de EE.UU., Heidi Gómez Rápalo, así como una comitiva de congresistas de Estados Unidos, estuvieron en Bariloche el mes pasado.
El factor “inflación”
La ayuda de Scott Bessent se explica menos por la posibilidad de que el peso argentino sea atractivo, que por el interés geopolítico de Estados Unidos. Luis Caputo ha aclarado que “no piden nada a cambio”.
Un mercado de dólar sin cepo y nuevas reglas son la fórmula suficiente para que empresas norteamericanas realicen las inversiones que prometen, con la condición -natural- de disponer las ganancias. Son los escenarios que promueve LLA y encuentra explícita oposición “K”.
Pero, ¿cómo alcanzar esas nuevas reglas? Solo un ejercicio de negociación política podría procurar acuerdos, y es allí donde entra en juego la advertencia de los economistas del Ieral, Marcelo Capello y Gaspar Reyna, sobre el riesgoso optimismo de las pautas presupuestarias.
“Efectividades conducentes”
“Si la inflación termina más alta o el crecimiento se enfría, la historia fiscal podría cambiar: todo dependerá de cuánto se logre contener el gasto discrecional”, expusieron los economistas del Ieral.
Al 2,1% mensual, el índice de precios se anualiza por encima del 30%; el Banco Mundial redujo su proyección de crecimiento del PBI de este año del 5,5 % a 4,6 %, es decir un recorte de 0,9 puntos porcentuales. Y la economía recortó su evolución al 2% interanual en agosto según el ICA-ARG.
Los analistas de la Fundación Mediterránea recordaron que, a más inflación, habría más recaudación nominal “pero también más gasto automático”, así como “actividad más débil”. Reconocieron que el “gasto no automático” jugará entonces un papel decisivo para alcanzar el superávit primario de 1,6% del PBI previsto en el proyecto (el acuerdo con el FMI plantea 2,2%).
Pero es precisamente ese gasto no automático el que le daría a la Casa Rosada el “argumento” para negociar con la oposición (los gobernadores no kirchneristas) el estrecho paso de su debilidad política a los objetivos que reclaman Washington y el FMI: acumular reservas y sancionar las reformas tributaria, laboral y previsional.
Milei no tendrá legisladores suficientes para procurar su propósito. Tal vez traiga de Estados Unidos las efectividades conducentes para que -pasada la campaña, presupuesto mediante- los gobernadores remen menos hacia Moscú o Beijing, que con destino a Washington.