La inseguridad dificulta el acceso a algunos servicios

Cadeterías, deliveries, taxis y remises son algunos de los servicios que no ingresan en sectores de la ciudad donde la violencia y la inseguridad son moneda corriente. Las ambulancias, de noche, solicitan el acompañamiento de un patrullero y el servicio postal tiene empleados del lugar u horarios fijos de repartición.

En Loyola, Altos de Nogueras y Barranquitas Sur la gente trata de no salir a la calle cuando cae el sol. En Yapeyú se alarman por la cantidad de ``chicos y adolescentes que andan armados'' y reclaman una solución urgente que les permita vivir sin miedo.

En algunos barrios, la gente ya no puede moverse de su casa cuando oscurece. ``Por la inseguridad, el colectivo circula hasta las 11 de la noche. Después de esa hora no podés salir del barrio o tenés que recurrir a un vecino que te ayude si tenés una emergencia'', dijo una mujer de Altos de Nogueras.

Los taxistas y remiseros prefieren esquivar ciertas calles para no exponerse. ``En zonas peligrosas no entramos a la noche y algunos muchachos no quieren ingresar ni siquiera de día'', sostuvo Roberto Vázquez, secretario general del Sindicato de Choferes de Taxi.

Brindar el servicio por estos días ``es inseguro no sólo en la zona oeste sino en cualquier punto de la ciudad y a cualquier horario: nos han asaltado a la mañana, al mediodía, a la noche'', agregó Vázquez, quien mencionó que en los robos apuntan a llevarse la recaudación, las ticketeras o la base.

En Santa Rosa de Lima ``hay remises locales, truchos, porque hay zonas en donde los taxis no entran ni siquiera a la tarde'', comentó un vecino.

Una comerciante de San Agustín agrega que viven ``encerrados'' y atienden ``tras las rejas y con temor''. ``Los distribuidores llegan hasta acá pero siempre acompañados por custodios''. Y si hay algo que llamó la atención de los vecinos en los últimos días fue que ``la gente de la Municipalidad vino a cortar los yuyos también con custodios por miedo a que le roben las herramientas''.

En Loyola, otro vecino dice que a partir de las 21.30 que oscurece ``las mujeres sobre todo no pueden salir'' por la inseguridad y los remises ya no ingresan después de la medianoche.

Repartidores

La inseguridad también afecta a los repartidores. ``Se rechazan los pedidos que provienen de los barrios del oeste y noroeste como Yapeyú, San Lorenzo, Santa Rosa de Lima, parte del Arenal'', comentó Sol de cadetería El Rápido.

Hasta hace un año ingresaban ante el llamado de un cliente conocido, pero ahora ``lo estamos haciendo más riguroso'' para no exponer a los empleados. Nueve años atrás, cuando la empresa abrió sus puertas, ``la situación era totalmente distinta''. ``Teníamos un montón de cadetes mujeres y hoy en día tenemos menos que antes porque tienen miedo'', agregó Sol, quien comentó que ahora también son más rigurosos para contratar a los empleados y ya no basta el nombre y apellido para acceder al trabajo, ``ahora hay que pedir antecedentes''.

Una reconocida pizzería céntrica hace dos años que decidió incorporar el servicio de entrega a domicilio pero por razones de costos y, sobre todo de seguridad, no cubren todo el ejido urbano. ``Cuando se tomó la decisión de abarcar sólo un área determinada se hizo pensando en la inseguridad que hay en algunos barrios, para que el personal no corra riesgos'', afirmó la dueña del local, que brinda servicio hasta J.J. Paso, en el sur; Avenida Freyre, al oeste, Fray Cayetano Rodríguez al norte y la Costanera Vieja al oeste. Y la hora de envío es hasta las 12 de la noche.

Servicio postal

En la empresa OCA afirman que ``en líneas generales no se deja ningún barrio sin servicio sino que agotan todas las instancias''. ``Hay barrios en los que ingresamos de 9 a 11 de la mañana porque después se torna demasiado peligroso. En Villa Hipódromo hay momentos en los que no se puede entrar y en Alto Verde y Acería tenemos personas que son del lugar, pero por más que sean de la zona hacen el reparto en determinados horarios'', ejemplificó Carlos Pautazo, encargado de sucursal.

En algunos casos, los carteros requieren de la asistencia policial. En Santa Rosa, ``hay ciertos servicios como la entrega de paquetería y medicamentos que los tenemos que hacer a veces con presencia policial'', agregó Pautazo.

A los carteros ``les roban cualquier cosa: el bolso, el reloj, las zapatillas, el celular, los anteojos de sol, la correspondencia''. La situación empeoró ``de 10 meses a esta parte. Lamentablemente, antes uno decía que una zona era peligrosa y no podías ingresar, pero ahora los robos son en cualquier lado'', afirmó.

Custodiados

Las dificultades que tienen las ambulancias para circular de noche en algunos barrios preocupa a la gente. ``Entran de día, pero si alguna parturienta se descompone de noche, no tiene quien la atienda. Muchas veces es la policía la que hace de ambulancia. Un día, mi nuera tuvo una crisis de asma y como el remís que habíamos pedido no venía, fueron los efectivos los que tuvieron que llevarla hasta el Hospital Psiquiátrico'', contó una mujer de Yapeyú que pidió no ser identificada. Otros vecinos señalan que los servicios de emergencia llegan hasta la comisaría para buscar acompañamiento policial y poder brindar el servicio.

En Santa Rosa de Lima, ``cuando llamás a una ambulancia te piden que vayas hasta el dispensario o hacia las calles principales del barrio. O vienen hasta la comisaría y buscan un patrullero, si el caso es grave'', dice otro vecino.

El responsable de la Dipaes, Jorge Stettler, aseguró que muchos de los móviles ``para entrar a zonas complejas te plantean que los acompañe la policía, quieren alternativas para llegar a lugares complejos''.

Stettler trata de no estigmatizar y de adoptar una actitud más realista, que abandone el prejuicio: ``Hay que evaluar si realmente te lo plantean porque pasa. Yo estoy totalmente en desacuerdo en plantear zonas rojas, porque quizás hay lugares de casas puntuales de reincidencia con el delito, pero dejas una cantidad de gente que necesita el servicio sin la posibilidad de atención. No queremos hablar de zonas rojas, sino de algunos lugares específicos de reincidencia del delito''.

Y aporta una alternativa. ``Tenemos que lograr que la gente se apropie del servicio. Una ambulancia es para dar una respuesta de emergencia y solidaria para alguien que lo necesita. Esto implica trabajar con los vecinos, la formación de voluntarios en emergencia sanitaria, capacitar en cómo usar el servicio, cuándo y cómo activarlo'', sostuvo Stettler.

“Más que policía, creo que tenemos que llegar a un consenso con la gente de la comunidad que lo necesita y es su servicio, que sepa preservarlo. Y nosotros preocuparnos porque esa respuesta sea eficiente'', concluyó.