Esta mañana, en el auditorio del hospital José Bernardo Iturraspe, se presentó el proyecto edilicio del nuevo emplazamiento, el cual será construido en el parque Juan B. Justo, en la intersección de las avenidas Blas Parera y Gorriti. En el acto estuvieron presentes el ministro de Salud, Miguel Ángel Capiello; el de Obras Públicas y Vivienda, Hugo Storero; el arquitecto Mario Corea Aiello, creador del proyecto; el intendente Mario Barletta y las autoridades del centro de salud. Hacia el final, se hizo presente el gobernador Hermes Binner, con el fin de suscribir el acta fundacional del nuevo efector.
Una nueva historia
“Quiero presentarles a un arquitecto santafesino, rosarino, que por aquellas cosas de la oscura historia argentina de la dictadura tuvo que emigrar, y hoy está radicado en Barcelona; pero que tiene su corazón puesto en la provincia de Santa Fe. Al cual he aprendido a conocer y a querer a través del trabajo que hemos desarrollado en el nuevo hospital Clemente Álvarez de Rosario”: así introdujo Capiello al artífice de la idea.
Y afirmó: “Es un día tan importante porque empezamos a construir una nueva historia, una historia que podemos contarla y construirla todos nosotros; y que tiene que ser una continuidad de la historia que contaron y escribieron tantas mujeres y hombre allá por los fines del 1800 y principios del 1900, cuando se inauguró el hospital Iturraspe. Y nos sentimos orgullosos de escribir aunque sea una página de la salud pública de la provincia, y en el caso de nosotros de la ciudad de Santa Fe”.
“Preguntaban los señores periodistas qué vamos a hacer con el viejo hospital Iturraspe. Y yo les contaba que tuve que emigrar de mi ciudad natal, Santa Fe, para estudiar medicina en la ciudad de Rosario. Y hoy afortunadamente existe una Facultad de Medicina en esta ciudad, con la Universidad Nacional del Litoral. Estamos trabajando con el señor rector para ver si podemos constituir en la ciudad de Santa Fe un edificio de Facultad de Medicina” sostuvo, respondiendo una pregunta que flotaba en el aire.
Orígenes del proyecto
“Santa Fe y Rosario son mis dos tierras: yo soy graduado de la Universidad Nacional del Litoral en la sección de Rosario; tuve la suerte de ser profesor de arquitectura en Santa Fe; como deportista venía muy seguido, a competir en natación. Mi ciudad era Rosario, pero mi provincia era Santa Fe. Y hoy tener la fortuna de que el gobierno me convoque para ser parte de esta nueva gestión es algo que no se paga con nada”: así abrió el diálogo el arquitecto Corea.
Y relató: “El proyecto empezó con una visita muy larga, muy detallada de dos días; podría contarles cómo nos siguió un perro adentro de los quirófanos, cómo vi las instalaciones. Me fui con dos ideas muy claras: los médicos y enfermeras de este hospital son héroes (acá traés cualquier médico europeo y se va). Y la otra idea era este hospital que todos deben querer muchísimo (y lo entiendo) es inarreglable, porque el costo es tan alto que podría suponer casi el mismo costo de construirlo de nuevo. Y podrá ser remozado, pero será un hospital de estructura antigua”.
Sobre el nuevo emplazamiento, afirmó: “La nueva ubicación reúne para mí muchísimas posibilidades. Primero que nada: es el crecimiento de la ciudad; espero que no nos alcance demasiado pronto para que el hospital tenga su pulmón, pero está rodeado de espacios como el hospital Mira y López, una vieja estructura de un gran arquitecto argentino, Vladimiro Acosta; y el hospital Sayago, que es chiquito pero que está ahí, y todo este polo tiene esta tradición sanitaria; y a la larga va a tener que jugar un papel en este nuevo núcleo sanitario”.
Algunos datos
El nuevo centro de salud tendrá 160 camas, más que las 120 o 140 que se utilizan en Europa, según explicó Corea. El edificio se recostará sobre la parte trasera del predio, conservando todo lo que se pueda el espacio verde que se encuentra sobre Blas Parera, porque “esos árboles no se compran, habría que esperarlos 30 años; aparte esta protección verde a la tranquilidad del uso hospitalario es de suma utilidad”.
Está constituido por una serie de pabellones unidos por una calle pública (“la rambla”, un gran hall lineal) y una para los profesionales, con una construcción alargada detrás, destinada a todo lo que es servicios y dependencias. Toda la estructura tendrá dos plantas, con un nivel de servicios intermedio: por allí circularán todas las cañerías y servicios, de manera tal que las reparaciones grandes puedan hacerse sin comprometer el funcionamiento de cada sección.
Habrá dos accesos de emergencias sobre Gorriti, uno para las ambulancias y otro para quienes se acerque en auto particular, y un estacionamiento ubicado en el otro extremo de la edificación.
El paso de la luz
La estructura permite que, desde ex exterior o los patios internos, llegue luz natural a las habitaciones, oficinas y hasta los pasillos. La idea es evitar la privación del paso del tiempo que pasan las personas internadas. “Una vez un periodista me dijo ’pero esto no se parece a un hospital’. Justamente se trata de eso. Todo cambió: uno viene a que le hagan mantenimiento, no a que lo cuiden y lo ayuden a bien morir. Por eso la transparencia: que la gente sepa que el hospital es un organismo vivo, bien atendido, al que la gente acude. Para mí, psicológica y médicamente es un sine cua non. Hoy hacer un hospital con ventanitas chiquitas, oscuro, cerrado... Sé que va a costar más limpiar los vidrios que este hospital: bienvenido sea, porque va a entrar la luz solar, la gente va a ver el parque”.






























