Por Juan Carlos Haberkon - jchaberkon@ellitoral.com
Rafaela (Enviado Especial)
Hay, claro está, razones para justificar el entusiasmo de la gente de Atlético después del gol del triunfo de Rodrigo Depetris. Para comprender, el agitar de la banderas, el puño apretado, la sonrisa abierta y reconfortada. En el comienzo del segundo tiempo y hasta después del gol del empate de la visita, la gente había enloquecido y por eso insultaba a Esteban García y Fuentes, algo que no se veía desde hacía mucho tiempo en el Monumental. Llegó el gol de Depetris y todo volvió a la normalidad. Así de pasional es el fútbol y así de impaciente fue el hincha cremoso que se decidió por dos hombres: el técnico y el volante que reemplaza a Zanabria.
Anoche en el primer tiempo, Atlético, por momentos, demostró que luce cuando tiene la pelota en los pies. Cuando Ribolzi se encontró con Fraire, por izquierda, y con Gil por derecha. Cuando Visconti bajó unos metros y encaró con pelota dominada, cuando García hacía los relevos correctamente y Cáceres distribuía con acierto.
Pero hubo motivos para abrir algunos interrogantes. Sobre todo en el segundo tiempo en el que Atlético dividió la posesión y descansó, quizás demasiado, en los antes nombrados. El balance, por el triunfo y por el desahogo que significa llegar otra vez muy cerca del lote de punteros con paso ganador, es positivo. Pero eso, lo sabe Fuentes que dejó en la cancha a García cuando más lo ilustraron y la cosa le salió bien.
A CAI le queda como consuelo algún pasaje del segundo tiempo en el que ya no enganchó en el ida y vuelta que propuso Atlético. Los del sur del país cortaron, mordieron, trajinaron y pusieron en aprietos a su rival, sobre todo después del gol de Piñero cuando se jugaban apenas 9 minutos de la etapa final. Es más, terminaron comprometiendo el triunfo de Atlético. Pero no les alcanzó. No hubiese sido justo el empate. Lo que propuso el local, Atlético, incluso con altibajos, merecía un triunfo como el que se dio y de eso no hay discusiones.
La mejor versión de Atlético, la que agitó los corazones celestes y le arrancó un aplauso al hincha, se observó en la parte inicial. La movilidad de los volantes, la determinación de Ribolzi que actuó con un verdadero enganche que trajinó la zona media y distribuyó con acierto a los delanteros y volantes que lo acompañaban a tal punto que quebraron el orden que dispuso el equipo visitante. Y por eso llegó al gol: centro de Ribolzi desde la esquina para Zbrun que definiera de cabeza ante la mirada de los defensores para saber a ciencia cierta de quien era esa marca.
Ya en la parte final y después de la igualdad de la CAI, Atlético presionó hasta obligar a un retroceso de la visita, claro de tanto ir, López ganó por izquierda y con el centro atrás, Depetris definió ante la desesperación de Trípodi que insultó a medio equipo.
Cuando el árbitro Ruiz dijo basta, recién ahí el hincha desató la alegría del triunfo. Por el resultado, es cierto, pero también por el juego del primer tiempo. Nada mal para la vuelta a la victoria. Aunque ahora, todos lo saben, llegarán 13 severas finales que depositarán o no al equipo en el lugar de los objetivos trazados: el ascenso o la promoción. Nada menos.


































