Juan Carlos Haberkon | jchaberkon@ellitoral.com
El Litoral consultó a los fotógrafos sobre lo que se vive, pegado a la línea de cal, y ellos dieron su mirada acerca del tradicional clásico que finalizó con el resultado en cero.
Juan Carlos Haberkon | jchaberkon@ellitoral.com
Qué mejor, para enriquecer el análisis futbolero de un clásico como el que se jugó este domingo en cancha de Colón, que buscar la palabra de hombres vinculados al fútbol santafesino, su definición sobre el partido y el color de una jornada inolvidable. Palabras autorizadas que dejen su impresión de lo que ocurrió dentro del rectángulo de juego durante un encuentro que siempre es especial.
Ellos, los fotógrafos de nuestro Diario, ven lo que el resto no ve. Ellos, escuchan lo que 30.000 almas no consiguen. La discusión de jugadores, el reto del árbitro para un jugador determinado o el mandato de los técnicos para con sus dirigidos. Pequeños grandes detalles que sólo ellos pueden contar.
Con matices propios del pensamiento de cada uno, en líneas generales todos consideraron que el resultado final fue un resultado justo por lo que hicieron ambos equipos y que el color del partido quedará inmortalizado en cada imagen.
Las combas y la fuerza (Mauricio Garín)
Lo que me asombra es ver las combas que le pueden dar los jugadores de buena pegada. Es increíble cómo la pelota va con rosca y cambia la dirección. En este partido me soprendió la fuerza de Damián Martínez y de Andrada. Son macizos, van con alma y vida. Y en Colón la calidad técnica de Estigarribia y como usa su cuerpo para cubrir la pelota y saltar. Y como el “chiquitín” de Escobar puede ir pelear una pelota. También ver a los jugadores de cerca te hace dar cuenta de que son pequeños atletas y no tan grandes como lo muestra la televisión. También nos toca sentir como el público le grita con alma y vida. Apenas iban 5 minutos y un hincha de Colón empezó a gritar solo “Vamos Colón, a no achicarse”. Lo repitió hasta los 30 minutos del primer tiempo. Después su voz empezó a apagarse. No pasó mucho en este partido. Otro empate...Pero como reporteros gráficos es fundamental estar concentrado hasta el final y luego cuando llegamos a la redacción con los compañeros de Deportes, hacer un edición de acuerdo a cómo se desarrolló el encuentro.
Faltó el folklore (José Almeida)
Me ubiqué cerca del banco de Domínguez que es un técnico que aprovecha siempre un parate del partido para dar indicaciones. Lo que me llamó la atención fue el aliento de Madelón para Peano cuando se lesionó Papaleo. Hasta ese momento no se sabía si debía ingresar o no, pero mientras tanto el técnico no paraba de hablar con él, lo alentaba todo el tiempo. También llamó la atención cuando ingresaban los equipos y el profesor de Colón los arengaba diciendo que era el día de ellos y que había que ganar el partido. Pensé, como los alienta a estos muchachos que son suplentes. También me llamó la atención el respeto de Madelón para con los jugadores de Colón una vez finalizado el partido. El encuentro no fue bueno y eso lo hizo saber la gente de Colón con una salida fría y sin mucho para festejar. Los clásicos más lindos son los que se juegan con públicos de ambos equipos. En ese contexto se ve el folklore y eso faltó una vez más.
Un pobre partido (Manuel Fabatía)
Elijo la frase que le dijo Madelón a los jugadores de Colón cuando finalizó el partido: ‘buen partido muchachos, que tengan un buen año’. Como estaba cerca el banco de Unión escuchaba las órdenes de Madelón todo el tiempo: ‘subir y bajar’ las palabras más utilizadas por el DT rojiblanco. El ambiente ya no me sorprende. El de este domingo fue un estadio repleto de hinchas de Colón con lo que no hubo duelo de hinchadas como en otros partidos. No fue bueno el partido me parece que ambos tienen para dar más de lo que mostraron ayer.
Amor y fanatismo (Pablo Aguirre)
“El DT de Unión Leonardo Madelón, esperó a los árbitros al final del primer tiempo para agradecerles el gesto de tomarse unos minutos y mantener detenido un partido de la relevancia del clásico, mientras los asistentes médicos atendían al arquero visitante, Joaquín Papaleo. Más allá del partido, que en líneas generales fue discreto, y del gran marco de público de la parcialidad sabalera, hace falta en estos clásicos la presencia de las dos hinchadas ya que son los propios hinchas los que le dan ese sabor especial de mezcla de amor y fanatismo a estas fechas tan especiales.