El jueves 28 por la mañana, en la sala Agustín Zapata Gollán del Concejo Municipal de Santa Fe, se hizo entrega del “Beneplácito por la trayectoria” a la soprano santafesina Daniela Tabernig, hoy residente en Málaga, España.
El jueves, en una ceremonia íntima, los ediles entregaron el “Beneplácito por la trayectoria” a la soprano, hoy residente en España. En la ocasión, charló con los presentes sobre ese camino que la llevó a los grandes escenarios, su pasión artística y sus sueños de hacer crecer la actividad lírica en el país.

El jueves 28 por la mañana, en la sala Agustín Zapata Gollán del Concejo Municipal de Santa Fe, se hizo entrega del “Beneplácito por la trayectoria” a la soprano santafesina Daniela Tabernig, hoy residente en Málaga, España.
La presidenta del Concejo, Adriana “Chuchi” Molina (quien más tarde le entregaría el diploma correspondiente), afirmó en la previa: “Es muy emocionante; lo vemos además como una obligación nuestra, como representante de la ciudad. Siempre tratamos de reconocer a todas aquellas personas que suman, que hacen aportes, que son embajadoras en la ciudad, que te da más orgullo: esa que canta tan lindo, ¿de donde es?. De Santa Fe. O que pinta tan lindo o que tiene ese arte. Así que para nosotros es un orgullo que hagas todo lo que hacés, y que además nos acompañes hoy”.
El concejal Ignacio Laurenti, uno de los impulsores de la iniciativa, fue más allá: “Creo que el reconocimiento podría ser mucho mayor incluso, pero nos apremiaban un poco los tiempos y arrancamos por la trayectoria. Como decía Chuchi: los santafesinos siempre nos sentimos orgullosos de decir: “Mirá qué buena representante tenemos en el mundo”. Porque en tu caso trascendiste las fronteras, estás instalada en otro país; y desde allí todo lo que viajás: no quedás mucho tiempo en tu casa. Nos pone más que orgullosos saber que tenemos una buena representante santafesina; y que (más allá de llevar la música) lleva nuestras pasiones, nuestra cultura: seguramente con alguien hablás del liso, del alfajor santafesino, o de las cosas que muy posiblemente extrañes de nuestra ciudad, hasta incluso tal vez el calor, la humedad y los mosquitos. Que a veces renegamos, pero se termina extrañando cuando uno está tan lejos”.
Por su parte, el edil Carlos Suárez destacó: “Tiene que ver con reconocer todo el camino que tuviste, que fue de mucho sacrificio, por un montón de cosas. Primero porque es una especialidad, no es algo que vos salís lo puede hacer en cualquier lugar. Eso exigió seguramente sacrificio: dejar de lado cuestiones personales incluso. Y la trayectoria lo que reconoce es eso: ese sacrificio de un camino que en definitiva es lo que nos interesa mostrar y plantear; porque a todos nos gusta decir ‘es de Santa Fe’, sacar pecho.
Pero más allá de eso creo que la trayectoria, el ejemplo de vida, es lo que tiene que ser inspirador. Así que felicitaciones por el esfuerzo; los éxitos y el nivel alcanzado, por supuesto, te ponen en otro lugar, pero todo eso tuvo un principio. Esa trayectoria de vida se construye con muchas cosas: claramente con el potencial, la voz, todo lo que tiene que ver con lo concreto; pero también con esas pequeñas cosas. Significa que aquel sigue lo que quiere, que sueña, le importa muy poco dónde esté en el principio”.
El docente y gestor cultural Daniel Otero, otro de los impulsores del reconocimiento, agregó: “Daniela es el triunfo de la perseverancia, de la humildad principalmente, que es lo que le reconoce la prensa y nosotros; pero es un triunfo de la educación pública. Ella cantaba con el profesor (Héctor) Rotger en el coro de la escuela Almirante Brown. Ella ha estado en conciertos, en escuelas, en lugares públicos; ha cantado gratis muchos años. Ha dado lecciones, no solo de música y de canto, sino también de solidaridad, de empuje, de arrastre y de cómo se deben hacer las cosas.
Lo del Colón vino después, lo de Europa vino después; pero hay una matriz santafesina que el día que se escriba la historia de ella va a estar bien reflejada, que tiene que ver con la esencia y los valores que salieron desde Santa Fe, desde la escuela pública, desde los educadores públicos”.
Consultada sobre su formación, contó Tabernig: “Cuando salí de la escuela me preparé para ingresar a la escuela Constancio Carminio de Paraná para estudiar educación musical, porque todavía no sabía bien qué tipo de estilo quería cantar.
Siempre supe que quería cantar: me gustaban distintas cosas; no conocía eh la ópera. La conocí de grande, cuando terminé la secundaria y mis maestros de canto me dijeron: ‘¿No te interesaría estudiar ópera?’. Y yo: ‘¿Qué es eso exactamente?’. Ahí me empezaron a compartir grabaciones, a explicar todo, y me enamoré.
Veo que en el Teatro Colón (o en otros teatros) llevan escuelas enteras a ver funciones, y los chicos desde chiquitos tienen la posibilidad de escuchar a cantantes líricos o ver orquestas en vivo. Ahí se despiertan muchas vocaciones, muchas inquietudes.
Toda mi educación fue en base a becas en escuelas públicas: en la Universidad del Litoral, la Constancio Carminio en Paraná y luego el Teatro Colón, son todos organismos públicos. A lo largo de este proceso, que comenzó en el Almirante Brown, me fui dando cuenta de que la ópera era lo mío, por prueba y error. Hasta que llegué al Teatro Colón y finalmente me di cuenta de que eso iba a ser el camino.
Que no es solamente ópera: también hago música popular; no es lo que más hago, pero me gusta mucho, porque todos debemos hacer de todo un poco.
Cuando se le mencionó el trabajo de los Tres Tenores (Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras), afirmó que “ellos recordaron cuál es la raíz de la ópera, que es popular. A lo largo de los siglos se fue torciendo un poco esa esencia; y es el día de hoy que todavía los que estamos dentro de la ópera no logramos revertir esa situación”.
En la charla con los presentes en el acto, la cantante consideró que “este reconocimiento sirve como inspiración para todos esos jóvenes que quieren emprender este camino, y que ya se encuentran desde el comienzo con dificultades. Es muy importante llevar el mensaje a todos y todas de que se puede soñar: que con sacrificio, esfuerzo y estudio se puede llegar. Pero también se necesita la contención de los profesores, las instituciones, la familia. Cuando a veces no están esas contenciones, siempre es bueno el mensaje; porque a veces algo que uno leyó o vio sirve de disparador para que esa persona salga adelante. Sobre todo en la ópera, en la música académica, que a veces no tiene todo el espacio que debería tener”.
Recordó que en pandemia fue una de las fundadoras (y vicepresidenta) de la Asociación de Cantantes Clásicos de la República Argentina: “Una experiencia muy buena que nos hace ver una vez más que la ópera es para todo el mundo, y que no necesita estar en tampoco en espacios tan académicos. Hicimos un ‘Líricos a la gorra’ cuando los teatros estaban cerrados, que los artistas no teníamos donde expresarnos.
Fuimos un grupo de cantantes del Teatro Colón a las escalinatas de la Facultad de Derecho a cantar ópera. Y todos los fines de semana íbamos hasta que hicimos un concierto para 300 personas en donde iban niños, señoras que iban al Teatro Colón que se llevaban sus reposeras, sus mantitas; los chicos que estaban trabajando en el delivery.
Era un crisol de gente escuchando Wagner, Mozart; homenajes a Piazzolla. Fue el Ballet Folclórico Nacional, fueron bailarines del Colón: todo a pulmón para visibilizar el arte lírico, la danza; y que la gente entendiese lo importante que es tener espacios para poder comunicarnos de esa forma, que en ese momento no existían. Fue una experiencia muy hermosa y sería muy interesante que se contagie: de hecho lo hicimos en distintas partes del país y estaban todos muy emocionados con los resultados”.
Además de mostrar la realidad laboral de los cantantes líricos, fue una forma de desacralizar la actividad: “Hicimos conciertos en Colón, Entre Ríos. la municipalidad nos ayudó; aquí también: lo hicimos en las escalinatas del Teatro Municipal”.
También fue momento para compartir su actualidad artística: “Vengo de Brasil, hice dos óperas en el Teatro San Pablo (‘Le Villi’, de Giacomo Puccini, y ‘Friedenstag’, de Richard Strauss). Estuve 45 días, que es más o menos lo que lleva organizar cada producción. Pasé por Buenos Aires a hacer un par de conciertos y ahora me estoy yendo a Málaga para preparar las próximas óperas: voy a hacer ‘Suor Angelica’ en Aix-en-Provence y en Marsella, en Francia. Es una ópera de Puccini, un compositor que canto mucho, soy un poco especialista en él. Y cuando termino ahí me voy a hacer ‘Madama Butterfly’ al Teatro Municipal de Río de Janeiro: una ópera que tuve la suerte de cantar muchas veces, hace dos años en el Teatro Colón, anteriormente en el Teatro Argentino de la Plata.
El año que viene se está terminando de armar; hay un estreno de un compositor argentino, (Oscar) Strasnoy: ‘Demencia’ se llama la ópera; voy a tener que estudiar mucho porque son obras difíciles los compositores contemporáneos”.
Sobre cuánto lleva preparar un rol operístico, contó: “Ahora tuve el desafío de hacer dos óperas en una misma noche, en dos idiomas distintos, italiano y alemán. Completamente diferentes los personajes; cada una dura una hora diez. Una es de las óperas en habla alemana más difíciles que se han escrito, así que estuve cinco meses estudiando. Y después el mes y medio que lleva la producción. Son más o menos seis meses estudiando, memorizando dificultades técnicas, del idioma, musicales.
Hay óperas que son más fáciles, que por ahí en un mes, uno las estudia; pero generalmente lleva tiempo ponerlas en gola, lleva años. A medida que las vuelve a cantar, siempre hay que seguir estudiando, corrigiendo. Y después también está la exigencia del público conocedor, que son bastante estrictos: muchos conocen mejor la obra que uno mismo (risas). Han viajado por todos lados escuchando a grandes cantantes, tienen las grabaciones de los divos de todas las épocas incrustadas en la memoria.
Siempre fui muy defensora de las personalidades de cada uno: cuando me subo al escenario soy yo y lo que tengo para darles: lo hago con mucho cariño. No soy de estudiar mucho con grabaciones, para que no se me pegue. Trato de mantener mi estilo, mi personalidad.
Es difícil, a veces hay mucha presión: todos están esperando que vos des el 100 %; somos seres humanos y a veces estamos al 100, a veces al 90 o al 80. Parte de la gracia de tener esta experiencia es decir: ‘Puedo pilotearla; este como esté, voy a salir del escenario y voy a dar todo para que la gente se vaya contenta’”.
En cuanto a sus anhelos personales y colectivos, relató: “Mi sueño es poder seguir cantando toda la vida: ese siempre fue mi sueño desde que tengo cinco años. No tengo el sueño de ser la cantante más famosa, pero sí de poder transitar la experiencia que es cantar en distintas partes del mundo, tomar contacto con distintas culturas, conocer gente y a partir de eso generar nuevos proyectos. A mí me encanta la ópera, pero siempre sueño con hacer mis propios espectáculos, que contengan distintos tipos de expresiones artísticas, distintos estilos de música.
Ahora en Málaga nos hicimos un grupo de amigos músicos que se juntan a improvisar. Y es una locura, porque yo nunca había hecho eso. No es improvisar jazz, sino que improvisan sonidos, paisajes sonoros. Con mi voz hago cosas, texturas; uno empieza a descubrir un mundo nuevo, y de ahí van surgiendo ideas”.
Pero no se queda en lo individual: “Otro sueño que comparto con la presidenta de la Asociación de Cantantes Líricos (Alejandra Malvino) es poder llevar a cabo leyes que nos contengan más a los profesionales de la música académica; sobre todo a los cantantes solistas que estamos un poco desprotegidos, para que la dignidad laboral de los cantantes líricos de todo el país sea mejor.
Y que en Argentina se abran más espacios para que se pueda hacer más espectáculos de música académica. En Argentina tenemos una cantidad de teatros y de salas preciosas en cada pueblo, en cada ciudad; trabajamos (muchos lo han querido hacer, pero es muy difícil) para que la red de teatros de toda la Argentina trabajen cada vez más en equipo, y que se puedan hacer giras, con recursos nacionales: si hay algo que nos sobra es talento”.
En lo que refiere a “pendientes”, Daniela comentó: “La semana pasada estuve reunida con el director del Colón (Gerardo Grieco) y surgió ‘Manon Lescaut’ de Puccini: es una ópera que a mí me gustaría estrenar, porque he hecho casi todas las óperas de Puccini, pero esa es una de las que de las que me faltan cantar. Después ‘Elektra’ de Strauss: es otra ópera que es muy difícil y que me gustaría mucho hacer en un futuro.




