Miércoles 26.6.2019
/Última actualización 9:26
El viernes, desde las 21, La Delio Valdez se presentará en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). En el marco de la celebración por sus diez años de recorrido con cuatro discos editados, la orquesta de cumbia quiere compartir su música con todos los que han sido parte de esta década bailada.
Las anticipadas están a la venta a través de sistema Ticketway y sus puntos de venta físicos: Credifé (Santa Fe, Rafaela y Esperanza), Nexon Santa Fe (sucursal Aristóbulo del Valle sucursal Peatonal San Martín), Nexon Paraná (Centro), Nexon Santo Tomé. También se pueden comprar en boletería de Tribus, de miércoles a domingo desde las 18.
Antes del show, el clarinetista Santiago Moldovan le contó a El Litoral sobre la actualidad de la orquesta, sus diez años de trayectoria y su identidad musical y social.
—Están presentando “Sonido subtropical”. ¿Qué particularidades tiene este cuarto disco?
—Creo que “Sonido subtropical” es un disco que marca un quiebre en la historia de la banda, si bien en nuestros discos anteriores siempre hubo composiciones propias, la orquesta se caracterizó generalmente por versionar cumbias clásicas del repertorio latinoamericano, “Sonido subtropical” está coformado por 11 canciones originales íntegramente compuestas por nosotros. Nos parece que con este disco La Delio termina de definir una identidad y una voz propia que venía amasando hace muchos años y creo que finalmente nos permite definirnos como una referencia cumbiera más de las tantas que ha dado nuestro país y todo el continente. Estamos muy contentos con el resultado y con la respuesta que ha tenido en general.
—¿Cómo fue el proceso de gestación del álbum, y cómo se fueron sumando los invitados?
—Grabar un disco con canciones nuestras era algo que siempre quisimos hacer y fuimos dilatando varias veces. Necesitábamos poder depositarle bastante de nuestra energía creativa y que no esté dividida en varios frentes como muchas veces nos pasa. Así que definimos que por seis meses íbamos a trabajar ensayando exclusivamente canciones nuevas. Siempre alguno de nosotros, traía el esqueleto de la canción ya que no es fácil componer de a 15. En la sala íbamos puliendo estructuras y arreglos. Llegamos a tener hasta 30 canciones que después pasaron por un filtro de selección grupal y quedaron estas 11.
En cuanto a los invitados algunos fueron una búsqueda especifica porque las canciones los pedían y otras fueron felices encuentros casuales. Mientras estábamos grabando el disco en el estudio, en el estudio de al lado estaba el Chango Spasiuk, se acercó y desde la puerta nos dijo que le encantaba la banda y que si alguna vez tuviera que volver a casarse, le encantaría que fuéramos la banda que amenice después de eso fue imposible no quedar caretas e invitarlo a hacer algo.
—Encontraron una síntesis entre la raíz colombiana y un sonido moderno. ¿Cómo se llega a esa mixtura?
—Creo que hemos llegado caminando y con el paso de los años. La formación de la orquesta por los vientos y los tambores remite a las orquestas clásicas colombianas, con los años hemos ido tocando y aprendiendo el repertorio colombiano, ahí está la esencia del ritmo el swing, el baile, la hermandad. Pero también es un género muy noble que admite mucha fusión y transformación, y para llegar desde Colombia a la Argentina la cumbia pasó por muchos otros países, generando en cada uno una versión y una manera de tocarla diferente. Evidentemente vivimos en otra época y en otro lugar, estamos influidos por músicas de todo el mundo y por nuevas tecnologías. Llevando siempre la cumbia al frente como principal valor creo que la Delio termina siendo el tuco que expresa la mezcla de todas esas cosas.
—La cumbia argentina tenía más diálogo con la cumbia peruana y tradiciones propias. ¿Cómo fue abrir un lugar para el sonido de ustedes?
—Fue muy natural, al fin y al cabo siempre estamos hablando de cumbia y la raíz es común, hay muchísimas expresiones diferentes en nuestro país que son valiosas. ¡Lo importante es que sean sinceras, legítimas y estén hechas con amor!
—¿Hay algo de circularidad en el segmento de homenaje a Gilda que hacían? El sonido caribeño tributando al mito argentino.
—Creo que fue un desafío que nos propusimos como músicos y que pudo llevarse a cabo por lo mágica y popular que es la música de Gilda. Queríamos adaptar para los muchos instrumentos de nuestra orquesta la música de Gilda, que es para nosotros una de las mas importantes referentes de la música popular argentina, el grupo de Gilda tenía una formación más tradicional y la adaptación fue absolutamente posible porque las canciones son muy buenas: cuando la materia prima es buena todo el resto se vuelve muy sencillo.
—Vienen de diversas formaciones y educaciones musicales. ¿Cómo llegaron a encontrar un lenguaje en común?
—¡El lenguaje de la música es uno solo! Por más que se aprenda en diferentes lugares y de diferentes maneras siempre es posible comunicarse, por eso no importa el idioma que hables o de donde vengas a la hora de tocar música, todo se reduce a vibrar y estar en sintonía con los demás, tocar en un grupo grande es un ejercicio de mucho enriquecimiento humano, aprendés a ocupar diferentes roles y a dejar de ocuparlos en distintos momentos. Y como dije antes, la cumbia es un ritmo muy noble que nos permite poner la individualidades al servicio del todo, siempre con humildad, amor y respeto!
—Van a grabar un disco en vivo en el Gran Rex. ¿Es una forma de capturar la magia del vivo de La Delio?
—¡Sí, totalmente! La idea es un poco tratar de poder registrar un poco la potencia que tiene La Delio en vivo, capturar lo que se genera en los cumbiones: el encuentro, el baile, el éxtasis y el goce y poder llevarte un poquito de eso para escucharlo en tu casa o donde quieras. Además nosotros somos una banda que toca mucho mucho en vivo, y vivimos mayormente de eso, así que es algo que teníamos que hacer.
—Están celebrando los primeros diez años de trayectoria. ¿Cómo los encuentra en aniversario?
—Realmente muy felices y con la sensación de estar un poco más maduros y más asentados. El proyecto tiene una estructura importante que hoy se sostiene sólidamente y eso nos permite proyectar y ponernos a crear con más facilidad que en otros momentos. También es un poco la sensación de que estamos tachando sueños cumplidos de una larga lista y que tenemos el deseo y el compromiso para seguir trabajando y tachando varios más.
—¿Pensaron cuando arrancaron que iban a lograr ese reconocimiento dentro y fuera del país, y compartir escenarios con figuras como Totó La Momposina?
—La verdad que no, todo comenzó como comienzan tantos grupos de amigos, tocando esta música por puro placer y sin esperar mucho a cambio. En el camino La Delio se volvió una forma de vida y también un trabajo. Creo que una de las claves del porqué la Delio se sostiene y funciona después de 10 años es que ese placer está intacto, y porque a pesar de muchas noches muy largas y muchos kilómetros recorridos somos conscientes de lo afortunado que somos de poder vivir haciendo algo que nos apasiona.
—¿Cómo se gestiona un grupo tan grande?
—Es un trabajo permanente, el grupo siempre en crecimiento y mutación, se trata de tratar siempre de tener empatía con los demás, de entender los momentos, los deseos y las limitaciones. Muchas veces hay que dejar el ego de lado y no siempre es fácil, pero al final es totalmente enriquecedor. Le recomendamos a todo el mundo, no sólo a los artistas, que trabajen cooperativamente. Es una experiencia impresionante y muy positiva, te ayuda a crecer personalmente y además los logros grupales siempre son más trascendentes y modificadores que los individuales.
—Se han manifestado políticamente (por la IVE, contra Jair Bolsonaro). ¿Es este compromiso parte de la identidad del grupo?
—Sí, desde el comienzo lo hemos hecho con diferentes causas y posturas. En los inicios de La Delio tocábamos mucho en la universidad de Buenos Aires en defensa de la educación pública, tocamos también en cárceles y psiquiátricos, participamos todos los años en el homenaje a Maxi Kosteki y Darío Santillán en el puente Pueyrredón, estuvimos tocando en la vigilia por la sanción del aborto legal y este año con los trabajadores despedidos de Clarín.
Como se dice habitualmente lo personal es político, nosotros somos músicos pero vivimos en este país y en este mundo y estamos atravesados por todas las cosas que ocurren. Creemos además en el poder transformador de la música y de la cumbia, como herramienta para llegar a las personas y sanarla aunque sea por un rato de las cuestiones que las agobian. Desde nuestro lugar tratamos de aportar una parte.
—¿Qué se viene para el futuro de La Delio Valdez?
—La idea es poder seguir generando material nuevo y canciones propias, ¡“Sonido Subtropical” nos dejó muy manijas! Y además tenemos la firme intención de seguir recorriendo nuestro país y el mundo entero, ¡para que cada vez seamos más cumbiamberos!
Cuenta con una sección rítmica de seis músicos (Pedro Rodríguez: voz, timbal con bombo y tambora; Sebastián Agüero: tumbadoras; Tomás Arístide: güiro y/o maracón, Marcos “Pollo” Díaz: bongó y tambor alegre; Manuel Cibrián: voz y guitarra: León Podolsky: bajo eléctrico); una sección de siete vientos (Agustina Massara: saxo alto; Pablo Broide: saxo tenor y maracón; Santiago Moldovan: clarinete; Milton Rodríguez y Damián Chavarría: trombones, Pablo Vázquez Reyna y Agustín Zuanigh: trompetas). En cada presentación se suman cantantes invitados; actualmente cuenta con las voces de Ivonne Guzmán (Colombia, ex Bandana) y Black Rodríguez Méndez (Argentina), junto a la participación especial de Tilsa Llerena (Perú).