Luca Prodan, el extranjero que se convirtió en una leyenda del rock nacional
A 38 años de su muerte, el líder de Sumo sigue siendo una figura mítica de la música, con una vida marcada por excesos, genialidad y un amor genuino por la Argentina.
Luca Prodan, el extranjero que se convirtió en una leyenda del rock nacional
Luca Prodan nació en Roma en 1953, hijo de padre italiano y madre escocesa. Fue educado en Escocia, en el prestigioso colegio Gordonstoun, el mismo donde estudiaron miembros de la realeza británica. En su juventud vivió en Londres, donde formó parte de la efervescente escena punk del momento y trabajó en una disquería mientras comenzaba a experimentar con la música.
Afectado por la adicción a la heroína y golpeado por el suicidio de su hermana, Luca tomó una decisión drástica: abandonar Europa para rehacer su vida en un lugar completamente distinto. Así fue como en 1980 llegó a la Argentina, invitado por un amigo argentino. Buscaba paz, pero terminó encontrando algo más profundo: una nueva forma de vida y una conexión visceral con la cultura local.
Luca Prodan fundó Sumo en Argentina.
El nacimiento de Sumo y la explosión del under
En Argentina, primero se instaló en las sierras de Córdoba y luego se mudó a Buenos Aires. Fue allí donde gestó lo que sería una de las bandas más disruptivas y originales del rock nacional: Sumo.
Con una mezcla poderosa de punk, reggae y post punk, sumado a letras en inglés y una actitud contracultural, Sumo irrumpió en la escena con una energía arrolladora. Acompañado por músicos que luego marcarían el rumbo del rock local como Germán Daffunchio, Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Roberto Pettinato, Luca lideró un proyecto que cambió las reglas del juego.
Canciones como "Divididos por la felicidad", "Los viejos vinagres", "La rubia tarada" y "Mejor no hablar de ciertas cosas" se convirtieron en himnos generacionales que aún suenan y sirvieron como inspiración a grandes artistas de rock nacional actuales.
Prodan era un artista visceral. Su figura escénica era tan poderosa como su personalidad fuera del escenario: frontal, sin pelos en la lengua, desbordante de carisma y siempre dispuesto a romper con lo establecido.
Las historias que lo rodean son tan inolvidables como sus canciones: desde su particular forma de relacionarse con la policía o con los medios, hasta sus respuestas filosas y su humor ácido. Luca vivía sin filtros. No era un personaje: era él mismo, con toda su complejidad y humanidad a flor de piel.
Su figura es homenajeada en murales, documentales, canciones y libros. Crédito: BA Street Art.
Una huella que sigue viva
Luca murió el 22 de diciembre de 1987, a los 34 años, producto de un paro cardíaco. Su muerte marcó el fin de Sumo, pero el comienzo de un mito. Sus compañeros siguieron caminos distintos y fundaron bandas fundamentales como Divididos y Las Pelotas, que mantuvieron vivo el fuego iniciado por Prodan.
Hoy, su legado sigue creciendo. Su figura es homenajeada en murales, documentales, canciones y libros. También se multiplican los recuerdos y las anécdotas, que revelan la profundidad de un artista que, siendo extranjero, entendió y reflejó como pocos el espíritu del rock nacional.
Luca Prodan fue mucho más que el cantante de una banda icónica: fue una chispa encendida en el momento justo. Un extranjero que eligió la Argentina para reinventarse y, sin proponérselo, terminó marcando a fuego la música de todo un país. A 38 años de su partida, su voz, su actitud y su arte siguen siendo faros para nuevas generaciones de músicos y oyentes.