"La Voz de América", eterna en el corazón argentino: Mercedes Sosa cumpliría 90 años
Desde sus humildes comienzos en Tucumán, "La Negra" se convirtió en un ícono musical latinoamericano, dejando un legado que trasciende generaciones. Su prolífica carrera le valió numerosos reconocimientos, incluyendo tres premios Grammy Latinos, además del Gran Premio CAMU-UNESCO y el Konex de Brillante como Mejor Artista Popular de la Década, entre otros.
"La Voz de América", eterna en el corazón argentino: Mercedes Sosa cumpliría 90 años
Haydeé Mercedes Sosa, "La Negra", la inigualable voz que trascendió fronteras y se convirtió en el faro de la música latinoamericana, hoy cumpliría 90 años. Desde su humilde origen en San Miguel de Tucumán, "La Voz de América" forjó una carrera que la llevó a ser reconocida como una de las artistas hispanohablantes más influyentes del continente, dejando un legado musical y humano que resuena hasta nuestros días.
De "la Marta" a "la Negra": los primeros acordes de una leyenda
Nacida el 9 de julio de 1935, Mercedes Sosa fue hija de Ernesto, zafrero, y Ema, lavandera, en el seno de una familia de extrema humildad y trabajo. Desde pequeña, la radio era su compañera, y las voces de Lolita Torres, Lola Flores y Miguel de Molina, sus maestros invisibles.
"Busco en mi pasado y siempre me veo cantando. Cantando en mi casa, cantando en la escuela, cantando en los velorios (…) Cantaba porque sí, sin darme cuenta, porque me salía", confesaba en una entrevista Mercedes, revelando la espontaneidad de su vocación.
Su primera aparición pública fue a los doce años, interpretando el Himno Nacional Argentino en la escuela, donde su profesora Josefina Pesce de Medici vislumbró en ella el potencial para la ópera. Sin embargo, el destino de "La Negra" estaba marcado por otro camino: "Por suerte me convertí en una cantante popular", afirmó, forjando su identidad con la gente.
A los catorce años, bajo el seudónimo de Gladys Osorio, nombre de su amiga y la abanderada de su escuela para evitar ser reconocida por su padre, ganó un concurso en Radio LV12, marcando el inicio de su carrera profesional y firmando su primer contrato tras la insistencia del director de la radio. A pesar de la pobreza que marcó su niñez, Mercedes siempre resaltó el amor familiar: "No teníamos nada, pero teníamos el amor de nuestros padres. La pobreza y el casi hambre cuando hay amor, duelen, pero no dejan las heridas del resentimiento".
La consagración de una voz comprometida
En la década de 1960, junto a su esposo Manuel Oscar Matus y Armando Tejada Gómez en Mendoza, Mercedes Sosa fue cofundadora del Movimiento del Nuevo Cancionero en 1963, una corriente que revolucionó el folclore nacional al proponer una música arraigada en las vivencias del hombre común, lejos de las modas pasajeras. Bajo este nuevo sello independiente, se publicó su primer disco, "Canciones con fundamento".
"Cantaba porque sí, sin darme cuenta, porque me salía", decía "La Negra". REUTERS/La Gaceta
Un hito crucial en su carrera fue su debut en el Festival de Cosquín en 1965, a sus 29 años, gracias a la generosidad de Jorge Cafrune, quien la impulsó a pesar de la reticencia de la comisión por su afiliación al Partido Comunista. Esa actitud de Cafrune se convertiría en una constante en la vida de Mercedes, quien siempre apadrinaría a nuevos talentos.
Su discografía se enriqueció rápidamente con álbumes emblemáticos como "Yo no canto por cantar" (1966), y su voz trascendió fronteras con giras exitosas por Estados Unidos y Europa en 1967. Durante este período, conoció a Ariel Ramírez, con quien colaboró en "Mujeres Argentinas" (1969), un disco homenaje a figuras históricas femeninas. También incursionó en el cine, participando en filmes como "El Santo de la Espada" (1970) y "Güemes, la tierra en armas" (1971), donde encarnó a Juana Azurduy.
Sin embargo, su compromiso social y político la convirtió en blanco de la censura. Desde 1975, integró la lista de "artistas subversivos" de la Triple A, lo que culminó en su detención y la de su público en un concierto en La Plata en febrero de 1979, forzándola al exilio entre París y Madrid. Su esperado retorno a los escenarios argentinos fue el 18 de febrero de 1982.
Los años siguientes marcaron una apertura a nuevos géneros, acercándose al público más joven con su memorable interpretación de "Yo vengo a ofrecer mi corazón" de Fito Páez, y colaboraciones con artistas de la talla de Milton Nascimento y León Gieco en "Corazón americano". Su generosidad y apertura a las nuevas tendencias la llevaron a compartir escenarios y grabaciones con figuras del rock nacional como Charly García, Gustavo Cerati y Luis Alberto Spinetta, y artistas internacionales como Shakira, Caetano Veloso y Joan Manuel Serrat en sus últimos trabajos, "Cantora 1" y "Cantora 2".
Su prolífica carrera le valió numerosos reconocimientos, incluyendo tres premios Grammy Latinos por "Corazón libre" (2006), "Cantora 1" (2009) y "Deja la vida volar" (2011), además del Gran Premio CAMU-UNESCO y el Konex de Brillante como Mejor Artista Popular de la Década, entre otros.
Mercedes Sosa trascendió las fronteras de la música folclórica, incorporando tangos, jazz y rock a su repertorio en la década de 1980, como lo demuestran discos como "Mercedes Sosa en Argentina" (1982) y su aclamada interpretación de la "Misa criolla" (1999).
"Por suerte me convertí en una cantante popular", afirmó, forjando su identidad con la gente.
La "Voz de América" se consagró en los años 90, actuando en los escenarios más prestigiosos del mundo, desde el Carnegie Hall donde recibió una ovación de 15 minutos, hasta el Teatro Colón y el Coliseo de Roma. Su último trabajo, "Cantora" (2009), lanzado poco antes de su fallecimiento el 4 de octubre de 2009, es un álbum doble con 34 duetos que culmina con el Himno Nacional Argentino.
Mercedes Sosa dejó un repertorio inmortal con canciones como "Canción con todos", "Alfonsina y el mar", "Solo le pido a Dios" y "Todo cambia", que siguen siendo estandartes de la música latinoamericana. La Fundación Mercedes Sosa, ubicada en el barrio de San Telmo, continúa preservando y difundiendo el invaluable legado de esta artista que, a 90 años de su nacimiento, sigue resonando en cada rincón del continente.