Las costas españolas se enfrentan a un visitante inesperado y aparentemente inofensivo: el Glaucus atlanticus, mejor conocido como “dragón azul”.
Una invasión sin precedentes de diminutas babosas marinas, los llamados “dragones azules”, está generando alarma en distintas costas de España. Su picadura, obliga al cierre temporal de playas en plena temporada veraniega.

Las costas españolas se enfrentan a un visitante inesperado y aparentemente inofensivo: el Glaucus atlanticus, mejor conocido como “dragón azul”.
Estos pequeños moluscos marinos, de tan solo 3 a 4 centímetros, flotan sobre la superficie gracias al aire atrapado en su estómago y se alimentan de medusas, como la carabela portuguesa, incorporando y utilizando sus células urticantes como defensa.
Lo sorprendente es la velocidad de su aparición. En Guardamar del Segura, en la costa sureste, se detectaron los primeros ejemplares a principios de mes, pero solo la semana pasada apareció una verdadera “invasión” que derivó en el cierre de playas, algo inusual en pleno receso estival.
Distantes entre sí por más de 1.600 kilómetros, Haría, en las Islas Canarias, también activó un protocolo ante la aparición del dragón azul; se cerraron dos playas luego de que un niño fuera hospitalizado tras una picadura.
El incremento y la irrupción de esta especie en aguas tan alejadas de su hábitat natural —usualmente regiones tropicales del Atlántico, Pacífico e Índico— se atribuye al calentamiento global.
El mar Mediterráneo está entre los cuerpos de agua que más se están calentando en el mundo, con temperaturas históricas en junio y julio de 2025, según organismos como Mercator Ocean International.
Este aumento térmico favorece la proliferación de especies que hasta hace poco eran ajenas a la región, como los dragones azules, medusas y algas poco comunes.
Aunque la muerte por picadura de dragón azul es extremadamente rara, el efecto puede ser altamente doloroso. El veneno concentrado en estas criaturas resulta incluso más agresivo que el de muchas medusas.
Las consecuencias incluyen enrojecimiento, inflamación, náuseas y vómitos. Un experto en zoología marina, Manuel Ballesteros Vázquez, aconseja no tocar al animal bajo ninguna circunstancia y, en caso de picadura, lavar la zona con agua de mar y luego agua caliente, evitando remedios populares como la orina, el alcohol o el hielo, que podrían empeorar la herida.
En localidades afectadas, las autoridades ya trabajan en medidas preventivas. En Lanzarote, por ejemplo, se patrullan las costas cada mañana para detectar enjambres de dragones azules.
En Guardamar, se recogieron muestras para enviarlas a biólogos en Valencia, con la finalidad de analizar su genética, dieta y posibles riesgos a futuro.




