Este domingo desde Moscú se estuvo mirando con buenos ojos los resultados arrojados por la Junta Electoral Central de República Checa en las elecciones legislativas 2025.
Babiš del partido ANO se impuso en las legislativas, acercándose a la postura anti Ucrania de Hungría y Eslovaquia.

Este domingo desde Moscú se estuvo mirando con buenos ojos los resultados arrojados por la Junta Electoral Central de República Checa en las elecciones legislativas 2025.
Allí, con el 34% de los votos, el ex primer ministro Andrej Babiš del partido ANO (Alianza de Ciudadanos Descontentos) se impuso ante el actual líder, Petr Fiala, que con 23% al ODS (Partido Democrático Cívico), estableciendo lo que será la quinta rotación de gobierno consecutiva.
La novedad positiva para Rusia es que el perfil del multimillonario Babiš lo acerca a las figuras del primer ministro de Hungría, Viktor Orban, y el de Eslovaquia, Robert Fico, en su rechazo a un financiamiento sin escrúpulos a Ucrania en el marco de la guerra.
La cercanía no es sólo ideológica. Babiš formó junto a Orbán el grupo Patriotas por Europa en el Parlamento Europeo, sucesor de Identidad y Democracia, con la participación de partidos como Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia. Dentro, sostienen una postura antiinmigrante, nacionalista y en contra de políticas ambientalistas.
Chequia, con su primer ministro Fiala y el presidente Petr Pavel, quien oficia de protocolar, ha sido de los principales aportantes desde 2022 para el gobierno de Volodymyr Zelensky. Babiš ya ha adelantado durante su campaña que cortara los beneficios militares para Kiev.
Para los cambios aún deberá atravesar el proceso de alianzas. El líder de ANO sólo obtuvo 86 de los 200 escaños de la Cámara de Diputados, por lo que le resta establecer lazos con Libertad y Democracia Directa y Motoristas por Sí Mismos.
La Unión Europea (UE) no terminó de celebrar el importante triunfo (y con ventaja) en las legislativas de Moldavia, que ya suma otra preocupación en la disputa con el Kremlin.
El gobierno moldavo pro-europeo de Maia Sandu sostuvo el poder ante la presión de los pro-rrusos que buscan eliminar la búsqueda de adhesión a la UE, en una posición clave por su frontera con Ucrania, y continuar con la compra de recursos a Rusia.
Este último proceso es parte de lo que sí celebra desde la gestión de Vladimir Putin ya que el futuro checo de la mano de Babiš presentaría la continuidad de la compra de recursos rusos, algo cuestionado por Donald Trump a la totalidad de Europa y que choca con la autorreferencia del elegido en Chequia respecto al presidente de Estados Unidos.
“Soy trumpista porque estoy de acuerdo con su programa”, llegó a declarar el líder checo de 71 años en entrevistas locales, argumentando que el futuro de la Nación europea debería gestionarse como “una empresa”.
Orbán, uno de los “mejores amigos” de Babiš y de controversial relación simultánea con Putin y Trump, ha sido la piedra en el zapato de la Unión Europea con vetos constantes de la adhesión de Ucrania al grupo.
En la reciente cumbre de Copenhague, también vetó el préstamo de 140.000 millones de euros para Kiev, argumentando mediante el ministro de Exteriores del país, Peter Szijjarto, que “en esta larga guerra quieren quemar el dinero del pueblo europeo”.




