La ciudad de Novi Sad, en el norte de Serbia, fue escenario de una noche de tensión y violencia que culminó con enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y la policía, dejando un saldo de 42 personas detenidas y decenas de heridos, entre ellos 14 agentes de policía. Las protestas, que forman parte de una ola de descontento que sacude al país, han puesto de manifiesto la creciente polarización y la escalada de la confrontación entre la ciudadanía y el gobierno.
El ministro del Interior, Ivica Dacic, brindó un balance de los incidentes, informando que 42 personas fueron arrestadas durante la operación policial. Además, se registraron daños en 18 vehículos de la fuerza y la incautación de una pistola de servicio de un agente. Dacic también confirmó que 14 policías resultaron heridos, culpando a los manifestantes de iniciar los choques con "un ataque masivo y brutal" a través del lanzamiento de piedras y palos. Esta versión contrasta radicalmente con la reportada por la cadena de televisión N1, que documentó el desarrollo de la manifestación.
Versiones contrapuestas: una manifestación que escaló a la violencia
La manifestación, convocada bajo el lema "Serbia, ¿nos escuchas?", reunió a miles de personas. Según el gobierno, la cifra rondó las 7.000, mientras que la ONG 'Archivo de reuniones públicas' estimó hasta 20.000 asistentes. La N1, en sus reportes en vivo, sostuvo que la protesta transcurrió de manera pacífica hasta que la policía intervino con gases lacrimógenos y porras. Las imágenes transmitidas mostraron la brutalidad policial, con ciudadanos siendo golpeados y buscando refugio. En un acto de escalada, la policía lanzó gas lacrimógeno dentro de dos facultades universitarias, donde muchos manifestantes se habían resguardado.
La escalada de la violencia en las protestas ha generado un clima de acusaciones cruzadas. Credito: REUTERS/Zorana JevticTestimonios recogidos por N1 reflejaron el horror y la impotencia de los ciudadanos. Algunos manifestantes, visiblemente afectados y llorando dentro de sus vehículos, afirmaron no haber presenciado una violencia semejante desde la era del fallecido líder serbio Slobodan Milosevic, cuyo régimen autoritario rigió en la antigua Yugoslavia. Estas declaraciones subrayan la percepción de un retroceso en las libertades civiles y un aumento de la represión estatal. La Facultad de Medicina de Novi Sad confirmó a N1 que decenas de personas resultaron heridas, aunque no se especificó la cifra exacta.
Un país en ebullición: los orígenes de las protestas
Las manifestaciones en Novi Sad son un capítulo más de la profunda crisis de descontento que ha capturado a Serbia desde noviembre del año pasado. El detonante inicial de esta ola de protestas fue el trágico derrumbe de una marquesina en la estación de trenes de Novi Sad, que costó la vida a 16 personas. Este suceso, percibido por la ciudadanía como una muestra de la negligencia y la corrupción gubernamental, encendió la mecha de la indignación.
Posteriormente, las protestas se extendieron para abarcar una amplia gama de reclamos contra el gobierno del presidente Aleksandar Vucic. Los grupos estudiantiles, en particular, se han posicionado como un motor clave de las movilización. En el caso de Novi Sad, la manifestación fue convocada para denunciar la supuesta vulneración de la autonomía universitaria por parte del gobierno, que desalojó por la fuerza los encierros que estudiantes de las Facultades de Filosofía y Deportes mantenían desde hacía meses.
Acusaciones cruzadas y un futuro incierto
La escalada de la violencia en las protestas ha generado un clima de acusaciones cruzadas. Si bien la mayoría de las manifestaciones han transcurrido de forma pacífica, los incidentes de violencia se han intensificado en las últimas semanas. Mientras que los manifestantes acusan a la policía de utilizar una mano dura desproporcionada, el presidente Vucic responsabilizó a los manifestantes de intentar "amenazar la estabilidad y la seguridad de Serbia".
La escalada de la violencia en las protestas ha generado un clima de acusaciones cruzadas. Credito: REUTERS/Zorana JevticEn un discurso a última hora del viernes, Vucic denunció que los manifestantes buscaban "ocupar las instalaciones universitarias de Novi Sad" y envió un claro mensaje de advertencia: "Los serbios deben saber que el Estado es más fuerte que nadie... eso siempre será así". La situación parece lejos de apaciguarse, con el presidente anunciando la celebración de manifestaciones a favor del gobierno en todo el país para el domingo. La división en la sociedad serbia es cada vez más palpable, y el futuro de estas protestas, así como la respuesta del gobierno, permanece en un punto de inflexión crítico.
La confrontación en Novi Sad, por lo tanto, no es un hecho aislado, sino un reflejo de una profunda crisis política y social en la que la confianza en las instituciones se erosiona y el diálogo parece dar paso a la fuerza.