Dada la importancia que en la historia rioplatense y en Hispanoamérica en general, ha revestido la religión católica y el mayor o menor peso adquirido por la Iglesia, según la época, en todos los aspectos de la vida social y cultural, la Historia Eclesiástica no puede ser considerada una especialidad menor.
Por el contrario, resulta insoslayable, por lo que ha ocupado a notables estudiosos dentro y fuera de la Iglesia. En Santa Fe se han destacado algunos de los más prestigiosos: el P. Guillermo Furlong (S.J.), el P. Américo Tonda y Mons. Nicolás Fasolino. Más recientemente, el P. Edgar Stoffel nos dejó valiosas contribuciones dentro del mismo campo.
De Buenos Aires a Santa Fe
Nicolás Fasolino era porteño, nacido el 3 de enero de 1887 en un hogar de inmigrantes italianos del barrio de Balvanera. Cursó sus estudios sacerdotales en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires y los continuó en Roma, donde obtuvo el doctorado en Derecho Canónico, Teología y Sagrada Escritura. Tras una brillante carrera dentro de la curia metropolitana, pasó en 1932 a desempeñarse como Obispo de Santa Fe y fue su primer arzobispo en 1934 cuando se constituyó la arquidiócesis.
Fue, antes que nada, un ministro de la Iglesia. Creó dentro de su Obispado las nuevas diócesis de Rosario (1934), Chaco (1939), Reconquista (1957) y Rafaela (1961), y, desde 1944, la "Obra de Barrios"; dirigida a evangelizar y promover socialmente a los vecinos de los barrios de Santa Fe, en los que fomentó la fundación de parroquias y colegios. En 1935 creó el diario La Mañana que se publicó durante alrededor de 20 años.
Sus dos libros principales
Los trabajos e investigaciones de quien fuera el segundo presidente de la Junta Provincial de Estudios Históricos (1947 – 1960), son el producto de una vocación por la disciplina que muchas veces debió ser postergada, y están fundados en una sólida labor heurística. Su principal libro, "Vida y obra del primer rector y cancelario de la Universidad de Buenos Aires Presbítero Dr. Antonio Sáenz", es apenas una parte de un proyecto mayor que incluía otras biografías de rectores que no pudo escribir. Designado cura rector de la parroquia de Balvanera en 1922, mientras cumplía importantes funciones en la Curia Metropolitana, fue imposible que escribiera las biografías de los doctores José Valentín Gómez, Santiago Figueredo, Paulino Gari y Miguel García, todos ellos sacerdotes que dirigieron la Universidad entre 1821, cuando inicia Sáenz su rectorado, y después de la caída de Rosas.
El libro de Fasolino apareció en 1921. Formaba parte de la "Historia de la Universidad de Buenos Aires" que había sido proyectada con motivo de su centenario, bajo la dirección de Juan Agustín García. De los once o doce volúmenes previstos, solo se publicaron cinco. El que contiene el trabajo de Fasolino y la "Historia de la Facultad de Medicina" de Eliseo Cantón, en cuatro tomos.
Parece ser que estos tomos fueron de limitada distribución en el país, enviados especialmente a universidades extranjeras, por lo que se constituyeron en una fuente de difícil consulta. Pocos años después, fueron apareciendo trabajos de otros historiadores sobre el mismo tema, como el libro de Emilio Ravignani de 1925, o el artículo publicado por Ricardo Levene en La Nación en 1939. Ricardo Piccirilli sigue a los tres en su colaboración inserta en la Historia de la Nación Argentina, editada por la Academia Nacional de la Historia.
Pero el libro de Fasolino se mantuvo vigente a pesar del transcurso del tiempo, por lo que la Universidad de Buenos Aires lo reeditó en 1968. Casi medio siglo después de dada a publicidad por primera vez, la obra inicial y más elaborada de Fasolino mantenía todo su valor, con el agregado de que gran parte de la documentación del Archivo del Arzobispado de Buenos Aires, utilizada para este y otros trabajos, había desaparecido con el incendio del 16 de junio de 1955.
A la biografía de Antonio Sáenz se suma otro libro destacado: el dedicado a las figuras de Francisco Javier de Echague y Andía y José Bonifacio Redruelo (edición de El Litoral, 1955). Estos son sus trabajos de largo aliento, donde el historiador, especialmente en el primero, desarrolla un plan y concibe un producto consistente, capaz de sobrevivir a las corrientes historiográficas a partir de la riqueza de su contenido.
Otras producciones
Sus restantes publicaciones son trabajos menores. A veces, pequeños aportes sobre asuntos puntuales escritos en pocas páginas: Discursos y conferencias se suman a un conjunto de artículos y algunas monografías destacables. El primer cura, el primer obispo, la primera visita pastoral, el primer obispo que muere en Santa Fe, y otros asuntos del mismo tenor son algunas de las cuestiones que trata Fasolino en el escaso tiempo que puede sustraer a sus obligaciones como Arzobispo de Santa Fe y posteriormente Cardenal, con presencia y participación en el Concilio Vaticano II.
La revista de la Junta santafesina es el principal medio del que se vale para comunicar sus trabajos. Si consideramos el número de títulos, más allá de la extensión de sus contribuciones, es el autor que más ha publicado en la Revista con sostenida periodicidad.
Veintinueve títulos, el primero en el número 3 y el último en la 45. También presenta varios estudios en Archivum, revista de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina. Se destaca el trabajo que dedicó a los presbíteros Crespo de Santa Fe.
La Academia Nacional de la Historia, de la que era miembro correspondiente desde 1965, dio a publicidad cuatro de sus mejores monografías. Dos de ellas están dedicadas a Juan Nepomuceno Caneto ("Investigaciones y Ensayos" N° 5 – 1968) y a los congresales de Tucumán Castro Barros y Saenz (Boletín N° 39, 1966). Las otras dos se refieren a asuntos institucionales de la Iglesia: La diócesis de Buenos Aires en la colonia, incluido en el tomo cuatro de la Historia de la Nación Argentina, y "Una institución del clero porteño en los días de la colonia" que presentó en el Segundo Congreso Internacional de Historia de América en 1937, y que amplió y publicó en ARCHIVUM bajo el título de "La Hermandad de San Pedro en la antigua diócesis de Buenos Aires" (1944).
Fasolino integró además la Comisión Redactora de la Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, en cuyo tercer tomo apareció su monografía "Instituciones religiosas de Santa Fe" (1970), cuando ya el prelado había fallecido, en pleno servicio religioso, el 14 de agosto de 1969. Durante los últimos tiempos de su alto ministerio era auxiliado por Mons. Vicente Zazpe, quien sería su sucesor.
Otro de los aportes de Fasolino está referido a la edición de documentos coloniales. Dirigió la publicación de las Actas del Cabildo de Santa Fe, hecha por la Junta y dio a conocer en su Revista dos piezas valiosas que le hiciera llegar el P. Guillermo Furlong: el Informe del Teniente de Gobernador Vera y Mujica elevado a Cevallos en 1757 y una narración de las fiestas que con motivo de la jura de lealtad a Carlos III tuvieron lugar en Santa Fe.
Mons. Fasolino fue un historiador erudito, concentrado en una temática que lo atrapó obsesivamente: la historia de la Iglesia y la vida de sus personalidades relevantes. Su labor historiográfica debe entenderse como una proyección de su ministerio y ocasión para el desahogo intelectual de un hombre de formación superior. Vaciados en los moldes de una concepción historiográfica tradicional, sus trabajos mantienen la vigencia que les asegura su sólido respaldo documental.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos en el año de su 90° Aniversario (1935 – 2025)