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MARÍA ELENA
"Cuando era chica, allá por los años 70, recuerdo que cada tanto (no puedo precisar con qué frecuencia) iban odontólogos a las escuelas y nos revisaban la dentadura a los alumnos. Cuando alguno tenía caries, lo llevaban al consultorio y le sacaban la muela, etc.
Hoy por hoy no creo que haya que hacer eso: que saquen las muelas a un niño con caries, porque hay que cuidar las piezas dentales como oro, arreglarlas, etc., pero sí considero que debería implementarse esto de que dentistas vayan a las escuelas a revisar la dentadura de los chicos, promovido por el Estado provincial.
Hay muchas familias que no tienen obra social y conseguir un turno en un dispensario para una revisación odontológica es casi imposible, porque hay demasiada demanda y pocos turnos, e, inclusive, últimamente no tienen insumos, así que se vuelven como llegaron...
Entonces, de la manera que propongo, los niños serían revisados para saber en qué estado tienen la dentadura y de ahí mismo ser derivados al Cemafe para un tratamiento e, incluso, que reciban enseñanza de cómo cuidarse y de lo nocivo que resulta consumir tantos dulces, sea en forma de golosinas o de bebidas azucaradas.
Me sorprende ver a tantos niños con la dentadura dañada y que se les agrave por falta de atención y cuidado".
ALBERTO ESTRUBIA
Todos sabemos que esta palabra hace referencia a seres extraterrestres que habitan el espacio y viajan constantemente por los universos en naves especiales, desconocidas por nosotros por su alta perfección técnica. Los pilotos de esas naves que se pudieron ver, o al menos parecieron ser vistos, son semejantes a nosotros pero tienen diferencias con lo humano.
En muchas oportunidades, por experiencias testimoniadas, los vieron aterrizar en nuestro mundo en diversas latitudes, teniendo comportamientos extraños.
Todo lo que expresé hasta ahora se puede tomar como de la imaginación de personas "alienadas" (término médico de psicología que señala a personas psicológicamente dudosas de identidad) y serían las que viven ajenas a la actividad de las "lúcidas" (o iluminadas).
La palabra "alien" (conocemos una película con ese nombre) es la de un ser extraño, "alter", "otro", que llega a nuestro mundo desde latitudes que por ser astronómicamente tan extensas se miden por "años luz", que correspondería a 9,46 billones de kilómetros.
Sobre todo esto que estoy diciendo hay vestigios, pequeñas situaciones, objetos o construcciones que todavía no tienen una explicación válida para los cosmólogos, físicos, psicólogos o estudiosos de la vida de la humanidad.
Digo, el hecho de que no tenga explicaciones no quiere decir que no las posea más adelante, y pongo el primer ejemplo: la Atlántida, que se supone es una antigua e inmensa ciudad perdida en el fondo de algún océano, versión del filósofo griego Platón, y que aún no se encontró. Es honesto decir que hubo varias búsquedas, pero nunca se hallaron restos de tales construcciones submarinas.
Otro misterio de proporciones son las pirámides. Estos monumentos, que manifiestan un alto nivel de conocimiento científico y tecnológico, no fueron construidos por sus históricos habitantes, simplemente porque no tenían los conocimientos ni las herramientas apropiadas para lograrlo.
En México hay algunas leyendas, no muy difundidas, acerca de que esos monumentos fueron construidos por "dioses" que venían del Cielo, que los visitaban con frecuencia. Las escrituras talladas en sus paredes todavía no fueron descifradas totalmente, ni en México ni en Egipto. Es un enigma.
Cuando Cristóbal Colón desembarcó en América Central, los nativos los recibieron festivos porque creían que eran dioses, los que -sostenidos por una leyenda- vendrían por el mar.
Para la gente seria, todo este enigma, simbologías, es un material a descifrar algún día, pero cometen la imprudencia de negarlo u ocultarlo.
Si observamos la inmensidad de los universos, no podemos tener el tupé de pensar que somos los únicos. Todo el nivel de inteligencia que suponen los viajes interestelares tiene un sostén en seres con vidas semejantes a las nuestras. Todo es una incógnita.
Dicen que la Nasa tiene mucha información guardada, como cadáveres de alienígenas y otras informaciones traídas por los astronautas; aunque la callan o la niegan, porque son secretos estratégicos.
No obstante les propongo que, por un momento, hagamos el ejercicio intelectual de pensar que estos datos fueran verdaderos, en alguna medida. ¿Se imaginan cuántas explicaciones pretendidamente históricas se nos vendrían abajo?
Las pirámides del Sol y de la Luna de Teotihuacán, la edificación del Machu Picchu, el observatorio meteorológico de Chichén Itzá en la península de Yucatán en México ¿cómo se bajarían del podio? Y más complicaciones tendrían los egipcios con Keops, Kefrén y Micerinos, para explicar cómo movieron piedras que pesan más de 10.000 toneladas.
De niño me contaron que las arrastraron con multitudes de esclavos. También está la hipótesis, ya denegada, de que en nuestro mundo existieron gigantes que serían sus constructores.
A esto se suma que, según parece, por las excavaciones de los geólogos, en esas ciudades hubo civilizaciones mucho más antiguas y más avanzadas que las que conocemos y misteriosamente desaparecieron. ¿Colonias alienígenas?, o sea, anteriores a las civilizaciones conocidas por nosotros.
Hace unos pocos meses, la Nasa publicó la foto de una caverna de amplias dimensiones en el satélite lunar. ¿No podría ser una estación de avanzada de otras civilizaciones del universo? Nada se puede afirmar con certeza.
Y otra cuestión que se desprende de ello es todo lo cultural y religioso. ¿Cuánto es nativo y originario y cuánto se importó de otros mundos, de otras galaxias? De parte de los estudiosos serios, nadie piensa que los terráqueos estemos solos en el Universo, de los cuales hay millones.
Todo esto lo he dicho porque lo aprendí de grande. De niño y de joven me mentían, como todavía lo hacen algunos maestros/as y profesores/as, lo que me consta.
Importa comenzar a decir la verdad, o plantear las dudas por parte de las autoridades civiles, militares y religiosas existentes, a los habitantes del mundo.
Y a partir de allí, empezar a averiguar sobre todo lo afirmado erróneamente, para presentar lo nuevo y liberarnos -al menos en parte- de las mentiras históricas y dogmáticas que nos vendieron como espejitos de colores, para poder dominarnos y explotarnos.
MARTA SNAIDERO
El 11 de diciembre de 2024, en El Litoral, bajo el título: "La salud mental y la Justicia actual", se publicó una nota de mi autoría. Una realidad que vivimos quienes estamos sometidos al arbitrio no siempre imparcial, cuando en posición de actores o demandados estamos expuestos mientras se espera el fallo.
Más allá del proceso dilatorio ejercitado por quienes apenas leen, examinan y procesan las pruebas, hay que aceptar que off de record, en los pasillos, se rumoree: "es hija de la ex jueza; hijo; pariente de..., amiga del actor/a, demandado/a" (vale para jueces y abogados) y a continuación: "el fallo va a ser…".
Es en ese instante en que cualquier esperanza de que el dictamen sea justo, equitativo y basado en el respeto a las leyes, se diluye. El terror se apodera de quien sigue aferrado a las palabras emanadas del profesional, quien aseguró tener referencias de V.S. como incorruptible, objetivo, humano y cuanto adjetivo haga prever que nuestra salud mental, física y bienes no serán avasallados.
El final del primer juicio por la muerte de Diego Maradona es de suponer que nadie lo imaginó… No fue un 28 de diciembre, fecha elegida por alguien, o varios, para la "gran tomada de pelo" a quienes no estaban guionando otra historia, basada en el todavía no demostrable delito cometido contra un gran deportista. Léase: gran deportista, nada más.
Lo que se juzgaba era quién/es, cómo y por qué pudieron llevar adelante premeditada o negligentemente la desaparición física definitiva del astro futbolero.
¿Acaso hay más actores frustrados esperando acceder a la "fama" no por las condenas que dictan sino por los que completan la carátula de un expediente? ¿Quién se entera de si fulano o mengano ganó o perdió un juicio, salvo su entorno?
Cualquier otro que no se llame Diego Maradona asumirá el resultado sin que una sola cámara lo esté esperando a la salida o subrepticiamente compartiendo la audiencia y alegatos.
Pregunté quién asumirá las costas de este juicio y si quienes se sientan perjudicados accionarán contra quien juró por la verdad e ir tras ella. Las respuestas parecieron calcadas: "estaba arreglado", "nadie paga".
Ante la duda de uno de los consultados sobre si se puede juzgar dos veces por el mismo delito a una persona, respondí: juzgar no es lo mismo que condenar.
Invito a profesionales a sumarse al debate.
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