Los registros, las historias clínicas, los archivos del hospital son un reflejo fiel de lo que pasa en la comunidad, y a partir de estos registros sería posible saber qué pasa y qué pasaba en Santa Fe. Los registros de hospital no son efímeros sino permanentes, fueron testigos, son testimonio, mientras que la convulsión que parece querer dominarnos sí que es efímera, es agua que pasa.
Necesitamos saber para poder decidir, y esto no parece fácil puesto que la verdad escasea y la mentira abunda. Los registros de los hospitales, tanto de niños como de adultos, son una verdad que nos dice qué pasa y que pasó, porque en sí mismos son el reflejo de la realidad de cada momento.
Si el hospital recibe pacientes de toda edad con heridas de bala y de arma blanca, o con signos de negligencia y de mal trato, o de abusos, o con problemas de salud mental o de consumo de drogas o alcohol; y si algunas embarazadas dan positivo en drogas poco antes de parir, es que la ciudad se ha vuelto sorda de tanto grito.
El hospital, sus archivos, sus fotos, la voz de sus profesionales son el fiel testimonio de la ciudad a la que le brindan servicio. El doctor Raúl Incertis, médico de urgencias y anestesista, de abril a julio estuvo trabajando en dos hospitales de Gaza. Su informe, el relato de su experiencia y sus fotos son un testimonio incuestionable del genocidio israelí sobre la población de Gaza (1).
El presidente que por ahora nos preside apoya, tanto por acción como por omisión, casi en absoluta soledad internacional, al invasor. La sala estaba casi vacía cuando habló, ni los amigos estaban. Cuando fue el turno del amigo israelí, casi vacía estaba también la sala. Me avergüenza. Nos avergüenzan las malas companías.
"Durante mi estancia allí, perdí la cuenta de los niños heridos que llegaban solos al hospital porque su familia había muerto en un bombardeo", dice el doctor Incertis en su informe. La palabra, la denuncia, en efecto, es para el médico una obligación si lo que vió afecta o puede afectar a cualquier otra persona, más aún si se trata de niños.
Médicos y enfermeras tienen la obligación de levantar la voz y avisar de lo que pasa porque el objetivo de la medicina y de la enfermería, antes que cualquier otra consideración, es aliviar el sufrimiento de los otros. La palabra del médico es valiosa, sea dicha o sea escrita, y sirve para aliviar el sufrimiento o para alertar del peligro.
"En medio de ese caos de muertos, cuerpos mutilados y familiares histéricos, al menos tenía claro a quién debía atender primero: a los niños", agrega el doctor Incertis. La foto que ilustra esta nota pertenece a su informe, su testimonio. La denuncia es un deber, mientras que el silencio es cómplice.
Es posible que pronto ya no queden muchos registros ni testimonios porque, bien se sabe, el vencedor reescribe la historia y la publica a su gusto como si fuera la verdad. Es la ley del más fuerte, pero no es la verdad. Es por esto que los registros de hospital, las historias clínicas, los informes, todos los documentos hospitalarios adquieren un valor testimonial.
Son la verdad, y no se corrompen. En efecto, toda la actividad asistencial de un hospital es el reflejo fidedigno de la comunidad a la que atiende, y el hospital es testigo por tanto de los avatares de su tiempo. Y en este contexto me pregunto dónde están las historias clínicas y muchos otros documentos del antiguo Hospital de Niños de Santa Fe.
En los registros de este hospital está contenida una buena parte de la historia de la infancia santafesina.Santa Fe es amiga de la historia, de su propia historia, celosa y guardiana de su pasado, y cuenta con una larga y fecunda tradición de historiadores.
Por otro lado, la digitalización de los archivos de papel es hoy un procedimiento accesible, al alcance de la mano, más o menos rápido y barato, que impide que el olvido, el moho y las ratas desplacen la verdad de lo que fue, la verdad de lo que pasaba, nuestra verdad, nuestra historia.
Tenemos que guardar el testimonio de lo que hacemos, y de lo que fuimos y de lo que hicimos. Y si un adulto es hoy lo que es en virtud de lo que fue de chico y de adolescente, porque el pasado determina el presente y el futuro, también nuestra sociedad, nuestra ciudad será mañana según lo que sea hoy y haya sido ayer.
Un caso del siglo XVIII
Este grabado muestra cómo era una sala y cómo se hacían las consultas en lo que más tarde sería el Hospital General de Northampton (Gran Bretaña). Publicado el 29 de marzo de 1744. Imagen digitalizada, el original se conserva en los archivos del dicho hospital.Aunque en un contexto diferente, tal vez sirva de referencia el caso de un hospital cuyos antiguos registros, digitalizados en una base de datos, sirven para estudios históricos que muestran cómo era la sociedad del momento. Lo que hoy es el Hospital General de Northampton, en Gran Bretaña, fue inaugurado 1743.
Según las actas fundacionales, esta institución se creó para mejorar la salud de los trabajadores pobres que caían enfermos a fin de que volvieran pronto al trabajo. La ciudad de Northampton era entonces reconocida por su industria del cuero y de zapatos, y hoy sabemos que esta industria es insalubre, peligrosa, usa materiales que son tóxicos.
Los niños trabajaban desde los 7 años. Según consta en estas actas, la norma del hospital era de no aceptar mujeres embarazadas ni niños menores de 7 años, ni pacientes con alteraciones mentales, ni con enfermedades venéreas, ni moribundos.
Un informe publicado en agosto de este año por la Universidad de Cambridge analiza con detalle los registros tanto de pacientes internados como de pacientes atendidos en consultorio entre 1744 y 1804. Aparte de un número mucho mayor de adultos, atendieron a 4.163 niños y adolescentes. Pese la norma, casi la mitad de estos pacientes tenían menos de 7 años.
Según los registros, las causas más habituales de consulta o internación fueron infecciones quirúrgicas (interpreto que eran heridas infectadas), enfermedades infecciosas y afecciones de la piel, sobre todo tiña y sarna. Los niños que quedaban internados recibían tratamiento médico y de enfermería, y una dieta abundante y nutritiva.
El informe describe algunos de los tratamientos que se les hacían, incluso de cirugía, a los niños y adolescentes internados, y comenta la evolución de varios casos en particular. Tres cuartas partes de los pacientes internados recibieron el alta como curados, aunque este concepto de curación debe valorarse con ojos de la época.
Con frecuencia se internaban dos o tres hermanos de una misma familia con un único diagnóstico, por ejemplo, fiebre. El primer paciente que consta en los registros es una chica de 13 años que estuvo internada durante once meses a causa, según el diagnóstico de la época, de calvicie por tiña, enfermedad que tenía desde hacía varios años.
Recibió el alta como curada. Un uno por ciento de los niños internados murieron estando en el hospital. Consta que en 1804 el hospital ya tenía vacunatorio, y que aquí se vacunaba contra la viruela a niños y adultos.
Médicos sin Fronteras obligados a irse
Acosados por las fuerzas israelías, personal de Médicos sin Fronteras desarma y se lleva los enseres de un centro de salud donde brindaban atención médica y de enfermería en la ciudad de Gaza.El pasado 26 de septiembre, Médicos sin Fronteras (MSF) avisaba que se veían obligados a abandonar el centro de salud donde prestaban atención médica y de enfermería en la ciudad de Gaza. Abandonan ese centro a causa de los continuos bombardeos y por la presencia de los tanques amenazando a un quilómetro de distancia del centro.
No pueden seguir ofreciendo atención sanitaria dado el inaceptable nivel de inseguridad. Necesitan un mínimo de garantías, y entonces concentran el personal y sus esfuerzos en los centros de Jan Yunis, a unos 25 kilómetros al sur de la ciudad.
Unos días antes, el 16 del mismo mes, moría Hussein Alnajjar, enfermero, a causa de las heridas de metralla provocadas por un ataque aéreo mientras trabajaba en una carpa de asistencia. También era técnico en esterilización, y había trabajado en un proyecto para el tratamiento ortopédico de las extremidades amputadas.
En la localidad de Jan Yunis, MSF sigue gestionando tres centros de atención primaria y dos hospitales de campaña, y colaboran en el Servicio de urgencias y en el Centro de tratamiento de heridas del Hospital Nasser. "No nos ha quedado más remedio que detener las actividades, ya que nuestras clínicas están rodeadas por las fuerzas israelíes".
"Esto es lo último que queríamos hacer, ya que las necesidades en la ciudad de Gaza son enormes, y las personas más vulnerables (los bebés en cuidados neonatales, los heridos graves y los enfermos terminales) no pueden desplazarse, y se encuentran así en grave peligro", afirma Jacob Granger, coordinador de emergencias de MSF en Gaza.
Como se sabe, ante la impotencia, o la negligencia de muchos y con el apoyo de unos pocos, algunos poderosos y otros que se les acercan, la situación de la Franja de Gaza es de un dramatismo extremo e inhumano.
Decenas de miles de muertos, y un tercio son niños y adolescentes, y un número indeterminado de seres humanos que yacen aplastados bajos los escombros. Y lo que tal vez sea peor: miles de familias supervivientes no tienen dónde irse, ni cómo irse, y no esperan más que un final desesperado.
En necesario que guardemos los testimonios, es necesario salvaguardar la verdad, proteger los archivos, porque los vencedores, de poderoso acervo inmobiliario, ya escriben otra versión de esta historia. Miremos bien qué pasa, y por causa de quiénes pasa, para saber luego, ahora, quién es quién.
(1) El informe lo publicó el diario El País, el 17 de septimebre de 2025, bajo este título: "Raúl Incertis, médico español en Gaza: Perdí la cuenta de los niños que vi morir". Está disponible en: https://elpais.com/ internacional/2025-09-14/raul-incertis-medico-espanol-en-gaza-perdi-la-cuenta-de-los-ninos-muertos.html.