La ciudad de San Justo volvió a vivir su jornada más intensa, esa que divide corazones y pinta de colores opuestos las veredas, camisetas y gargantas. Ganó el equipo de Molina y se festejó a lo grande.
Esta vez, el verde volvió a imponerse. En una noche vibrante, llena de emociones, Sanjustino venció 3 a 1 a Colón de San Justo en condición de visitante y se quedó, otra vez, con el clásico de la ciudad en el marco de la fecha 12 de la Liga Santafesina de Fútbol.
Desde el inicio, el Matador mostró sus credenciales. Sin regalar nada, fue inteligente para esperar y preciso para atacar. El primer golpe de escena lo protagonizó Matías "Matute" Benegas, quien estuvo atento a una jugada tejida con paciencia y lucidez colectiva. El disparo lejano de Matías Vera exigió a Chávez, que dio un rebote largo, y ahí apareció Banegas para empujarla con autoridad. Gol y explosión de alegría en la parcialidad albiverde, que había copado buena parte de la tribuna visitante.
Sanjustino, dirigido por Marcelo Molina, entendió desde el minuto uno cómo jugar estos partidos. Se agrupó bien, cerró espacios y supo cómo golpear, en el momento justo y con la frialdad que requieren estos encuentros. Del otro lado, Colón intentaba pero no encontraba los caminos.
Reacción rojiblanca y un empate con sabor a esperanza
En el complemento, el conjunto local buscó modificar la historia. Adelantó sus líneas, se hizo ancho con los desbordes de Quilez y Arroyo, y empujó con más empuje que claridad. Sin embargo, su insistencia encontró recompensa. A pesar del esfuerzo de Cristian Reginelli –figura hasta entonces–, una arremetida de Leandro Ojeda por la banda izquierda lo encontró ya disminuido físicamente. El arquero, lesionado, no pudo evitar la igualdad.
Era un momento clave. El golpe emocional podía desestabilizar al Matador. El estadio explotó y la presión crecía, y Reginelli debía dejar la cancha. Pero lo que vino a continuación fue una muestra de carácter pocas veces vista.
Verde color esperanza. Sanjustino ganó y lo festejó a lo grande. Crédito: Gentileza César Ramayo
Sanjustino se hizo gigante desde la defensa. Con el empate consumado y el cambio obligado en el arco, el panorama se tornaba incierto. Pero allí surgió el temple colectivo del Matador. La zaga central, liderada con solvencia por Barbero, comenzó a multiplicarse. Oggier, siempre bien ubicado, fue una muralla en los anticipos. Macellari y Lovino, desde las bandas, mostraron despliegue y fortaleza física para contrarrestar cada avance rival.
Colón de San Justo, a pesar de tener el balón, empezó a perder claridad. Sanjustino, con paciencia y orden, fue controlando el ímpetu local. Y cuando el clima parecía espesarse, llegó el momento que volvió a cambiar la historia.
Nehemías y Benegas: dupla letal para un desenlace inolvidable
Corrían 35 minutos del segundo tiempo. Matías Benegas, otra vez por la banda, encaró por derecha y sacó un centro perfecto con su pierna menos hábil. En el área apareció Nehemías González, "La Sombra del Gol", que con un disparo certero venció a Chávez y puso el 1-2.
El tanto silenció la tribuna local y desató el delirio de la hinchada albiverde. Pero aún había más. Sanjustino no se conformó. Minutos más tarde, Benegas –imparable por los costados– se filtró ahora por izquierda, levantó la cabeza y asistió nuevamente a González. El delantero, con categoría, eludió a su marcador con una gambeta endiablada y, ante la salida de Chávez, definió con una potencia tremenda. Golazo, doblete y final anticipado.
Delirio albiverde: un triunfo que enciende el alma
El 1-3 ya era una sentencia. Colón SJ, desbordado emocionalmente, poco pudo hacer ante un Sanjustino que defendió con el alma, jugó con inteligencia y aprovechó cada oportunidad como si fuera la última. Los minutos finales fueron una fiesta. En la tribuna visitante se abrazaban, cantaban y lloraban. En la cancha, los jugadores se multiplicaban para cerrar un partido perfecto.
El pitazo final trajo la confirmación de una victoria clásica, emocional y estratégica. Sanjustino no solo ganó: se impuso con identidad, quemando los papeles del entrenador rival, destrozando las estructuras y abrazando una victoria que es mucho más que tres puntos.
Un Matador con ambición
Con esta victoria, el Matador suma una nueva victoria y se perfila como uno de los animadores del torneo para lo que resta. Pero más allá de la tabla, este triunfo significa arraigo, pertenencia y orgullo. Sanjustino no solo ganó en el césped, ganó en el corazón de su gente.
Una vez más, el verde fue el color dominante de la ciudad. El Matador volvió a rugir con fuerza, y su eco resonará por mucho tiempo en cada rincón de San Justo. Con goles, entrega y pasión, Sanjustino se quedó con el clásico… y con mucho más.