El 22 de marzo Analía Colombo presentó su informe de diez años de gestión al frente de la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes de la provincia de Santa Fe. Formalmente el plazo al frente del organismo concluye el 4 de mayo. Pero la anticipación era necesaria para "poder hacer un repaso del trabajo realizado durante estos años y dejar algunos lineamientos hacia adelante como parte de la previsibilidad que merecen este tipo de organismos", asegura en diálogo con El Litoral en la fresca mañana del jueves, desde la ciudad de Rosario.
En el balance que hizo desde el espacio de la Isla de los Inventos, en la ciudad del sur, y en esta charla figuran varias líneas para el debe y el haber de una institución en la que la prioridad son las infancias y adolescencias. Pero también hay una preocupación que se repite: "Me hubiera gustado que exista una continuidad, una transición, hacer una transferencia pero no hay ni miras de un nombre", dijo Colombo.
- ¿Qué tendría que ocurrir para que exista esa continuidad?
- Primero, voluntad política. Como ocurre en el nombramiento de jueces, se hace una designación de un nombre por parte del gobernador, hay un proceso bastante largo que dura unos dos meses en el Consejo de la Magistratura, una oposición de antecedentes, adhesiones, etc. Luego de esos pasos, se requiere del acuerdo de ambas cámaras legislativas.
- Inevitablemente el lugar va a quedar vacante durante un tiempo.
- Va a haber una acefalía durante un tiempo; si no hay un nombre hoy, como mínimo de dos o tres meses. Es preocupante porque todos sabemos y lo dije en mi cierre, que ésta es una institución fundacional. Todos quienes la integramos pusimos muchísimo para que funcione así, para que se pueda constituir como espacio de referencia de pibas y pibes de Santa Fe, como un organismo de control de las políticas, porque sirve ser controlado para hacer mejor el trabajo.
- Planteaste este tema en la presentación del balance de gestión la semana pasada. ¿Tuviste alguna respuesta?
- No hubo un ministro sentado en mi cierre de gestión. Vino, como lo hace siempre, la secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia, Patricia Chialvo, con sus directores; estuvo presente la representante adjunta de Unicef Argentina, pero no hubo un ministro provincial.
- En su momento, a nivel nacional llevó su tiempo la constitución de la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes. Fueron años.
- Doce. Con la necesidad que hay de que existan esos organismos. De hecho, tenemos una red y el lunes y martes voy a participar del primer encuentro anual de defensores de Niños en la sede de la Defensoría Nacional. Pero, indudablemente, para la política los niños y los jóvenes todavía no son prioridad.
- En el balance marcaste algunas pautas como la necesidad de equidad en la distribución territorial de recursos.
- En estos años nos dimos cuenta de que falta fortalecer las bases: hay un sistema de protección integral que es un embudo ancho en la parte de arriba, del tercer nivel del gobierno provincial, de la autoridad de aplicación; y muy delgado y angosto en la base que es el territorio donde debería ocurrir la protección de derechos. Porque la ley es integral y habla de protección y promoción de los derechos y para proteger hay que estar en los territorios, en las bases; y ahí hay muy poquito. En el año 2021 hicimos un programa anual que se llama "Desde y hacia el territorio" que está abierto para continuar su trabajo durante cinco años y va en línea con el plan quinquenal País de Unicef Argentina.
El otro planteo que va de la mano es preguntarnos si tenemos un sistema de protección integral o de protección excepcional donde hay una autoridad de aplicación fuerte que apela al art. 58 y 58 bis que establece cuándo separar a los pibes de su familia (ver: Ley de Promoción y Protección integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes). Creo que la asignatura pendiente del sistema de protección es volver al territorio, a las medidas de protección integral.
Para eso hay que poner muchos recursos humanos y económicos en las comunas, en los equipos de trabajo territorial, fortalecer lo que ya hay como los centros de salud, hospitales y apostar a la cultura y la educación. Eso le daría un giro de 180 grados a la protección de la niñez.
- La Defensoría puede hacer recomendaciones pero no tomar medidas.
- La Defensoría tiene una magistratura de opinión; la máxima herramienta defensorial es la resolución de recomendación donde, como ombudsperson, se puede marcar a los gobiernos las cuestiones de política a modificar. Es una herramienta que va dirigida al gobernador y sus ministros. Hay otras herramientas como oficios, notas, insistencias, de las cuales en el último tiempo tampoco hemos tenido respuesta. La receptividad también es una cuestión política necesaria para modificar aquello que hace falta.
- ¿De cuál de los tres poderes falta esa receptividad?
- Con el Poder Judicial hemos logrado un trabajo bastante interesante. Me parece que, en sentido amplio, la receptividad va para los tres poderes. Dijimos en el acto de cierre de gestión que nosotros también somos parte del sistema, no es que marcamos cuestiones desde una ajenidad: somos parte del sistema de protección. La receptividad está en cada organismo político y en cada persona de los tres poderes: en el Legislativo para crear marcos normativos adecuados y dar seguimiento al cumplimiento, en el Judicial para hacer cumplir las leyes y del Ejecutivo para diseñar e implementar políticas públicas que tengan a las infancias en sus agendas.
- Mencionás el tema de la territorialidad y no es lo mismo Santa Fe y Rosario o las grandes ciudades que el resto de la provincia. Ese también es un llamado de atención permanente de la Defensoría.
- El trabajo territorial tiene que tener una mirada de contexto, local y cultural La provincia es sumamente heterogénea, en cada región las problemáticas son distintas y la idea de este programa es apostar fuertemente a un trabajo territorial pero con una mirada de diversidad poblacional y cultural. Y para eso se requiere mucho trabajo desde las autoridades que tienen a cargo la aplicación las políticas públicas. Por ejemplo, en el norte la transversalización de las cuestiones de género no existe. Creo que la deuda con niñas, niños y adolescentes es inmensa y requiere de un compromiso real del gobierno, de una atención de todos los días.
- ¿Cuáles son las acciones que pudo desarrollar la Defensoría en estos diez años?
- Primero, estoy satisfecha con que la institución exista, con haber podido conformarla, armar un equipo que participó en forma colectiva de todo el proceso de armado institucional. Todo el mundo está apropiado de las misiones y funciones que tiene la Defensoría. Este es un organismo específico de los derechos de la niñez y adolescencia y por eso pido respetuosa continuidad.
Pudimos generar un Observatorio donde tenemos datos cualitativos y cuantitativos y eso es muchísimo porque si no se habla de niñez sin fundamento.Pudimos incluir la voz de los niños y niñas en distintos materiales y ese también es un mandato de la Convención de los Derechos de Niñas y Niños.
Pudimos ir de 600 a 12 000 atenciones en diez años. O sea que estoy conforme con muchas cosas. Hicimos campañas de promoción de derechos y tenemos tres informes que siguen vigentes. Contamos con cinco líneas de monitoreo robustas: sistema de protección, sistema de justicia penal juvenil, inversión social, derechos comunicacionales y bienestar subjetivo.
Es mucho lo construido. Me siento muy honrada de haber transitado estos diez años acá.
- ¿Que vas a hacer después del 4 de mayo?
-Lo que sé es que voy a seguir trabajando en temas relativos a niñez y adolescencia en los que me he formado y con los cuales estoy comprometida desde hace mucho tiempo.