Condenado por una violenta "entradera" a una familia de Rincón
Cuatro hombres armados sorprendieron a las víctimas mientras cenaban. Los maniataron, golpearon y amenazaron de muerte. Sólo uno de los agresores pudo ser identificado.
Condenado por una violenta "entradera" a una familia de Rincón
Un joven matrimonio y sus dos hijos -un varón de 5 años y una beba de meses-, fueron víctimas de una feroz "entradera" allá por septiembre de 2021, en su casa de San José del Rincón, cuando todavía regían algunas restricciones por la pandemia del coronavirus Covid-19.
En ese entonces, la policía detuvo a dos hombres -un joven y una adulto- y recuperó la camioneta Ford Ranger que los maleantes habían utilizado para escapar. Desde entonces, sólo uno de ellos permaneció en prisión preventiva hasta este martes, cuando recuperó la libertad por cese de prisión, tras aceptar una condena de 3 años de cumplimiento efectivo en un juicio abreviado.
La sentencia dictada por la jueza Rosana Carrara, alcanza a Orlando Francisco Carmelé (52), y fue producto del acuerdo entre su defensor privado, Alfredo Cesar Marinelli y los fiscales Federico Grimberg y Rosana Peresín.
Carmelé fue declarado autor responsable por el delito de "robo calificado por uso de arma cuya aptitud para el disparo no puede tenerse como acreditada, en poblado y en banda". Y tras haber estado más de un año y medio entre rejas la defensa solicitó el "cese de prisión" como parte del acuerdo.
Con precintos
El hecho por el cual se lo condena se remonta al 13 de septiembre del 2021, cuando aproximadamente a las 20, sonó la campana que está en la entrada de una casa quinta de la calle Pueblos Originarios al 5400, casi en el límite entre San José del Rincón y Arroyo Leyes.
Hasta allí llegaron cuatro hombres armados, entre ellos Carmelé, quienes con sus rostros cubiertos por barbijos -todavía era época de uso obligatorio-, sorprendieron a Daniel que se había asomado a la puerta para atender a uno de los delincuentes que estaba parado a unos metros de la entrada.
El resto, aprovechó el descuido para irrumpir en la vivienda, maniatar al propietario con precintos plásticos y rápidamente tomar el dominio del lugar en busca de alhajas y dinero en efectivo.
Hora de la cena
Una vez adentro también inmovilizaron a Mercedes, de 35 años, que tenía una beba en brazos y que rogaba para que no lastimaran a su esposo ni a su hijo de 5. La familia estaba cenando a la hora del atraco.
Les exigían un dinero que la pareja aseguraba no tener. A cambio les ofrecieron sumas menores a lo esperado, lo que desató la furia de los invasores que golpearon al hombre con la culata de un arma en la cabeza y los amenazaron de muerte.
Después de dar vuelta la casa, terminaron huyendo con una suma de entre $ 3.000 y $ 5.000; cuatro celulares (entre ellos un I-Phone); una notebook y la camioneta Ford Ranger blanca de las víctimas.
En aquel entonces, Mercedes hizo pública sus sospechas sobre el accionar policial. "Los dejaron escapar", soltó indignada porque a través del GPS de un celular lograron marcar el lugar donde podría estar la banda.
"Les decíamos el lugar exacto donde estaba la camioneta pero ellos iban para otro lado. No sé... es como que los dejaron escapar. Al final la camioneta la encontraron entre los vecinos y unos amigos de mi marido", en inmediaciones de las calles Las Lechucitas y Los Cardenales.
Con el secuestro de la camioneta fueron arrestados un remisero de 25 años, cuya participación en el hecho no pudo acreditarse, y el propio Carmelé, que desde entonces transitó la causa en prisión preventiva. Los otros tres malvivientes no fueron identificados hasta el momento.
"¡No maten a mi papá!"
"Cuando lo veo venir a mi marido pensé que era una broma de sus amigos, porque lo traían como abrazándolo. Pero no.... en una milésima de segundo veo que estaba maniatado con los brazos para atrás. Le habían colocado precintos plásticos. Los tipos estaban encapuchados y decían insultos", narró Mercedes en diálogo con El Litoral al día siguiente de la "entradera".
"Mi hijo de 5 años quedó aterrorizado. Yo le dije que se esconda mientas metí la beba detrás de un sillón. Empezaron los gritos y las amenazas. Los tipos nos pedían plata y oro. Les dijimos que no teníamos plata pero no... ellos insistían. Les dí algo de dinero que tenía en el bolsillo y atiné a decirles que había 4 mil pesos en el auto. Pero fue para peor, porque más se enojaron", continuó.
"Mi marido tuvo comercio y de esa época le quedó una caja fuerte acá. Los ladrones la abrieron y encontraron dos mil pesos. Entonces más se enfurecieron y le pegaron un 'culatazo' en la cabeza. El golpe fue tan fuerte que saltó sangre en la pared. Mi hijo se asustó tanto que empezó a gritar ¡no lo maten a mi papá!. Fue todo horrible... anoche no durmió. Todos estamos sin dormir", narró.
"Después nos hicieron ir hasta una habitación. Yo con la bebé en brazos la metí debajo de la cama. Uno de los malvivientes me ató las manos con un precinto. Me sacó los anillos que tenía puestos y me arrancó una cadenita de oro que era de mi bisabuela. Los tipos no entraba en razones... seguían revolviendo todo en busca de dinero", hasta que finalmente se fueron.