A diez años de la triple fuga del penal de máxima seguridad de General Alvear, el caso sigue siendo uno de los episodios más graves y desconcertantes de la historia criminal argentina reciente.
Durante 15 días se sucedieron persecuciones, enfrentamientos armados y secuestros que derivaron en un operativo sin precedentes. La huida de los condenados por el crimen de General Rodríguez terminó en la provincia y dejó una huella profunda en la historia criminal argentina.

A diez años de la triple fuga del penal de máxima seguridad de General Alvear, el caso sigue siendo uno de los episodios más graves y desconcertantes de la historia criminal argentina reciente.
Durante quince días, tres condenados a prisión perpetua lograron evadir controles, recorrer más de 1.300 kilómetros, enfrentarse a fuerzas de seguridad, tomar rehenes y mantener en vilo a varias provincias. El desenlace ocurrió en Santa Fe, donde la persecución llegó a su fin tras.
Los protagonistas fueron Martín Eduardo Lanatta, su hermano Cristian y Víctor Schillaci, todos condenados por el triple crimen de General Rodríguez, cometido en 2008. El 27 de diciembre de 2015 abandonaron caminando la Unidad 30 de General Alvear, vestidos con uniformes penitenciarios y armados con una pistola de madera, y escaparon en un Fiat 128 con un guardiacárcel tomado como rehén.
En tanto, Marcelo Schillaci, el cuarto condenado, no participó de la evasión porque se encontraba internado en el hospital penitenciario de Olmos.
Martín Lanatta arrastraba un extenso historial delictivo que incluía tenencia de explosivos y armas de guerra, homicidios agravados, robos cometidos en poblado y en banda, privaciones ilegítimas de la libertad, atentados y resistencia a la autoridad. Ese prontuario, identificado con el número 362273, lo ubicó desde hace años dentro del grupo de internos considerados de alto riesgo.
Al momento de la fuga, los cuatro cumplían condena por el secuestro, la tortura y el asesinato de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón. Con el tiempo, Lanatta consolidó un perfil violento incluso dentro del sistema penitenciario. Actualmente permanece alojado en el pabellón A del Módulo VI del Complejo Penitenciario I de Ezeiza, un sector reservado para detenidos peligrosos.
En ese módulo, los presos pasan 20 horas diarias en sus celdas, cuentan con una sola llamada telefónica semanal de 20 minutos y reciben visitas cada 15 días. Aun bajo ese régimen, Lanatta fue señalado por su participación en el homicidio de otro interno en diciembre de 2024 y por maniobras vinculadas al tráfico de armas y explosivos junto a Mario Segovia, conocido como El Rey de la Efedrina.
La evasión de General Alvear ocurrió a pocos días de la asunción del gobierno de Mauricio Macri, lo que potenció su impacto institucional. Desde el inicio, el caso quedó atravesado por acusaciones cruzadas, internas políticas y teorías conspirativas.
Semanas antes de la fuga, Martín Lanatta había señalado públicamente a Aníbal Fernández como una figura clave vinculada al trasfondo del triple crimen. Tras la recaptura, se desdijo, pero la denuncia ya había alimentado un clima de fuerte tensión. El cruce de responsabilidades se profundizó durante los días de búsqueda, con enfrentamientos públicos entre funcionarios nacionales y provinciales.
Mientras tanto, la persecución avanzaba por distintas localidades bonaerenses y se trasladaba luego a Santa Fe. Durante la huida, los prófugos protagonizaron tiroteos con policías y gendarmes, dejaron varios efectivos gravemente heridos, robaron vehículos y secuestraron personas para continuar su escape.
El tramo final de la fuga tuvo como escenario la provincia de Santa Fe. Donde se produjeron nuevos enfrentamientos armados con fuerzas federales y el secuestro de un ingeniero agrónomo, a quien obligaron a conducir su camioneta. Tras un vuelco y varios intentos fallidos por continuar la huida, los evadidos quedaron atrapados en caminos rurales anegados.
Martín Lanatta fue capturado primero, en la zona de Cayastá, luego de intentar escapar a pie. Días más tarde, Cristian Lanatta y Víctor Schillaci fueron encontrados en un campo arrocero, exhaustos, deshidratados y sin capacidad para seguir huyendo. El operativo cerró una búsqueda que durante dos semanas mantuvo al país en vilo.
Por los delitos cometidos durante la fuga y los quince días de clandestinidad, los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci atravesaron cuatro juicios. En todos fueron condenados. En octubre de 2018 recibieron penas de siete años y medio por la evasión y la toma de un rehén. Un mes después, la Justicia santafesina condenó a Martín Lanatta a 10 años y a sus cómplices a ocho por el tiroteo con gendarmes.
Luego se sumaron condenas por la privación ilegítima de la libertad del ingeniero y, finalmente, en febrero de 2020, cerraron el recorrido judicial con un juicio abreviado por el enfrentamiento armado en Ranchos, donde dos policías bonaerenses resultaron gravemente heridos.




