Desvelan los desequilibrios cerebrales detrás del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Un estudio sugiere que un desequilibrio en los niveles de dos neurotransmisores puede ser la base de este tipo de comportamientos

Desvelan los desequilibrios cerebrales detrás del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Un reciente estudio publicado en la revista Nature Communications revela importantes avances en la comprensión del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), una enfermedad caracterizada por obsesiones y comportamientos repetitivos. Investigadores de la Universidad de Cambridge utilizaron sofisticadas técnicas de imagen para medir los niveles de glutamato y GABA, dos neurotransmisores clave, en dos áreas del cerebro asociadas con el desarrollo del TOC: la corteza cingulada anterior y el área motora suplementaria.
El TOC es una enfermedad marcada por la incertidumbre, la ansiedad y la desconfianza que surgen después de tomar decisiones. Las obsesiones, pensamientos no deseados, dan lugar a comportamientos compulsivos y rituales que pueden afectar la vida cotidiana de las personas. Aunque la comunidad científica ha estado investigando durante años las causas y los mecanismos cerebrales detrás del TOC, aún quedan muchas preguntas por responder.
El estudio de Cambridge encontró un desequilibrio en los niveles de glutamato y GABA en las áreas cerebrales mencionadas anteriormente, lo que se asoció con los comportamientos compulsivos en los participantes, tanto aquellos con TOC como los sanos. Específicamente, los pacientes con TOC mostraron niveles significativamente más altos de glutamato y niveles más bajos de GABA en la corteza cingulada anterior.
Los neurotransmisores glutamato y GABA desempeñan un papel fundamental en la comunicación entre las neuronas del cerebro. La alteración de su equilibrio puede interrumpir la señalización neuronal y afectar el funcionamiento y la conectividad de los circuitos cerebrales. Estos desequilibrios pueden traducirse en hiperactividad o hipoactividad neuronal, contribuyendo así a los síntomas del TOC.
Si bien este estudio no presenta conceptos novedosos desde un punto de vista teórico, sí destaca por el uso de técnicas de neuroimagen más potentes y precisas. Estos hallazgos abren la puerta a nuevas investigaciones y tratamientos para el TOC. Hasta ahora, las opciones terapéuticas son limitadas y se centran principalmente en terapia psicológica y fármacos que afectan a la serotonina. Sin embargo, los resultados de este estudio sugieren que los fármacos que regulan la transmisión de glutamato podrían ser una nueva vía a explorar.
Aunque todavía falta mucho por descubrir y comprender sobre el funcionamiento del cerebro en el TOC, estos avances proporcionan una visión más clara de las alteraciones neuroquímicas implicadas en la enfermedad. Además, ofrecen nuevas posibilidades para el desarrollo de tratamientos más efectivos, como la psicocirugía o la estimulación cerebral profunda, que se reservan para casos graves en los que los tratamientos convencionales han fracasado.
El TOC afecta aproximadamente al 3% al 7% de la población, pero se cree que existe un alto grado de subdiagnóstico. Alrededor del 5% de los pacientes son refractarios a los tratamientos convencionales.




