Ricardo Aniceto Roldán jugó 223 partidos en Colón y marcó 41 goles. Llegó en 1976 y se fue en 1981. Anteriormente, había debutado en Atlanta y se fue a jugar a Juventud Antoniana de Salta. Allí lo conoció el Gitano Juárez, que era el entrenador de ese equipo que disputó por segunda vez el Nacional, en 1973, con jugadores de la talla de Osvaldo Mazo y el Chango Pablo de las Mercedes Cárdenas.
En ese entonces, Roldán jugaba de “10”, posición en la que prácticamente no se lo conoció en Colón a pesar de la gran cantidad de partidos jugados. Pero sigamos con la historia. En 1975, Juventud Antoniana vuelve a jugar el Nacional y cae en la zona de Colón, al que enfrenta en un partido que se jugó en Santa Fe el 5 de octubre de 1975.
Hace poco estuvo en Santa Fe.El jugador con más clásicos en Primera
Ese día, del que se cumplieron 50 años el domingo, no pasará desapercibido para Colón, para Roldán y para la historia de los clásicos, pues desde su llegada al club se convirtió en el jugador con mayor cantidad de clásicos santafesinos jugados en Primera División: 15.
Ese domingo 5 de octubre de 1975, a Colón lo dirigía Rubén Cheves, que era el técnico de la reserva y había llegado años antes de la mano del Vasco Urriolabeitia. ¿Y el Gitano?, en aquel entonces se encontraba trabajando con el Flaco Menotti en la selección y había dirigido a un equipo que jugó un par de torneos en el exterior, entre ellos uno que se organizó en México en el mes de agosto y al que convocó a Edgar Fernández, Enzo Trossero, Hugo Coscia y el Negro Baley, que estaban en Colón.
Aquel partido del 5 de octubre de 1975 terminó 2 a 2. Colón formó con Baley; Araos, Mántaras, Mariano y Fernández; Mazo, Zimmerman y Cococho Alvarez; Coscia, Saldaño y Olivares. Luego ingresaron Hugo Villarruel y Camilo Aguilar. Por su parte, en Juventud Antoniana lo hicieron Jorge; Gonzalo, Laguna, Palacios y Albornoz; Taritolay, Colque y Ricardo Aniceto Roldán; Rivero, Aragonés y Rodríguez.
Los dos goles de Juventud Antoniana fueron convertidos por Roldán, en tanto que José Luis Saldaño y el Mono Olivares convirtieron los tantos de Colón, que ese año había estado toda una rueda, en el Metropolitano, sin conocer la derrota (19 partidos).
El Gitano Juárez le da indicaciones a Cococho Alvarez y Carlitos López.El consejo del Gitano Juárez
El hecho saliente es que el Gitano Juárez le dijo al doctor Eugenio Marcolín que “compre al 10 de Juventud Antoniana, no se va a arrepentir”. Y Marcolín lo hizo, a sabiendas que iba a ser muy difícil mantener a Cococho Alvarez (terminó siendo transferido al año siguiente al Deportivo Cali) y a Carlos Angel López, aquel “10” zurdo y habilidoso que había jugado en River, en Estudiantes y que luego tuvo un largo desempeño en el fútbol boliviano hasta llegar a los 40 años de edad practicando fútbol de manera profesional.
Y Marcolín lo hizo. Esa misma tarde del 2 a 2, según se encargó de contarlo en algunas ocasiones, el ex presidente sabalero golpeó la puerta del vestuario visitante y estableció un primer contacto con Roldán, que luego continuó con las autoridades de Juventud Antoniana para que en 1976 se convierta en refuerzo sabalero.
Pero el hecho saliente es que Ricardo Aniceto Roldán, que vino como “10”, pocas veces jugó en esa posición. Lo ubicaron de “5” y se convirtió en un jugador destacado, imprescindible y rendidor en esa posición, conformando en 1977 un gran mediocampo con Hugo Villarruel de “8” y con la Chiva Di Meola, que había regresado a la institución, como “10”, en tanto que arriba jugaban Lalo Vega de wing derecho, Aricó de wing izquierdo y José Artemio Luñiz, otro de los jugadores que Colón reclutó del Nacional (había jugado en Juventud Antoniana, en Altos Hornos Zapla y en Central Norte de Salta).
Compartiendo una parte de su periplo en Santa Fe con Cococho Alvarez, con Aricó, cada tiro libre a favor de Colón era una chance concreta de gol. En el caso de Roldán, diestro a diferencia de los dos anteriormente mencionados, pegándole con muchísima potencia a la pelota.
Ricardo Aniceto Roldán se quedó a jugar en Colón hasta 1981. Vivió momentos muy buenos, grandes campañas y también masticó la peor de las derrotas con el descenso de 1981. Luego se fue a jugar un año a Vélez y posteriormente a Platense, donde también permaneció durante bastante tiempo (hasta 1986), para regresar a Salta y terminar luego su carrera en Juventud Antoniana.
En Colón se lo recuerda por sus goles de tiro libre y por haber formado parte de aquellos equipos de la década del 70 que aún hoy se recuerdan de manera entrañable por aquella identidad futbolística que se supo crear a partir de grandes entrenadores (el Vasco Urriolabeitia y el Gitano Juárez) y enormes jugadores de fútbol.