La pretensión original era la de jugar en la A. Para ello, los dirigentes de Unión se basaban en un argumento que, entendían, era suficientemente “sólido” para la época: seguir el camino de Newell’s y Central, que el año anterior —1939—, habían sido invitados para jugar el máximo torneo del fútbol argentino. Los esfuerzos y las gestiones fueron ingentes. Don Francisco Anello había iniciado uno de sus períodos presidenciales en 1937 y lo terminó en 1939, año en el que Unión fue campeón de la Liga y consiguió que lo incluyeran en los registros de Afa. El sueño de Anello era jugar en la A, como ya lo habían conseguido Newell’s y Central por invitación. Pero se lo negaron. Y antes de darse por vencido, aceptó militar en lo que se denominaba la Segunda División de Ascenso —luego llamada Primera B— donde comenzó un derrotero que culminó en 1966 con el ascenso a Primera, aunque antes estuvo muy cerca en dos ocasiones (1943 y 1963).
Héctor Sarubbi tuvo el honor de ser el presidente de aquél primer partido de hace 80 años, ese soleado 28 de abril de 1940 cuando el 15 de Abril (inaugurado apenas 11 años antes, en 1929) asistía a un hecho histórico para el fútbol de la ciudad: el primer partido oficial en Afa.
La inclusión de Unión, el retorno de Argentinos de Quilmes, luego de su pésima y única campaña en la categoría superior y la incorporación de Boulogne, que ascendió, fueron las principales novedades. Acassuso, All Boys, Almagro, Argentino de Quilmes, Argentinos Juniors, Barracas Central, Boulogne, Colegiales, Defensores de Belgrano, El Porvenir, Estudiantes de Buenos Aires, Excursionistas, Los Andes, Quilmes, Sportivo Dock Sud, Talleres de Remedios de Escalada, Temperley y Unión fueron los participantes de ese torneo. Y hubo un hecho muy particular e increíble si se toma en consideración lo que luego ocurrió con la institución en cuestión. Argentinos Juniors —llamado entonces, “campeón sin corona”— fue su principal protagonista, clasificándose vencedor, pero la AFA no permitió su ascenso por carecer de un estadio en condiciones reglamentarias y de la cantidad de socios que se solicitaba. Sus dirigentes pidieron permiso para jugar en cancha de Ferro pero no se lo concedieron. Tres años antes no ocurrió lo propio con Almagro, que no tenía cancha pero se dio el gusto de jugar una temporada en el torneo de Primera de Afa. Con el correr del tiempo, Argentinos Juniors se acostumbró a ser de Primera y se convirtió en el “semillero del mundo” con aquellos grandes futbolistas (Maradona a la cabeza) que asomaron a la fama desde sus divisiones inferiores.
Argentinos Juniors consiguió sumar 49 puntos en 34 presentaciones, uno más que Acassuso (tenía mejor promedio de goles que el campeón) y tercero Temperley a seis del conjunto de La Paternal. Unión, de aceptable campaña, fue noveno con 34 unidades anotando 71 goles a favor y 64 en contra.
Una particularidad de aquél equipo de Unión se dio con la presencia en el equipo del recordado Alejandro Ulla, quien luego fue presidente del club unos años más tarde, entre 1958 y 1959, manteniéndose activo durante mucho tiempo —hasta el fin de sus días— como uno de los hombres de consulta permanente.
En 2009, antes de que asuma el actual presidente Luis Spahn, se le puso el nombre del escribano Alejandro Ulla a la sede de la institución, sumándose al homenaje que se le hizo, a lo largo del tiempo, a otros dirigentes: la cancha auxiliar lleva el nombre de Super Manuel Corral, la platea techada el de Marcelo Casabianca, la pileta el del hombre que la construyó (Mario Iparraguirre) y la sede el de Alejandro Ulla, que fue titular en el equipo del “Macho” Loyarte (entrenador del equipo) en ese inolvidable encuentro que se disputó un domingo a la tarde y en un momento muy particular de la historia de la humanidad —a tono con el que vivimos actualmente, pues el mundo asistía a la Segunda Guerra Mundial.
En la segunda fecha, Unión debió viajar a Villa Ortúzar para visitar a Almagro y volvió a ganar: fue 2 a 0, lo cuál ocasionó una gran expectativa para el tercer partido, que fue como local y ante Talleres de Remedios de Escalada, al que venció por 4 a 1.
La primera derrota se produjo en la cuarta fecha, el domingo 19 de mayo de 1940, justamente el mismo día que Hitler anunciaba que había cumplido con otra de sus promesas: la anulación del Tratado de Versalles.
Una de las particularidad de aquél torneo, fue que Unión concretó una de sus goleadas más importantes de la historia. En la fecha 8, el 30 de junio de ese año, derrotó por 7 a 1 a Boulogne. Después, en la segunda rueda, fue empate. Y esos dos partidos son los únicos que se contabilizan en la historia entre estos dos equipos, pues Boulogne descendió ese año y nunca más volvió a militar en los principales torneos.
Hablando de goleadas en el 15 de Abril, la máxima en Primera se dio en 1975 y ante un grande. Unión derrotó 7 a 1 a Racing —hace poco se cumplieron 45 años de ese partido— pero hubo un antecedente en el viejo Regional. En 1971, Unión recibió a Primero de Mayo de Formosa y lo venció por 11 a 1 en Santa Fe.
Unión: Carlos Lezcano; Ramón Rafagnielllo y Zárate; Alejandro Ulla, Santiago Solari y Carmelo Bonacci; Carlos Máximo Tobke, Mario Gervé, Henry Theelen, Juan T. Bobadilla y Juan Ullrich.
Estudiantes: Recchi; Vicente Mauriño y González; Crespo, Pino y Mastrocello; José Bernardino Menéndez, Neira, Trevisano, Maroni y Jorge Monzón.
Goles: en el primer tiempo, a los 20’ Ulrich (U) y 36’ Bobadilla (U). En el segundo tiempo, a los 5’ Ullrich (U); a los 22’ y 23’ Monzón (E) y 35’ Gervé (U).
Fecha: domingo 28 de abril de 1940.