“El “Chiqui” estaba siempre con mi papá, era de su círculo. Si aprendió de Grondona el diez por ciento no debería tener problemas para manejar la AFA por varios años”, afirma Humbertito Grondona, el hijo del desaparecido Julio Humberto. Y una de las “armas” más usuales del ferretero de Sarandí era la teoría del “tero” que pasaba por poner los huevos en un lado pero gritar en otro.
Para muchos lo que pasó el fin de semana fue un perfecto “montaje”: hacerlo hablar a Nicolás Russo, instalar la suspensión de los dos descensos por dos años y eliminar los promedios. ¿Por qué ahora cambiaría “Chiqui” Tapia, de golpe, respecto a su reciente idea de “jugar con el reglamento vigente y respetar los descensos”?.
Por una cuestión de “ajedrez político” con el gran escenario que se viene en el fútbol argentino post pandemia: los salarios “obscenos” de muchos futbolistas en la Superliga. Si hasta el mismo Arsenal, que tiene un presupuesto austero, le debe tres meses a Sergio Rondina.
Detrás de la figura de suprimir los descensos por dos años y sacar los promedios sale a flote una sola idea para la mayoría de los clubes, menos los grandes: “Si no hay descensos, pongamos los pibes. No tiene sentido gastar en figura ni pagar contratos altos”.
¿Qué busca Tapia con ésto?: que Sergio Marchi empiece a hablar “en serio” de un tema que viene gambeteando desde que arrancó la pandemia y que es “sincerar” los contratos de los jugadores acorde a la crisis que estamos viviendo. Pero fundamentalmente a la crisis que se vendrá cuando pase todo. “La mayoría de los clubes no vamos a poder seguir pagando esos contratos”, reconocen casi todos, más allá de la conveniencia deportiva de cada uno frente al descenso.
“La situación de los salarios de los jugadores es un tema que preocupa y ocupa a toda la dirigencia del fútbol argentino. Más allá de los acuerdos particulares de algunos clubes, la AFA designó una comisión para entablar un diálogo y una negociación con el titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, Sergio Marchi, para llegar a un acuerdo general”, informa el sitio “Doble Amarilla”.
Claudio Tapia, Pablo Toviggino y Nicolás Russo integran esta comisión que ya entabló los primeros contactos con un Sergio Marchi que ya no se muestra tan inflexible como hace unos días. Según se pudo saber, el titular de Agremiados acepta negociar quitas a los salarios más altos, pero con un tope del 20 por ciento. Claro está, por contrapartida quiere que se garantice el pago de la totalidad de los sueldos de los ingresos menores. La AFA, en cambio, pretende una quita escalonada de acuerdo a cómo vaya avanzando este escenario sin fútbol por la pandemia del coronavirus, que genera que los ingresos de las instituciones sean cada vez menos y con pagos diferidos.
Lo que está claro es que empezó “la guerra” de los dirigentes (AFA: Tapia) contra los jugadores (Agremiados: Marchi). Y en este caso no se trata de una simple paritaria como todos los años ni se sale con la amenaza de un paro normal. Se trata de pensar y leer el fútbol argentino a futuro.
Por caso San Lorenzo —que impulsa y propone la figura de Marcelo Tinelli como actor principal del nuevo esquema— es uno de los que más debe. Independiente, por ejemplo, está dos meses abajo y recién canceló ¡enero!. Lo mismo Huracán.
Mientras Tapia “tira” a un tipo hábil y capaz como Nicolás Russo, para instalar la idea de “no descensos por dos años y chau promedios”, lo que está haciendo es acorralar a Sergio Marchi.
El mensaje de Tapia a Marchi es subliminal: “Si los jugadores no se bajan los salarios, jugamos sin riesgo deportivo y todos van a querer poner todos pibes con dos o tres de experiencia”. O directamente van a jugar con las reservas, lo que supone “mano de obra profesional desocupada”.
Para cualquier cambio de escenario reglamentario a futuro, como es por ejemplo “sacar” los descensos, lo deberá aprobar la Asamblea de AFA el 19 de mayo, de manera virtual y votando por “Zoom” en medio de la cuarentena para el fútbol.
El estatuto de la AFA marca que la asamblea está integrada por 46 delegados. Son 22 de Primera División, seis de la B Nacional, cinco de la “B” Metro, dos de la Primera “C”, uno de la Primera “D”, dos del Torneo Federal “A”, cinco de las Jurisdicciones Deportivas de las Ligas del Interior, uno del Fútbol Femenino, uno por el Futsal y el Fútbol Plata, uno por los ex árbitros, ex entrenadores y ex jugadores. Para que se apruebe el cambio, se necesitan cuatro quintas partes de los votos (37). Así está marcado en el estatuto.