La coincidencia de dos hechos del pasado fue el germen de una de las muestras que hoy ocupa buena parte de la superficie del Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez.
El museo santafesino recupera un vínculo artístico histórico. Las influencias cruzadas entre ambos autores se evidencian en piezas que comparten sensibilidad, política y cotidianidad.

La coincidencia de dos hechos del pasado fue el germen de una de las muestras que hoy ocupa buena parte de la superficie del Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez.
El primero: los 120 años del nacimiento del pintor Antonio Berni, que se celebran en este mes de mayo. El segundo: la exposición que en 1965 reunió al ya consagrado artista rosarino con el santafesino Richard Pautasso, entonces un joven que apenas pasaba los treinta años.
En aquella ocasión, hace seis décadas, el propio Berni visitó la ciudad para inaugurar una muestra retrospectiva con 65 trabajos. En paralelo, Pautasso presentó 140 dibujos, dando forma a un acontecimiento artístico significativo.
La evocación de aquel hito derivó en "Berni y Pautasso en El Rosa. Diálogos a 60 años", inaugurada el pasado 24 de abril con la presencia de más de 200 personas. La propuesta busca tender un puente entre los mundos de ambos artistas.
La sección dedicada a Berni ofrece un recorrido por las cinco obras del creador de Juanito Laguna que integran el patrimonio del museo. Dan cuenta de la versatilidad y riqueza expresiva que caracterizó su carrera.
Entre ellas, se destaca el retrato de Manuel Mujica Lainez, parte de una serie de nueve retratos del escritor que posee el museo. En él, el autor de "Bomarzo" aparece con su característico bigote, sombrero, corbata, pañuelo y un clavel en el saco.
También se expone un xilocollage titulado "El streaptease de Ramona", realizado en la década del ‘60. La obra evidencia a un Berni ya consagrado, entregado a la experimentación técnica sin perder de vista sus personajes icónicos ni su firme postura política.
La pieza más singular de esta sección es un paisaje toledano que el propio Berni donó al museo a fines de los años '20, como retribución a la beca del gobierno provincial que le permitió formarse en Europa cuando era joven.
Esta obra posee una serie de particularidades notables: remite a una etapa temprana y formativa del pintor, y su estilo difiere tanto del posterior que, sin la firma, difícilmente se lo identificaría como suyo.
Debido a su delicado estado de conservación, no puede exhibirse en la pared. Por eso, el museo decidió realizar en vivo su proceso de restauración, a la vista del público visitante.
Con el objetivo de conservar el espíritu de la muestra de 1965, los especialistas del Rosa buscaron en el patrimonio institucional las obras de Pautasso más cercanas a las que exhibió en aquella oportunidad.
Así, se incluyó una serie de dibujos con tinta realizados durante las décadas del '60 y '70. Incluso, uno de ellos fue donado al museo por El Litoral en agosto de 1978.
Jugando con la idea del cruce entre los criterios estéticos de ambos artistas, los curadores también incorporaron obras posteriores de Pautasso donde esa influencia es palpable.
Un ejemplo es "Basural 4", donde se advierte la huella de Juanito Laguna en el contenido, y del collage típicamente “berniano” en la forma.
También se exhiben dibujos realizados por Pautasso en los años '90, en los que persiste su tendencia a incorporar objetos de la vida cotidiana -como lapiceras, etiquetas de frutas o guirnaldas- a sus composiciones.
De modo que, como señalan desde el museo, visitar esta muestra implica viajar hacia la vida y obra de dos artistas que pasaban por momentos diferentes de sus carreras. Pero que poseían una sensibilidad muy parecida.
Aunque suponerlo implique cierto grado de especulación, no resulta difícil imaginar que aquel joven Pautasso, en plena etapa de aprendizaje, se nutrió del Berni ya legendario con el que compartió cartel en aquella lejana jornada de 1965.




