El 26 de septiembre de 1977, El Litoral publicó una columna firmada por Jorge Taverna Irigoyen. En la misma, se cruzan dos nombres de la plástica santafesina: el consagrado Oscar Esteban Luna y el joven Carlos Andrés Sánchez, egresado de la Escuela Provincial Juan Mantovani.
Oscar Esteban Luna: un referente
La muestra de Oscar Esteban Luna en la galería Finuart era la confirmación de la madurez de un artista capaz de unir lo real y lo imaginario en composiciones de gran fuerza.
Archivo El Litoral"Tramas lineales, punteados, grafismos de infinitas gradaciones, van levantando planos en los cuales figuras escapadas del tiempo cuentan sus propias historias de fantasía", decía el crítico.
"Dibujante sensible que ensambla con gran habilidad lo real y lo imaginario, Luna exhibe en este conjunto de dibujos coloreados uno de sus períodos de mayor madurez", añadía.
AG Arte"La muestra revela una vez más la seria laboriosidad de este artista santafesino que posee y ejercita la doble virtud de enseñar y aprender, y que, dentro de una línea conceptual vanguardista de la gráfica y el dibujo, logra mantener e impulsar los ‘espacios sensibles’ en un poético contrapunto".
Carlos Andrés Sánchez: la energía de un inicio
En paralelo, la galería Arte Color recibía al entonces joven Carlos Andrés Sánchez. "Ocho dibujos elaborados en grafito, lápices de colores y collages, evidencian su iniciático gesto frente a la figura humana y sus enlaces compositivos", señalaba el crítico de El Litoral.
Archivo El LitoralY agregaba: "la serie 'A sólo un paso de la oscuridad', está resuelta con buen sentido de la forma sobre el plano, advirtiéndose aciertos como el recorte de alguna de las siluetas".
Aunque Taverna advertía cierta "intencionalidad erótica" que no siempre respondía a una necesidad expresiva, rescataba la fluidez de sus líneas y el sentido de forma. Eran señales de un artista en ciernes que se animaba a explorar.
Archivo El LitoralReleer hoy esa columna de 1977 sirve para dimensionar la importancia que se daba al arte en Santa Fe. Las instituciones, las galerías privadas y la crítica especializada conformaban un entramado que se ocupaba de sostener la creatividad local.