Sorprendió este jueves el anuncio de Rafael Nadal retirándose de la semifinal de Wimbledon al sufrir una ruptura de 7 milímetros en uno de los músculos abdominales en el partido que le ganó al estadounidense Taylor Fritz por los cuartos de final.
El español se bajó de las semifinales por lesión y le permite al australiano de 27 años participar de su primera final de Grand Slam. Una carrera plagada de incidentes y sanciones parecen quedar atrás.

Sorprendió este jueves el anuncio de Rafael Nadal retirándose de la semifinal de Wimbledon al sufrir una ruptura de 7 milímetros en uno de los músculos abdominales en el partido que le ganó al estadounidense Taylor Fritz por los cuartos de final.
A sus 36 años, el español mantiene un ritmo de tenis altísimo, pero la edad le pasó factura y se bajó del duelo con Nick Kyrgios.
De esta manera, el tenista australiano pasa a primera plana luego de dos semanas increíbles en All England, donde en un cuadro complicado dejó afuera Stefanos Tsitsipas, número 4 del mundo, provocando la ira del griego y marcando claras diferencias.
Con 27 años, actualmente se ubica en el puesto 40 de ránking. Su puntos y los resultados no condicen con el gran talento que posee, el cual lo llevó a subir hasta el 13° puesto del ránking ATP.
Sin embargo, su tumultuosa carrera, donde la excentricidad de su juego se plasmó en su conducta y la concentración, le quitaron la posibilidad de mantener regularidad y convertirse efectivamente en uno de los mejores del mundo.
Uno de los primeros episodios fue en el 2014, cuando insultó al suizo Stan Wawrinka durante un partido y hasta hizo un comentario de mal gusto sobre su novia. Esto hizo que la ATP lo sancione con 25 mil dólares de multa.
En el 2016, la sanción fue aún mayor. Durante un partido correspondiente al torneo de Shanghai, provocó la bronca del público al dejarse ganar frente al aleman Mischa Zverev y la ATP decidió suspenderlo del circuito durante ocho semanas.
Otra de sus víctimas favoritas es su posible rival en la final, Novak Djokovic, que deberá superar al local Cameron Norrie. En varias ocasiones realizó comentarios provocadores en su contra, incluso en una ocasión aseguró: “No importa cuantos Grand Slams gane, él nunca será el mejor. Si no me puede ganar, no puede ser el más grande”.
Ni siquiera Nadal se salva del “Bad Boy” del tenis. El episodio más polémico entre ambos fue justamente en Wimbledon 2019, cuando Kyrgios le tiró un pelotazo y en la conferencia de prensa explicó por qué no se disculpó: "Por qué debería disculparme? El tipo tiene... ¿Cuántos Grand Slams? ¿Cuánto dinero tiene en su cuenta bancaria? Creo que puede recibir un pelotazo en el pecho, no le voy a pedir disculpas en absoluto".
Alejado de la polémica, Kyrgios encaró el 2022 mucho más enfocado en su carrera, consiguiendo buenos resultados y plantándose frente a los mejores del mundo en varias ocasiones. Un ejemplo de esto fue el partidazo que protagonizó en la segunda ronda de Australia contra Medvedev o ante Nadal en Indian Wells
Pero para lograr esto tuvo que combatir a uno de los mayores enemigos en el mundo del deporte: la depresión. A través de un posteo de Instagram, Kyrgios contó: "Este era yo hace tres años en el Abierto de Australia. La mayoría asumiría que me estaba yendo bien mentalmente o disfrutando de mi vida... Fue uno de mis periodos más oscuros".
"Tenía pensamientos suicidas y literalmente luchaba por levantarme de la cama, y mucho menos jugar frente a millones. Estaba solo, deprimido, negativo, abusaba del alcohol, las drogas, alejaba a familiares y amigos. Sentía que no podía hablar ni confiar en nadie. Esto fue el resultado de no abrirme y negarme a apoyarme en mis seres queridos y simplemente esforzarme poco a poco para ser positivo", confesó en la desgarradora publicación.
Gracias a esta impresionante actuación, el australiano se convierte en el primer no preclasificado en llegar a la final de Wimbledon desde que lo hiciera su compatriota Mark Philippoussis en el 2003. El último en conseguirlo en cualquier torneo de Grand Slam fue el recién retirado Jo-Wilfried Tsonga, quien llegó a la final del Abierto de Australia en el 2008.
Este domingo, Kyrgios jugará el partido más importante de su vida, que también marcará un antes y un después en su carrera que aún podría darle otras grandes alegrías a uno de los mayores talentos en el mundo del tenis. Tras pasar por un verdadero infierno, el australiano buscará tocar el cielo con las manos.




