Casi en el final de sus vacaciones, Lionel Messi decidió festejar sus 20 años. Lo hizo un mes después (nació el 24 de junio 1987) y reunió a sus amigos en un pub de Rosario. Sergio Torres, el dueño del swing en Santa Fe, hizo de nexo para un mano a mano exclusivo e imperdible de este diario con el heredero del "10".
Debo admitir que yo estaba esperando el llamado, porque el lunes previo en "Café con Fútbol", después de terminar una nota con él, la popular voz tropical de Sergio Torres me había dicho: "El viernes te voy a hacer un regalo inolvidable, porque vos sos como un amigo".
Lo concreto, para hacerla corta, es que a la una de la mañana de ese sábado 28 de julio, quien firma esta nota estaba en el medio de un pintoresco pub en Rosario llamado "La Usina", festejando el cumpleaños VIP número 20 de Lionel Messi, por entonces la promesa más firme del fútbol argentino, estrella mundial del Barcelona y el bautizado Mesías, por esta historia armada en cuanto a si sería o no el heredero de Diego Armando Maradona.
El Litoral junto al 10 en la celebración de su cumpleaños n° 20.Después de presentarme a su padre Jorge y su mamá Celia, Lionel Messi explica: "Yo me crié escuchando sus canciones de cuando él hacía furor en Cali. Me las canto a todas. Un día, hace un par de años, yo estaba comiendo en un restaurante de Rosario y él tocó en la zona de las pistas. Yo le mandé a decir que lo quería conocer, pero como había mucha gente, nos citamos como a las tres de la mañana en un café de bulevar Oroño. Así, nació esta amistad tan linda que tenemos con Sergio". Sergio, claro está, es Torres.
Esa noche, detrás del micro de la banda y en el coche del recordado más querido Daniel Vasgal, viajaba Sergio Torres con un refuerzo de lujo: el "Cachapé" Rivero, un jugador que en las canchas de Liga gambeteaba tanto o más que Messi.
Al llegar, más allá de una desmedida presentación de parte de Sergio Torres, se genera una hecho insólito. Estacionamos el micro y los coches. Aparece la seguridad del lugar, había mucha gente. Entre todos, se filtra una figura flaca, desgarbada, con una remera celeste y blanca tipo "Los Pumas", con melena larga, pero contenida por un gorrito polar.
Cuando me extiende la mano, estando cara a cara, entiendo por qué a Lionel Messi le dicen "Pulga" desde chico. Es que en tiempo real, Messi no acreditaba ni los 67 kilos de su ficha técnica y tampoco aparentaba ese metro 69 de altura.
Matías, uno de sus hermanos (los otros son Marisol y Rodrigo), se adelantaron a la presentación de rigor: "Lío, él es del Diario El Litoral, que te dio el premio como deportista en diciembre, en esa cena que te comenté que estaban Bonadeo y Elizondo en Santa Fe". Entonces, Messi pasó del apretón de manos formal al abrazo. Y de sobrepique, Sergio Torres agregando un "vino conmigo porque es mi amigo".
La Usina era, justamente, una vieja usina. Paredes grandes, techos altos, escaleras por todos lados. No había más de 200 personas. Aparecían gigantografías de Messi colgadas del techo y todas las miradas confluyendo hacia una pantalla gigante (gigante en serio, casi que baja del cielo) donde se estaba repitiendo el derby español, el mismo en el cual Messi jugando para el Barcelona le había hecho tres goles al Real Madrid.
El padre de Messi, a pesar de haber visto seguramente mil y una noches ese tape, desviaba sus ojos del epicentro para fijar su atención en esa última pelota donde el "Pulga" entrando por izquierda y define cruzado clavando el 3-3 sobre la hora. La sensación es que, a pesar de los 20 años que cumplía el Mesías, para papá Messi sigue siendo Lionel, el nene por el cual "se le cae la baba".
El reloj marca la hora 3.15 de ese sábado y en Rosario hacía tanto o más frío que en Santa Fe. A pesar de eso, Messi tira la gambeta: "Nos ponemos las camperas y vamos a hablar afuera, tranquilos. Porque acá la música está al palo". Sin dramas, acepta la foto con la tapa de El Litoral, al lado de este enviado y de su amigo Sergio Torres.
Entonces, al costado de los barquitos amarrados en el Arroyito, acepta un diálogo periodístico, tan desubicado (pedirle una nota en medio del festejo de su cumpleaños) como impostergable:
-¡Qué historia la de festejar los 20 años un mes y pico después, no...!
-El día de mi cumpleaños, el 24 de junio, estaba en Venezuela concentrado con la Selección. La idea era hacerlo enseguida, cuando volviéramos. Pero, la verdad, que primero no tenía ganas de nada. Y después, cuando se fue pasando la calentura un poquito, surgió lo del comercial con Pepsi en China y tuvimos que viajar a filmar allá.
-Demasiada gentileza que me atiendas en medio de tu fiesta, como para andar preguntándote por aquella final con Brasil...
-Nunca nos pudimos recuperar del gol de ellos a los 4 minutos y encima apareció ese tiro de Riquelme en el palo. No nos salió una. No encontramos nunca el partido. Una lástima, porque habíamos jugado bastante bien al fútbol en la Copa América de Venezuela. Me decepcioné mucho, estuve bajoneado. Pero el fútbol es así.
-¿Qué tal la experiencia comercial reciente en China?
Sorprendido por el respeto con que nos trataron. Yo viajé con "el Mati" (N. de R.: por Matías su hermano) y mi primo. Pero más allá de llegar a Beijing y ver las calles empapeladas con mi cara por la difusión, uno aprende cosas de otras culturas. Por ejemplo, los chinos hacían cola y se ponían ordenadamente uno detrás del otro para esperar que yo empezara a firmar autógrafos o sacarme fotos con ellos. Es otra forma de vivir, distinta de la nuestra.
Prolongar la charla, más allá de tener enfrente de uno al jugador que todos desean entrevistar, implicaba faltar a los códigos de la amistad -de quienes nos acercaron, en este caso Sergio Torres- y del respeto. Entonces, llega el momento de la pregunta que todos hacen y que todos quieren hacerle.
-El gol apilando jugadores a la carrera contra el Getafe en el Nou Camp por la Copa del Rey y el que hiciste con la mano al Espanyol aparecen como peligrosas casualidades.
-Fueron goles, nada más. Uno más lindo que el otro
-Estas similitudes técnicas desembocan casi automáticamente en la comparación Messi-Maradona, Lionel
-Me lo van a preguntar toda la vida, quizás de distintas maneras, y voy a responder siempre lo mismo toda la vida: Maradona es único.
-¿Te molesta que te comparen con Diego?
-Para mí, es un orgullo. Pero tengo en claro que puedo hacer 100 goles y ganar varios campeonatos, que Maradona es único. Viene él solito arriba y después aparecemos todos nosotros, pero varios escalones abajo.
En un momento de la charla, El Litoral consultó a Messi respecto de si en algún momento, cuando recién arrancaba, pudo tener alguna relación con los clubes de Santa Fe. "Conozco a Colón y Unión, de nombre, porque están cerca obviamente de Rosario. Pero yo no tengo historias raras, como a veces pasa con otros jugadores, con oportunidades que se le dieron en otros lados ni con los clubes cambiados. Yo siempre quise jugar en Newell's, me di el gusto de jugar en Newell's y sé que voy a volver a jugar en Newell's Old Boys de Rosario, porque es el club que amo".