Alegría y festejos en el Día de los Jardines de Infantes

La ternura y alegría de los pequeños pudo con el frío y el cielo nuboso. Los jardines de infantes de nuestra ciudad festejaron hoy su día con juegos, música, picnics, actividades recreativas y consignas que recuerdan la importancia de la educación inicial para la vida. El 28 de mayo se conmemora el Día de los Jardines de Infantes y de la Maestra Jardinera en homenaje a Rosario Vera Peñaloza, una destacada educadora riojana, fundadora del primer jardín de infantes del país.

En la provincia de Santa Fe, 54.960 niños van a las salas obligatorias de 5 años, tanto en jardines públicos como privados, mientras que 38.280 chicos de 4 años tienen su salita. En total, 93.240 pequeños de 4 y 5 años están escolarizados, según datos aportados por el Ministerio de Educación provincial.

“Es un día muy especial para todos nosotros. El jardín hoy tiene una función importante que es preparar no sólo para iniciar la escuela primaria sino también para la vida”, afirmó Zulema González, vicedirectora del Jardín de Infantes Coronel Pringles.

Mientras los pequeños formaban filas para ir hasta la plaza Pueyrredón donde había una actividad especial, la seño Ani aportó que “el jardín es una ventana al mundo, porque somos el primer eslabón del sistema educativo”.

Si antes había margen de duda de los padres sobre si a sus pequeños de 2 ó 3 años les haría bien pasar sus mañanas en el jardín de infantes, ese margen fue achicado por la Ley Nacional de Educación. La norma define que la educación inicial constituye una unidad pedagógica y comprende a los niños desde los 45 días hasta los cinco años de edad inclusive, y establece como obligatorio el último año. La ley también define que el Estado Nacional y las provincias deben extender y universalizar la oferta de cobertura de la sala de 4 años.

En la plaza

La música de María Elena Walsh sonaba fuerte en la plaza Pueyrredón, adonde la Municipalidad de Santa Fe invitó a 5 jardines de infantes de los alrededores a disfrutar de una función de magia y la actuación del Coro y la Banda de Música Municipal con canciones infantiles.

Las maestras colocaron mantas sobre el piso para que los niños no tuvieran frío y de a poco se fueron acomodando para escuchar la música. Algunos trajeron coloridos sombreros y banderas. Ulises, un niño del jardín de la escuela IV Centenario, aprovechaba para pasearse por el arenero, bajo la atenta mirada de la señorita. “Es muy dulce, pero es un niño”, suspiró la docente, que no lograba que el pequeño prestara atención al espectáculo.

El uso de las manos como herramientas creadoras, la observación de la naturaleza como proveedora de material didáctico y la importancia de hacer los trabajos en forma de juegos son algunos de los legados de Rosario Vera Peñaloza. Fabiana y Rosana, dos maestras jardineras presentes en la plaza, dijeron que su profesión es “muy gratificante” y que volverían a elegir la carrera por sobre cualquier otra. A su lado, caritas de inocencia regalaban risas dulces e iluminaban la gris mañana con sus cómicos gestos y resonantes vocecitas.