El juicio comenzó el jueves 9 de febrero y desde entonces se celebraron cuatro audiencias, por las que pasaron unos 15 testigos, entre personal policial que trabajó en las distintas etapas de los operativos, testigos de actuación y particulares relacionadas a la causa.
Entre ellos estuvieron los primeros eslabones de la cadena del tráfico, como el floricultor al que le compraron los palos borrachos con los que transportaban la droga rumbo a Italia; el personal de la Dirección de Aduana de Resistencia de la Afip que formuló la denuncia en la Fiscalía N° 2 de Formosa por el contrabando de plantas vivas a Italia; el remisero que reconoció al “cordobés” (también apodado Cabrito) -Rodríguez Luna-, al “colombiano” -Marín Hernández- y a Bamba, a quien llevó una vez al supermercado.
Luego fue el turno de los operadores inmobiliarios de la ciudad de San Justo, que se reunieron con Rodríguez Luna, el italiano Luglietto y el paraguayo Nani para rubricar el contrato de alquiler del campo de Colonia Francesa.
Y por último, el médico de la Policía Federal de Reconquista, quien realizó tareas de investigación encubiertas antes del allanamiento. Junto con dos policías disfrazados de enfermeros se presentaron en la finca en una ambulancia para tratar de determinar el acento de los moradores, con la excusa de estar realizando una encuesta relativa a la prevención del dengue.


































