El violinista santiagueño Sixto Palavecino falleció hoy en el Instituto de Cardiología de Santiago del Estero, donde se encontraba internado desde hace algunos días debido a serios problemas cardíacos y pulmonares.
Los restos del músico de 94 años serán velados en el teatro 25 de Mayo, para que el público le pueda rendir tributo al músico y quichuista que tradujo el Martín Fierro a la lengua quechua.
El extinto folklorista nació en 1915 en la localidad de Barrancas, departamento Salavina, en el sur de Santiago del Estero. Palavecino falleció a las 17.30 de hoy. Horas antes, una de sus hijas, Aidee Palavecino, comentó que su padre estaba internado en estado grave e iba "partiendo lentamente porque ama la vida". El médico que lo asistía, Luis Orellana, explicó que su estado era "bastante crítico". "Lo último que se hizo es la asistencia respiratoria para ver si mejoraba ante las complicaciones derivadas de sus broncoaspiraciones", añadió.
A los problemas cardíacos se le sumaron disfunciones renales y respiratorias, por lo que se comenzó a producir un deterioro irreversible de sus parámetros vitales, señaló el profesional de la salud. Por esa razón, sus hijos se comunicaron telefónicamente con los amigos de su padre que no se encuentran en la provincia, como León Gieco y Oscar "El Chaqueño" Palavecino, según manifestaron en declaraciones radiales.
Sus problemas de salud comenzaron a mediados de marzo, cuando fue internado y colocado un stent. Fue dado de alta, pero anteayer volvió a sufrir una descompensación mucho más seria que las anteriores.
Surgido del monte santiagueño
Ejecutante del violín sachero surgido de las entrañas del monte santiagueño, Sixto construyó una obra sostenida por iguales dosis de tradición y creatividad.
A los 13 años tuvo su primer violín y tiempo después fue parte del conjunto folclórico ’Corazón de madera’ que alcanzó notable trascendencia en Santiago del Estero, especialmente en los departamentos quechua-parlantes.
Realizó composiciones bilingües y se encargó de traducir canciones, poemas, libros y hasta las estrofas del Himno Nacional Argentino del español al quechua.
Fue mentor y creador del espacio radial "Alero Quechua Santiagueño" que por más de 30 años sirvió para afianzar una cultura esencial del pueblo santiagueño e impulsó, junto a los estudiosos Felipe Corpos, Vicente Salto y Domingo Bravo, una agrupación cultural nativista cuyo lema es "Ama Sua, Ama Llulla, Ama Ckella" (Ni ladrón, Ni mentiroso, Ni holgazán).
Por fuera de esta pasión que impregnó toda su actividad, el talento de Palavecino le permitió vincularse musicalmente con otros artistas locales e internacionales como León Gieco, Mercedes Sosa, toda la familia Carabajal, Chico Buarque, Pablo Milanés, Milton Nascimento y Pete Seeger.
Pese a ese tránsito, en una entrevista al matutino La Nación aseguró que "nunca he vivido de la música. Yo he hecho más cultura que contrato. En los últimos años empezaron a tenerme en cuenta por la musiquita sachera, que sachero quiere decir del monte, montaraz. Pero vivir de la música no he vivido".
Algunos de los lauros cosechados en su trayectoria fue un homenaje, en 1997, de la Presidencia de la Nación por su aporte cultural y también la distinción con el título "Doctor honoris causa" por la Universidad de Rosario.
Su vida inspiró a un importante escritor santiagueño, el profesor Lisandro Amarilla, quien en 1993 hizo su biografía novelada a la que llamó "El violín de Dios" y al cineasta Daniel Rojas para el documental "La savia del algarrobo" (2000).
DYN / Télam



































