Cada año, la Isla de Navidad, un pequeño territorio australiano perdido en el océano Índico, se convierte en escenario de uno de los espectáculos naturales más impresionantes del planeta. Millones de cangrejos rojos emergen de la selva tropical y avanzan en masa hacia el mar, tiñendo de rojo carreteras, jardines y senderos en su camino hacia las playas donde desovan.
Las imágenes, registradas por drones y turistas, muestran una auténtica “marea roja” desplazándose entre la vegetación y los pueblos.
No hay barreras que los detengan: los cangrejos cruzan muros, escaleras e incluso las fachadas de las casas. Durante esos días, la vida humana se detiene y se adapta a su paso: se cierran carreteras, los autos se detienen y los isleños despejan los caminos con rastrillos y sopladores para no dañarlos.
Este fenómeno marca el inicio de la temporada húmeda y está sincronizado con las mareas y las fases lunares. En el cuarto menguante, las hembras liberan millones de huevos al amanecer, que eclosionan al contacto con el agua. Solo unas pocas larvas sobreviven al viaje y regresan semanas después convertidas en diminutos cangrejos de apenas cinco milímetros.
Crecimiento significativo
En los últimos años, la población ha crecido significativamente: de unos 55 millones de ejemplares estimados a comienzos del siglo, hoy se calcula que supera los 100 millones. Este aumento se debe al control exitoso de las hormigas locas amarillas, una especie invasora que amenazaba a los crustáceos y cuya expansión fue frenada con la introducción de una pequeña avispa.
Millones de cangrejos rojos emergen de la selva y avanzan en masa a través de los jardines.Flying Fish Cove y Ethel Beach son los puntos más concurridos para observar la migración, que atrae cada año a visitantes y fotógrafos de todo el mundo. Se espera que el gran desove ocurra entre el 15 y el 16 de noviembre, con un segundo episodio posible en diciembre.
Después, el silencio volverá a la isla… hasta que las primeras lluvias despierten otra vez a los cangrejos y el suelo vuelva a moverse.
¿Por qué no los comen?
A pesar de su abundancia, los cangrejos rojos no son comestibles debido a su sabor desagradable.
El fenómeno de los cangrejos rojos en Australia plantea cuestiones sobre la relación entre la abundancia de una especie y su idoneidad para el consumo humano.
Los cangrejos rojos no son comestibles, debido a su sabor desagradableA medida que la comunidad local busca formas de proteger y preservar estos crustáceos, también se exploran oportunidades para aprovechar otras especies invasoras como fuente de alimento, pero a estos cangrejos buscan dejarlos en paz.