La ciudad de Santa Fe era otra. En pleno crecimiento y expansión, la capital de la provincia lucía novedades llamativas a finales de la década de 1930. La más representativa, el Puente Colgante que tenía apenas dos años de inaugurado.
Una vieja crónica policial de fines de la década del 30 pone de relieve el problema de conducir bajo los efectos de bebidas alcohólicas. “Saldo: dos heridos y pérdidas de consideración”, remarcó El Litoral en aquel entonces.

La ciudad de Santa Fe era otra. En pleno crecimiento y expansión, la capital de la provincia lucía novedades llamativas a finales de la década de 1930. La más representativa, el Puente Colgante que tenía apenas dos años de inaugurado.
La historia que se recuerda a continuación hace memoria de un hecho policial perdido en el tiempo pero que sirve de ejemplo para exponer el problema de conducir bajo los efectos de bebidas alcohólicas, una problemática vigente por estos días.
“Un automóvil, guiado por un ebrio, tras embestir a varios vehículos fue a incrustarse en un tapial...”, tituló El Litoral el viernes 1° de septiembre de 1939. La crónica policíaca estuvo acompañada por imágenes, develando la importancia del acontecimiento.
La nota refería a “un vecino de calle Moreno al oeste” que en aparente estado de ebriedad se apoderó de un vehículo que estaba estacionado sobre Av. Rivadavia y salió “a toda velocidad”, según publicó el vespertino.
“Minutos después el auto embistió a varios carros verduleros en proximidades del Mercado de Abasto, terminando la loca carrera en un tapial de calle La Rioja, casi esquina Avenida Freyre, donde quedó incrustado”, remarcó el artículo.
En total fueron cuatro los carros atropellados por este singular personaje, de los cuales uno de sus conductores terminó lesionado, derivado al hospital; aclaraba El Litoral en la completa crónica.
Con el correr de las horas se logró identificar al protagonista de esta tragicómica secuencia que mantuvo en vilo a la ciudad capital. Se trataba de un joven de 27 años cuyas iniciales eran C.M que había estado bebiendo en un “dancing” ubicado en la zona Rivadavia y La Rioja.
Se supo, de ello da cuenta la crónica, que luego de la travesía al volante y de haber terminado contra el tapial de una ferretería, el conductor fue cercado por la policía. Fue así que lo trasladaron para realizarle curaciones y terminó también internado en el hospital de Caridad (hoy Cullen) por un golpe en la cabeza.
La crónica también hizo referencia a los destrozos provocados en otros vehículos y animales (caballos), tal fue el raid que uno de los equinos falleció.
También se consignó que el auto estaba radicado en Rigby, una vieja comuna santafesina que hoy forma parte de López, en el departamento San Jerónimo, ubicada a unos 100 kilómetros de la ciudad de Santa Fe.
Por último, la policía nunca pudo develar por qué el joven ebrio tomó el vehículo “prestado”, como así tampoco pudieron las autoridades investigativas determinar cuál era el destino.




