“El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás”
Esta institución, fundada por el gobernador José Gálvez, fue un símbolo del progreso liberal, con autonomía y libertad de cátedra como pilares.

“El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás”
Herbert Spencer (1820- 1903)
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I - La ciudad de Santa Fe es titular de una larga tradición educativa. A poco de la fundación, en 1573, los padres de la Compañía de Jesús iniciaron un centro de enseñanza, tal como era su modelo en todo el subcontinente. Abrieron aulas junto a su Iglesia, siendo la de nuestra ciudad, de las primeras instituciones en todo el actual territorio nacional.
Luego de los tratados que buscaban pacificar, Estanislao López se encargó de las faenas del gobierno y el 16 de julio de 1832 dispuso la creación del “Instituto Literario de San Jerónimo” para la enseñanza de latinidad, para que los jóvenes puedan formarse. Permaneció en funciones hasta la muerte del Brigadier, ocurrida el 15 de junio de 1838.
Juan Pablo, su hermano, asumía ese cargo y decide quitar los recursos. Será el gobernador Pascual Echagüe quien restaure los estudios con un acto en el templo de San Francisco el 28 de julio de 1845.
II - A poco de acallarse las armas en Caseros había que reorganizar el país. La juventud estudiosa de Santa Fe debía recurrir a Buenos Aires o Córdoba para hacer estudios superiores. Ello representaba una limitante, no sólo por los costos de la estancia.
En una sucesión política atípica, el 7 de abril de 1868 asume la gobernación Mariano Cabal y el gobierno adquiere un compromiso con el proceso de inmigración y colonización para lo cual se esmera en ofrecer las mejores condiciones; una de ellas era la educación.
El 23 de noviembre de 1868 la Cámara de Representantes de la provincia sanciona la ley por la que se autoriza a invertir tres mil quinientos pesos fuertes en educación.
Con la partida presupuestaria, con jóvenes en condiciones de acceder a esos estudios y las instalaciones de las aulas jesuíticas, es decir, todas las condiciones, el 26 de febrero de 1869 Cabal dicta la providencia por la que crea el primer año de los estudios superiores con las disciplinas de Derecho civil, Derecho canónico y Derecho natural.
Se facultaba al rector la designación de los catedráticos responsables, pero, en forma sorprendente, establecía la bibliografía a utilizar para la enseñanza que era toda de corte laicista.
Para el curso del primer año de 1870 se registra la inscripción de Jacinto Fernández, Agustín Cabal -hijo de Mariano Cabal-, Jacinto Fernández y Manuel Yáñez que se sumaban a los ya matriculados.
Debieron pasar tres años para que la legislatura provincial sancione, el 10 de julio de 1871, una ley confirmando la Facultad y creando la “Academia de Práctica Forense” que es presidida por el Titular de la Cámara de justicia y los postulantes debían solicitar su ingreso demostrando el haber aprobado tres años de los estudios de abogacía y dar una disertación.
Luego de larga brega, en 1872 se logró el reconocimiento nacional del título que emitía la casa de estudios. En 1882 llega a la presidencia Julio Argentino Roca y junto a él, como ministro de Justicia, Culto e Instrucción, el médico Eduardo Wilde. Se inicia un tiempo de secularización: Ley General de Educación N° 1420 y Ley de Matrimonio Civil.
Los jesuitas deciden no continuar y en 1886 todos los estudiantes que quedaban concluyeron. Se registraron 73 matriculados.
III - Deberá esperarse a la iniciativa de José Gálvez. Era un hombre profundamente creyente, nacido en la ciudad el 8 de junio de 1851, estudió en el Colegio de la Inmaculada y se recibió de abogado en 1873. De joven inicio una carrera política y en la gobernación de Manuel María Zavalla (1882-1886) es ministro de gobierno para luego ser gobernador en 1886.
Dentro de su ideario de pujanza estaban los estudios para el progreso de la sociedad y en este sentido, en su último año de gobierno, el 13 de junio de 1889, remite a la legislatura el proyecto de creación de una universidad. El cuerpo legislativo lo trata haciendo algunas modificaciones y lo aprueba el 16 de octubre de 1889 creando la “Universidad de Santa Fe”.
La norma permitía la creación de un verdadero centro de estudios superiores con algunas cuestiones que respondían al modelo liberal de país en abierto crecimiento, como la libertad de cátedra (artículo 17) y un alto grado de autonomía.
El nuevo gobernador, José Manuel Cafferata, a poco de asumir, designa a Gálvez como Rector de la recién creada universidad a los efectos de su organización y lleva adelante las tareas complejas de estas empresas que es la de montar, nada menos que una universidad, con muy pocos recursos tanto materiales como humanos.
Entre otras acciones, tal vez la menor, dispuso que su casa familiar ubicada en calle San Martín sea la sede universitaria y en ella funcionó hasta su traslado a la actual ubicación, varios años después de ser nacionalizada.
IV - El miércoles 30 de abril de 1890 en un muy formal acto se dejaba inaugurada la Universidad de Santa Fe. El salón del Cabildo estaba colmado de personalidades que habían sido invitadas al efecto, entre ellos el gobernador de la provincia Juan Manuel Cafferata y el rector de la Universidad, el ex gobernador José Gálvez, así como el vicegobernador José Elías Gollán.
También estaban presentes el ministro provincial de Hacienda y Obras Públicas, Manuel Gálvez; el presidente del Senado de la provincia, Mariano Comas; el prebístero Gregorio Romero y los catedráticos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad, doctores Romualdo Retamar, Aureliano Argento, Luis S. Blanco, Laureano Anadón y Rafael M. Fúnes.
El discurso estuvo a cargo de José Gálvez, quien en una parte del mismo destacó: “Hoy pisamos, señores, los umbrales de una nueva era intelectual, afianzamos las acciones del hijo de estas tierras sobre la sociedad y sobre la naturaleza, abriéndole más anchos horizontes a su actividad y a su inteligencia (...)"
"A la débil fuerza de su entendimiento, a su instrucción incompleta, a la rudimentaria enseñanza que recibe en la modesta escuela primaria, añadimos el incalculable poder de la ciencia que todo lo eleva y ennoblece, haciendo brillar en todo su esplendor la magestad del hombre, cuya soberanía incontestable se ejerce sobre el mundo exterior".
"(...) Porque es inaudible; la ciencia extiende el dominio del hombre sobre todo lo creado. Agente poderoso de la sociedad y de las facultades humanas, ella todo lo llena, todo lo abraza, todo lo estudia, todo lo analiza, formando un poder incontrastable que sirve de eficaz vehículo para las transformaciones completas de la vida de los pueblos y de los individuos”.
Eran las palabras de un estadista que tenía un proyecto de Estado.
V - En definitiva, la creación de la Universidad de Santa Fe fue un claro ejemplo de la máxima expresión de la política de progreso que inspiró el gobierno del propio José Gálvez (quien fue gobernador desde el 7 de abril de 1886 al 7 de abril de1890, siendo sucedido por Cafferata, justamente), representante de una generación de progreso que posicionó a Santa Fe en el pináculo de la Nación.
Nada más contundente para demostrar que la cultura se vincula derechamente con el progreso material. Del articulado de la norma se puede advertir la esencia ideológica; el progreso tal como lo contemplaba el liberalismo y todo el contenido de la norma no tiene fisuras.
Se consagra la “libertad de cátedra” como condición indispensable para la divulgación y progreso de las ciencias. La conducción a cargo de un Rector que permanece por tres años (artículo 18), un Consejo Superior (artículo 14) y la asamblea universitaria que determinan las prioridades políticas en la educación.
Los frutos llegan con la primera colación de grados que se realiza en las instalaciones del reabierto Colegio de la Inmaculada el 12 de octubre de 1895 donde reciben sus diplomas José A. Gómez y Salvador J. Salva, los primeros egresados de la nueva casa.
En una línea histórica, esa Universidad provincial es la continuadora de las Aulas Mayores de los jesuitas y la predecesora de la actual Universidad Nacional del Litoral.




