I
El gobierno nacional experimenta un periodo de tranquilidad política, mientras la oposición se muestra ineficaz. Sin embargo, los escándalos de corrupción emergen.

I
Es muy probable que el gobierno de Javier Milei esté atravesando no por su hora más gloriosa pero sí por su hora más serena y hasta placentera, si es que la palabra placer puede conjugar con las palabras poder y política. Con cierta sorna y cierto toque de mala fe un amigo macrista me dijo que la coyuntura es tan favorable al gobierno que hasta Karina parece buena, simpática y linda.
Jorge Asís, cuya exclusiva clarividencia política reside en que todas sus predicciones resultaron equivocadas, asegura que el presidente puede hacer la plancha tranquilo hasta marzo; una profecía que yo en el lugar de Milei me alarmaría por esta habilidad infalible de Asís en equivocarse.
De todos modos, el cielo por ahora está despejado, no se anuncian tormentas ni chaparrones agresivos, las noches son serenas y plácidas, entre otras cosas porque la única referencia opositora al gobierno libertario es la señora Cristina, cuyas apariciones bailables en el balcón más que un gesto de rebeldía se parecen a los espasmos patéticos de un reloj cucú.
Con esa oposición los hermanitos Milei pueden dormir tranquilos por lo menos hasta marzo.
II
Tal vez sea injusto comparar la incipiente corrupción del gobierno de los hermanitos Milei con la aluvional corrupción del régimen kirchnerista.
Pero también sería injusto desconocer que los K dispusieron para el logro de sus hazañas de casi veinte años, mientras que los Milei llevan apenas dos años y, a decir verdad, hay que admitir que los cachorros están probando que en estos menesteres de la corrupción ya exhiben dientecitos filosos y uñitas largas.
Lo que correspondería preguntarse, atendiendo los logros en tan breve período, qué hazañas serían capaces de obtener si se mantuvieran veinte años en el poder. Por lo pronto, y a la hora de las comparaciones, a los "Cuadernos de Centeno" le ha surgido un insólito competidor a través de los "Cuadernos de Calvete".
Se trata de un reconocido proxeneta que en los últimos años logró la hazaña de ser, además de un rufián, el representante de los supermercados chinos, ejercer el cargo de Concejal por Cambiemos en Lomas de Zamora y ser un distinguido protagonista del saqueo perpetrado en los negocios y negociados con laboratorios y la Agencia Nacional de Discapacidad precedida por el venerable Diego Spagnuolo.
Como frutilla del postre, un oportuno allanamiento a la casa de Ornella, hija de Calvete, encontró una suma de 700.000 dólares, episodio que la tierna Ornella relativizó diciendo algo así como: "Quién no tiene 700.000 dólares guardados en algún cajoncito de su casa".
Ornella Calvete, flamante funcionaria del Ministerio de Economía del "mejor gobierno del mundo", es pareja de Javier Cardini, una de esas aves de pico encorvado que revolotean en las esferas del flamante poder libertario.
Lo cierto es que como consecuencia de estos escándalos ya son trece los funcionarios echados y renunciados, tarea higiénica iniciada con Spagnuolo y que concluyó por ahora con Cardini quien, fastidiado por lo sucedido, sugirió que si lo seguían fastidiando iba a pedir una guitarra para iniciar un concierto de canto con jugosas estrofas y reveladoras rimas.
III
"Cincuenta segundos", se titula el documental dirigido por Martín Rocca para narrar el asesinato, y por qué no, el martirio, perpetrado contra Fernando Baéz Sosa por parte de los denominados "rugbiers de Zárate", una pandilla o manada de jóvenes que a juzgar por los antecedentes de algunos de ellos encontraban un insólito placer en vapulear a quienes ellos creían o imaginaban que les habían faltado el respeto.
La tragedia que narra el documental ocurrió en Villa Gesell en la madrugada del 18 de enero de 2020. Fernando tenía 18 años y sus asesinos más o menos la misma edad. El episodio adquirió una singular notoriedad pública y como es de público conocimiento, cinco de los rugbiers fueron condenados a cadena perpetua y tres a quince años de prisión.
Rocca, el autor del documental, se refiere en una entrevista a la tragedia de un padre o una madre a quien lo llaman por teléfono para avisarle que su hijo, el jovencito que salió de vacaciones, fue asesinado a la salida de un boliche.
Sin ánimo de establecer comparaciones innecesarias, habría que preguntarse qué pasa con un padre al que también lo llaman por teléfono para informarle que su hijo acaba de ser detenido por haber matado y por haber matado desde la condición de patotero. Lo cierto es que el documental abrió el debate sobre el caso Báez Sosa.
Existe un consenso unánime en cuanto a que hay verdugos que merecen la cárcel, pero lo que se discute es la extensión de la condena; es decir, la cadena perpetua. Las opiniones jurídicas y emocionales están divididas, pero por lo pronto la condena a los rugbiers ha sido ratificada por el tribunal de Casación y seguramente sus abogados defensores apelarán a la Corte provincial y nacional.
Uno de los hallazgos dramáticos de la serie es el título: "Cincuenta segundos", el tiempo que emplearon los rugbiers para asesinar a patadas a Fernando. Menos de un minuto bastó para mandar al otro mundo a un muchacho que fue a Villa Gessell a disfrutar de unos días de playa con sus amigos de escuela y su novia.
Menos de un minuto y los sueños de Fernando fueron destrozados a patadas. También corresponde decir que en menos de un minuto los rugbiers arruinaron sus vidas para siempre.
IV
No creo exagerar si afirmo que desde los tiempos de la invención de la imprenta de Johannes Gutenberg los poderosos de toda laya responsabilizaban a la prensa y a los periodistas de sus desgracias o, para ser más preciso, de sus matufias.
En ese punto Cristina y Javier se parecen como dos gotas de agua, incluso hasta en el detalle de coimear periodistas o estimar que los únicos periodistas que valen la pena son los que hablan bien de ellos y ponderan sus excelsas virtudes políticas. La historia avala mis palabras.
Richard Nixon murió convencido de que el Watergate fue una asonada de la prensa; Charles De Gaulle siempre creyó que el Mayo Francés fue una perversa zancadilla que le hicieron los diarios; Lula da Silva y Jair Bolsonaro creen que fueron los periodistas los responsables de sus temporadas en chirona.
En todos los casos los periodistas cobran por derecha o por izquierda. Y las palizas no solo las propinan los políticos. Los padres de los "rugbiers de Zárate", por ejemplo, están convencidos de que sus hijos fueron condenados primero por la vil prensa amarilla.
Lo mismo pensaba Ramoncito Saadi y los padres de los asesinos de María Soledad Morales. En la Colombia de Pablo Escobar, o en el México del Chapo Guzmán, el oficio más insalubre era y es el de periodista. No hay vuelta que darle. A corruptos, déspotas o criminales con poder la prensa libre los molesta. Es más, puede llegar a ser su principal enemigo.
¿Quiere imaginar una sociedad devenida en una pesadilla, en el infierno más temido, en una selva donde rige sin atenuantes la ley brutal del más fuerte? Imagine una sociedad sin libertad de prensa y sin periodistas.
V
Ucrania hace cuatro años que soporta una guerra declarada por un déspota que reúne en su persona todas las lacras del comunismo y del fascismo con un toque sádico de barbarie asiática.
Vladímir Putin se llama el caballero en cuestión. El mismo que en estos momentos disfruta de la tácita y discreta simpatía de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos que no se ha privado de proferir insultos contra Volodímir Zelenski, el mandatario ucraniano.
Él (Trump) y ese otro halcón de pico filoso y ojos de lince que se llama James David Vance, un señor que, si la memoria no me falla, es su actual vicepresidente y probable sucesor (sus antecedentes, y sus intenciones, me permiten decir que cuando llegue a la Casa Blanca lo vamos a extrañar... a Trump).
Sigamos. Según trascendidos, Trump le propone a Ucrania que ceda a Putin el treinta por ciento de su territorio y le permita a él explotar sus "tierras raras". Por ese camino falta que le pida una cita amorosa a la esposa y ya no quedan humillaciones por infligir. Europa mira, suspira y no sabe qué hacer.
Nosotros, los argentinos, campaneamos. Campaneamos con "el pucho de la vida apretao entre los labios". Trump miente y traiciona. Nada para sorprenderse. Lo ha hecho siempre y ahora se nota más. Problemas de Estados Unidos.
Y de alguna manera sesgada, problema para Argentina también, porque si le vamos a creer al periodista Carlos Pagni, una de las columnas sobre la cual se sostiene el poder de los hermanitos Milei es Trump; es decir, la palabra de Trump, palabra que, como los hechos lo demuestran, puede ser más falsa que profecía de gitana y vale menos que un billete argentino de 100 pesos.




