El jueves por la tarde, en la localidad mendocina de Malargüe, dos hermanitos fueron atropellados cuando intentaban cruzar la calle. La niña, de 13 años, murió en el acto; su hermano, de 10, sufrió graves lesiones y fue trasladado de urgencia a un hospital. El conductor del vehículo quedó a disposición de la justicia.
El choque y sus consecuencias
Según fuentes oficiales, el siniestro ocurrió cerca de las 18:00 en la intersección de las calles Roca y Llancanelo, en el departamento de Malargüe. Un automóvil de alta gama —un BMW— que circulaba por calle Roca en dirección Este embistió a los hermanos que caminaban por la vía pública.
La niña sufrió heridas tan graves que no sobrevivió. En tanto, su hermano fue hospitalizado con fracturas expuestas en las piernas; por la complejidad de las lesiones, evaluaban su derivación a un centro especializado.
El conductor, identificado como un hombre de 31 años, fue detenido y sometido a la prueba de alcoholemia, que arrojó 0,14 gramos de alcohol por litro de sangre. Si bien ese nivel está por debajo del límite legal penal en la provincia, la medida representa una falta según la normativa vigente. Quedó imputado mientras la causa —a cargo de la fiscalía local— continúa bajo investigación.
La niña, de 13 años, murió en el acto; su hermano, de 10, sufrió graves lesionesInvestigación, contexto y repercusiones
Las autoridades de la oficina fiscal de Malargüe ordenaron pericias accidentológicas, análisis complementarios y la toma de testimonios a testigos del siniestro, a fin de reconstruir la dinámica del hecho. Hasta ahora, se trabaja para determinar si hubo exceso de velocidad, distracción, condiciones particulares del tránsito o alguna otra circunstancia que haya contribuido al impacto.
El accidente reaviva la preocupación en Mendoza por los siniestros viales que involucran menores. En lo que va del año, ya se registraron otras tragedias: por ejemplo, en febrero un choque frontal entre un auto y un camión en la localidad de Chapanay dejó como víctimas a una mujer de 31 años y su hija de 13 años.
Organismos de seguridad vial y justicia —así como organizaciones civiles dedicadas a la protección de niños y adolescentes— suelen remarcar la necesidad de reforzar la educación vial, mejorar la infraestructura urbana (señalización, iluminación, reductores de velocidad, veredas seguras) y promover campañas de concientización.
En zonas como Malargüe, donde muchas calles no cuentan con semaforización o pasos peatonales adecuados, cada cruce representa un riesgo.
Para los familiares de las víctimas, el suceso representa una pérdida irreparable y deja al hermano pequeño con una gravedad crítica. En contextos así, la comunidad suele mostrarse conmocionada y solidaria, aunque persiste la angustia por la falta de certezas.
La imputación del conductor y las pericias en curso apuntan a determinar si hubo responsabilidad criminal por negligencia o manejo imprudente. Más allá del resultado, el caso abre una reflexión colectiva sobre la vulnerabilidad de los peatones —especialmente de los niños— y la necesidad de mejorar políticas públicas de prevención vial.