Se nota que le duele en el alma haberle hecho juicio a Colón, pero al margen de que no le pagaron su trabajo (cuando lo contrataron como director deportivo), no la pasó bien. Su recuerdo del club, de todos modos, es imborrable y le tiene un eterno agradecimiento a la gente. Francisco "Pancho" Ferraro sacó subcampeón al equipo en el 97 y eso lo llevó al bautismo internacional a la institución. Como entrenador del juvenil, armó a uno de los campeones del mundo con jugadores de la talla de Messi, Agüero, Gago, Zabaleta, Garay, Biglia, Lavezzi, Formica, Ustari y el “Principito” Sosa, entre otros. Habla de este equipo de Placente. Y arranca, a regañadientes, algunos conceptos de su paso por Colón, con silencios que valen más que las propias respuestas.
-Pancho, usted es uno de los entrenadores campeón del mundo de nuestro país. ¿Qué siente al ver este equipo de Placente?
-Hace tiempo que vengo diciendo que el trabajo de juveniles de Afa es muy bueno y esto no me sorprende. Son los ADN de José Pekerman. Y en mi caso, viví ahí adentro es lo más lindo que me ocurrió en el fútbol.
Aquél café con Pekerman en Ezeiza
-Usted llegó para hacerse cargo de la selección sub 20 cuando Messi tenía 18 años y Pekerman ya le había dado varios títulos del mundo. ¿Por qué lo eligieron?
-Pekerman me llamó un día, yo estaba en Gimnasia de Jujuy, estábamos entre los primeros tres en la tabla y mi señora me dijo que me había llamado José. Era domingo a la noche y había regresado a Buenos Aires. El lunes me citó a tomar un café en Ezeiza, hablé con él y Tocalli, y me ofrecieron la sub 20. Tocalli iba a dirigir al equipo en Colombia, en el Sudamericano, para buscar la clasificación para Holanda, pero después se iba a la mayor con José. Les dije que sí.
-O sea que todavía había que clasificar…
-¡Claro! Yo fui a Colombia a ayudar a Hugo Tocalli. Luego de eso, Pekerman se reunió conmigo y con Tojo, me dijo que formara el equipo que quería y que tenía cinco meses para trabajar. “Jugá como vos querés, meté al equipo dentro de los cuatro, si se gana algo mejor y que alguno de esos chicos venga a la mayor”, eso fue lo que me dijo José antes del Mundial de Holanda
-¿Cómo siguió la historia?
-Armé la lista, él la vio y le encantó. Y nos fuimos a Holanda. Salimos campeones, Messi fue el mejor del torneo y goleador… Pasó el tiempo y en el 2014, cuando se jugó el Mundial de Brasil, había seis jugadores de mi equipo: Zabaleta, Garay, Gago, Biglia, Messi y Agüero.
-¿Qué le gusta de este equipo?
-El día del partido con Colombia ví algo que me hizo volver a ese torneo. Ví a los chicos argentinos, como por ejemplo Delgado, abrazar a los colombianos cuando terminó el partido… Yo recuerdo que después de aquella final con Nigeria me pasó lo mismo... Me acuerdo de Michael, un 5 de Nigeria, tremendo jugador que lloraba como loco… Lo fui a consolar y atrás mío vinieron varios de los chicos.
"Placente transmite mucha paz"
-Transmite una paz bárbara y un cuerpo técnico que colabora. Estamos muy bien con Scaloni y lo que se está haciendo hace tiempo con los juveniles. Placente sigue esa línea.
-Al principio, con usted, Messi fue suplente. ¿Mito o realidad que Grondona entró al vestuario después del primer partido y le pidió que lo ponga?
-Jamás pasó eso… Me lo preguntaron mil veces… Mirá, la señora de Julio era fanática de los chicos y me acuerdo que estaban en Alemania, con la mayor, en el torneo Confederaciones. Entonces, se venían en auto a Holanda a ver los partidos. La señora de Grondona se quería meter en el vestuario a besar a los chicos porque los adoraba. Cuando estábamos en Ezeiza traía un cura para que les dé misa…
-Julio me daba la mano y listo, nunca nada, nunca una exigencia... Me acuerdo que estaba un tal Villar, presidente de la Real Federación Española, que el día que le ganamos me dio la mano y me dijo que íbamos a ser campeón del mundo. Jugamos un partidazo contra ellos, pero a los tres o cuatro días jugábamos con Brasil, que tenía un equipazo. “Los jugadores de usted dejan la piel en la cancha, los míos no”, me dijo Villar.
-¿Cómo siguió la historia?
-Me pidió José que dirija en Toulon y luego me vaya con once chicos a Alemania para ser sparring del equipo en el Mundial del 2006. Cuando él renuncia, después de perder por penales, con Alemania, le golpeé la puerta de la habitación y le dije: ‘Vos me trajiste, yo me vo con vos’. Cuando llegamos a Buenos Aires, pedí una reunión con Grondona. A los quince días pudo atenderme, me reuní con él y le dije que me iba. ¿Sabés qué me dijo?, que no entendía la postura de Pekermen. “Se me va y acá lo queremos todos”, dijo Julio. Le dije que me iba con él y me contesto: “Pancho, lo entiendo, yo hubiese hecho lo mismo”. Nos dimos un abrazo y me fui.
"¿Colón?... Dejá la historia así..."
-¿Qué siente cuando ve a Colón así como está?
-Me pone mal... Pero de eso no quiero hablar… A mí, el sabalero, el hincha, el Negro como yo le digo cariñosamente, me ayudó mucho en mi vida y siento tristeza y bronca por ellos.
-Hoy, con el tiempo transcurrido, ¿volvería a aceptar el cargo de director deportivo?
(Se toma un tiempo) -… Dejá la historia así…
¿Se imaginaba el final, estando adentro, o no?
-¡Así no!… Ni tampoco se lo merece… Colón es un grande… Los otros equipos venían a Santa Fe a jugar contra Colón y lo hacían con temor… La gente y el estadio te conmovía… Cuando perdimos 6 a 0 con Independiente y la gente revoleaba las remeras como si estuviésemos ganando, es algo que no lo hace cualquiera… No me olvido cuando le ganamos a Lanús 4 a 3, entré al vestuario a saludar a Cúper y él se estaba dando cabezazos contra la pared… O ese hombre que tenía un loro y no lo dejaron entrar a la cancha de Ferro con el animal y lo dejó en el almacén… ¡¿Cómo me puedo imaginar este final?!… ¡Domínguez lo sacó campeón!… No te podés derrumbar jamás, al contrario… Tiene que haber sido una plataforma de crecimiento… Pero dejémoslo ahí.
-Siento que a usted se le faltó el respeto cuando fue director deportivo…
-Dejémoslo ahí… Ya está… Me quedo siempre con el grato recuerdo del Negro, como le digo cariñosamente al hincha sabalero…
-¿Le costó hacerle juicio al club?
-Pasé momentos muy feos y me costó muchísimo hacerlo. Pero bueno, ya está, ya pasó…
-Se viene un proceso electoral ahora. ¿Lo habló alguna agrupación?
-No, ni tampoco aceptaría. Estoy grande, no me quiero mover de Buenos Aires, de mi casa... Ya está.
A buen entendedor... pocas palabras
-Si fuese técnico en la B Nacional, ¿cómo jugarían sus equipos?, ¿qué es lo que cree que debería hacerse?
-Armar un buen equipo, poder elegir los jugadores, que los directivos colaboren y luego meterle todos para adelante. No hay misterios ni rarezas en esto. Detrás del técnico tiene que haber un grupo compacto…. Pero yo digo algo: tiene que haber una gran inversión en juveniles y no moverse en ese aspecto con el amiguismo, sino con gente capaz, que sea docente y que no venga con el serrucho para llegar a Primera… Eso es fundamental para el profesionalismo.
-Otra vez vamos a dejarlo ahí…
-Al final, Ulloa, el histórico presidente de Gimnasia de Jujuy, ¿le hizo o no le hizo el contrato a diez años que le prometió?
-Yo le dije no, que me hable en serio… Entonces me tiró cinco y al final arreglamos por tres. Empecé en el 93 y me fui en el 96, dejándolo en Primera. En el 94, cuando ascendimos, estuvimos 42 fechas primero, el candidato de todos era Quilmes y estuvimos invictos 17 partidos, lo perdimos con Chicago en Mataderos. El primer partido fue en cancha de Unión, hizo el gol Mario Lobo y ganamos 1 a 0 un domingo a la mañana. El Chato Rosas le firmó un contrato a Ulloa por el que se comprometía a hacer 12 goles. Llevaba 10 y en el último partido metió dos, miró al palco y le hizo la seña a Ulloa de que le pague..
-¿Qué opina del torneo de 30 equipos?
El Tuca Risso remata, Saralegui observa y, más atrás, Pancho Ferraro mira atentamente la jugada en el predio del SAT.-Hay que bancársela, es lo que le toca a los que hoy juegan y dirigen. Antes se jugaba sin VAR y había que acostumbrarse. Ahora es con VAR y también hay que aceptarlo. Son las reglas de juego.
-Aquino, Castagno Suárez, Ulliambre y Saralegui, en el medio, Castillo y Müller, la delantera…
-¡Pedrito Ulliambre!… ¡Jugadorazo… Y qué tipo!. Un fenómeno Pedrito… En ese equipo, el que entraba, jugaba bien. Un equipazo. Pedro era el termómetro del equipo y Gordillo era el que podía meter una bocha estupenda o un golazo de afuera del área. ¡Cristian Castillo! Era muy especial, conmigo caminaba como los dioses… Cristian era un hijo más para mí… Si le tenía que decir cinco veces las cosas, se las decía… Trataba de hacerle entender lo que era bueno para él. Capaz que en ese momento se preguntaba qué quiere este viejo… Pero estoy seguro que muchos habrán dicho ‘este tipo es un fenómeno con lo que me hizo ver’… Algunos escuchan y otros no.
-¿Tiene presente el partido con Banfield, descendido, cuando Colón peleaba el campeonato en ese 1996?
-Era el penúltimo partido y lo perdimos en cancha de ellos… Se dicen cosas de ese partido, pero jamás hubo piñas en un vestuario… Capaz que se dijeron algunas cosas entre los jugadores… Conmigo, no… Después, jugamos un partidazo con Huracán en cancha de Colón, ganamos 3 a 2 y dependíamos del partido de Newell’s para ver si salíamos segundos, cosa que ocurrió…Yo me fui de Colón ahí nomás y, al poquito tiempo, Babington se fue de Huracán a dirigir a Racing y me vinieron a buscar. No dudé, porque esa noche del partido con nosotros, Huracán jugó muy bien también y dije qué lindo dirigir a este equipo.
-Te repito… Dejémoslo ahí.