Colón: aquella mala campaña del 90-91 y una depuración que será lógica y natural
Reynaldo Volken es uno de los dos técnicos en común entre Colón y Estudiantes de Río Cuarto. Fue el que “limpió” el plantel en aquel fracaso de Cabrero y compañía. Esta vez, esa limpieza se dará con el fin de los contratos.
Colón: aquella mala campaña del 90-91 y una depuración que será lógica y natural
En la temporada 90-91,Colón tuvo un año para el olvido. Arrancó contratando a un entrenador que venía con la chapa de haber llevado a Deportivo Italiano a jugar en Primera, como Ramón Cabrero, quien luego se convirtió en un hombre fundamental en Lanús, primero como formador y luego dirigiendo al equipo que consiguió el título de campeón en 2007. Tanto lo quieren en Lanús que hay una calle que lleva su nombre. Pero en Colón, Cabrero fracasó con el armado de un plantel que no dio resultado. Vinieron jugadores como Crema, Nocelli, Zacharsky, Irazoqui y Moralejo, más algunos otros que aportaron algo más como Capocetti, Bastía (el delantero) y Rolando Barrera, más un juvenil del club, de enormes condiciones como el Zurdo Verdirame, que al poquito tiempo de iniciado el torneo se fue transferido al Colo Colo.
Luego de ese comienzo con Cabrero, el devenir del torneo desembocó en la llegada de Reynaldo Volken, justamente un técnico en común con Estudiantes de Río Cuarto (el otro es Iván Delfino), que inició un proceso de “desangre” de ese plantel y la aparición de varios pibes del club, que tuvieron su oportunidad. Fue el otro torneo (en el ascenso y desde la creación del Nacional B) en el que Colón no pudo clasificar. El segundo fue el actual. Al término de aquellas 42 fechas, Colón totalizó 36 puntos, solamente aventajando en la tabla general a Deportivo Italiano, Central Córdoba de Santiago del Estero y Atlanta, que perdió la categoría junto a Cipolletti, que en la penúltima fecha le ganó a Colón por 2 a 0 en Río Negro, pero no le alcanzó para mantenerse.
El recuerdo viene bien no solo para vincular a uno de los dos técnicos en común entre Colón y Estudiantes de Río Cuarto, sino para referenciar a Reynaldo Volken con aquella campaña del 90-91 (fue el menos responsable de esa debacle futbolística), aunque en el final de esa temporada llegó Miguel Angel Juárez (el ex delantero de Ferro, responsable luego de la llegada de Adolfino Cañete a Colón).
Cuando se reunieron el sábado pasado los dirigentes sabaleros con cuatro de los candidatos que se presentaron en las últimas elecciones, al hablar de fútbol, se les explicó que la depuración del plantel se dará en forma natural. “Quedarán diez contratos más los chicos del club”, señalaron los directivos a Luciani, Magdalena, Abraham y Valdez, que fueron los cuatro que asistieron (faltó Ingaramo, el candidato del anterior oficialismo y hombre del “vignattismo”).
Ortiz, Soñora, Barreto, Bettini, Bernardi, Negro, Jourdan, Facundo Sánchez, Nicolás Fernández, Gigliotti, Marcos Díaz, Conrado Ibarra y Kevin Colli tienen contratos que finalizan el 31 de diciembre. Con vínculo vigente, varios de los que enfrentaron a Estudiantes de Río Cuarto (Giménez, Thaller, Castet, Talpone, Lago, el Pulga Rodríguez y Castro), o sea varios de los diez contratos que estarán vigentes al cierre de este año, sin contar, insistimos, a los jugadores que son de club y que han firmado sus primeros contratos. Un caso a revisar es el de Conrado Ibarra, que es un jugador que no ha sido utilizado de manera contínua (el que más lo hizo fue Minella), que tiene condiciones y que parecía quedarse con el puesto de lateral por izquierda luego de algunas buenas actuaciones, sobre todo a principios de este año, cuando Castet se recuperaba de una lesión. Es un caso a evaluar, por tratarse de un jugador surgido de las inferiores y con futuro.
Más allá de este rápido – e incompleto – repaso de un plantel que ya ha tenido 41 participantes en lo que va del año, lo que se quiere decir es que luego de este fracaso solamente comparable con aquel del 90-91 (única vez, hasta este año, en la que Colón no había podido clasificar para la fase final), habrá una depuración natural y lógica del plantel. Natural porque se terminan los contratos. Y lógica porque habrá que barajar y dar de nuevo en forma contundente para darle otro perfil y otro nivel a un plantel que ha defeccionado.
El otro ítem – importantísimo – es el del técnico. Medrán está jugando un “mini torneo de siete partidos” para tratar de convencer a todos para su continuidad. Lo trajo el oficialismo, lo “bancó” en la elección la primera minoría (era un técnico del gusto de Luciani y su gente, al punto tal que es muy conocido de Agoglia) y si el nuevo gobierno del club recae en alguno de los otros grupos que pretenden postularse, deberá rendir cuentas. Tiene a su favor dos cuestiones: 1) que habrá conocido a fondo el plantel en todo este tiempo); 2) que conoce la categoría y le fue bien, ya que a Gimnasia de Mendoza casi lo asciende (perdió la final con los sanjuaninos) y lo dejó en una posición expectante cuando se decidió su intempestiva y sorprendente salida del club