Por Darío Pignata
dpignata@ellitoral.com
Hace tiempo que todos los técnicos de este país —que quede claro: todos, sin excepción que confirme la regla— usan la misma frase cuando se les pregunta si su equipo juega bien a la pelota: “¿Y quién juega bien en el fútbol argentino?”. En tiempos donde a Vélez y Estudiantes llegaron a las doce de la noche y perdieron el encanto, lo de Lanús es en cuentagotas y el Boca puntero está lejos de enamorar.
Hay una cosa que está clara: Unión juega como puede y con lo que tiene, no como quiere. Por eso, en medio de la ironía, Kudelka usó la ingeniosa salida de “No yo soy Fergusson, ni este equipo es el Manchester, o Guardiola y el Barcelona que la tienen constantemente y cuando la pierden, la recuperan en campo rival”.
La piedra fundacional de este equipo se llama orden. Por eso, aunque no lo diga, estoy convencido que si algo le duele a Darío de estos primeros muy dignos 11 partidos en Primera son esos diez minutos fatales en La Bombonera, donde se le cayó la estantería como nunca y se terminó comiendo cuatro. Es real que en la milonga que baila Unión da lo mismo perder por uno, por dos o por cuatro. Pero para el técnico no es lo mismo, nunca será lo mismo.
¿Qué consiguió Kudelka hasta acá? Más allá de los 14 valiosos puntos en la cuenta corriente, hacer de Unión un equipo capaz de asumir la aventura de jugar en Primera con mayoría de jugadores del ascenso.
¿Qué se ve de Unión como equipo? Primero el orden, segundo el orden y tercero el orden. Lo que viene después, como virtud, es un alto poder de combatividad en todas las líneas. Para decirlo más fácil: el único que no corre en Unión es Bologna.
Ahora bien, cuáles son los caminos de Unión para llegar al arco de enfrente y lastimar. La pelota quieta es una de las colectoras preferidas, por la presencia de sus zagueros. Así, en el repaso, llegaron al gol el “Pata” Avendaño y Rodrigo Erramuspe. Y así le hicieron el penal al “Coto” Correa el sábado. Tiene presencia Unión en el área de enfrente cuando mete mucha gente.
Otro de los atajos pasa por Rosales, goleador del equipo con cuatro tantos, dos de penal y dos de jugada. Pero el aporte de los delanteros —si bien arranca siempre con un punta como Barrales, también hubo minutos para Quiroga, Pereyra y Núñez— es casi inexistente: apenas un gol del “Loco” justamente contra Banfield.
Y es aquí, en el tema de la capacidad para terminar las jugadas, donde empieza a asomar el déficit más importante del equipo. Yo soy un convencido que los goles se compran, no se inventan ni se consiguen con la prepotencia del trabajo, algo que por lo visto le sobra a este cuerpo técnico de Kudelka.
El que mejor conoce las fortalezas y debilidades del plantel es el entrenador pero de cara a 2012 hay algo que se cae de maduro para febrero cuando estamos en octubre: cuando Unión salga al mercado para reforzarse deberá buscar goles. Sí o sí, no queda otra.
Entre las ganas de todos, la movilidad de Rosales, las corridas de los carrileros y el empuje de Barrales, Unión se las ingenió para “fabricar” jugadas de gol. No levanta esta empresa con fabulosas paredes de toques, rotación, pases al vacío y combinaciones de toques. Pero las situaciones están, aunque sea “a los ponchazos”, pero están. Peor sería, a la hora del diagnóstico, directamente no tenerlas.
¿Cómo se puede solucionar el tema? Puede que Rosales la siga embocando, que se destape alguno de los carrileros (en once fechas, sólo un gol de Montero y nada de Velázquez) y que la pelota quieta siga dando sus frutos.
Pero llegará un momento de la temporada, ahora o más adelante, que el equipo necesitará sí o sí de los goles de los delanteros. Convengamos algo: no hay equipo en el mundo que pueda sobrevivir sin aporte ofensivo de sus puntas en la red rival.
La jugada del primer tiempo, donde Barrales la construye con Montero, es el fiel reflejo de la falta de confianza cuando a un delantero no se le abre el arco: prefirió el centro-atrás antes que fusilar a Cambiasso. Lo que hoy sostiene al “Loco” ex Banfield antes que a los otros es su capacidad de choque y pelea en el frente de ataque (así, generó dos penales). La del complemento, sin arquero, ni hablar.
Más allá que en el ascenso llegó al éxito con una misma base de jugadores y repitiendo once nombres casi de memoria, puede que Unión se transforme en un equipo futbolísticamente camaleónico acorde a las necesidades de cada partido. Ejemplo: el sábado jugó con tres en Santa Fe, no creo que juegue con tres en Bahía Blanca en una semana.
Todos somos entrenadores desde afuera pero el que toma las decisiones y se juega la cabeza cada siete días es Kudelka. Que Pereyra pueda ser socio de Rosales y lastimar parece una utopía. Se vio una ráfaga interesante de Fabricio Núñez y está desgarrado Quiroga.
Sin ser enganche, después de Rosales, el que juega bien es Sarmiento aunque le falta profundidad. Si Vidal-Bruna juegan de doble “5”, ¿sería impensado suponer que el binomio cordobés —Rosales/Sarmiento— asuma el desafío de tener un poco más la pelota en este Unión sin gol de los delanteros?.


































