Domingo 15.9.2019
/Última actualización 8:34
Cuando se piensa en la idea de amor, aparece la idea subjetiva de una emoción ardiente, de un “amor de fuego”, por ejemplo. Pero no en un amor de plástico. El plástico se usa para envolver y después se desecha, se convierte en basura. Pero la iniciativa “Llena una botella de amor” rompe con estas acepciones, por una buena causa. Llenar botellas de plástico con plásticos de todo tipo para convertir lo que sería desecho contaminante en materiales reutilizables —como por ejemplo, madera plástica—, es una práctica emergente que comienza a tomar fuerza en esta capital.
Quien quiera puede llenar botellas de plástico con plástico, luego llevarlas a diferentes centros de acopio que las reciben. Éstos se encuentran en Chacabuco 1979 (Malatesta), San Martín 3518, San Luis 3001 (Orgánico y Natural), San Lorenzo 3105 (Eco Store), Maipú 1867 (Hecho en Maipú), Junin 3045 (Igualdad y Participación), Dr. Zavalla 8700 (Corralón Stiva). En Rincón, se acopia en Ruta N°1, km. 7 (Kiva).
Joaquín Aranda es un comerciante de 26 años que, en tiempos de crisis, se arriesga a competir en el mercado manteniéndose firme en su ética ambiental. En mayo de este año inauguró Eco Store, donde ofrece diferentes productos que fueron confeccionados sobre la base del reciclaje de otros: con botones que salieron mal de fabricación hace macetas o vasos; crea zapatillas con neumáticos y telas recicladas; macetas hechas con hojas de palma y recubiertas con bolsas de alimentos para perros; hace cepillos de caña de bambú o sorbetes de acero inoxidable. “Este es un proyecto personal que surge de mi necesidad de hacer algo por el problema de la contaminación”, afirma Aranda.
Eco Store se convirtió en centro de acopio al poco tiempo de haber inaugurado. “Inauguramos el local y a la semana vinieron unos chicos de una organización llamada ‘Santa Fe Verde’ —jóvenes autoconvocados que limpian lugares públicos— a proponernos la idea, que era impulsada por los estudiantes de 5to. año del Colegio del Niño Jesús de San Justo, que fueron quienes generaron el contacto con la fundación ‘Llena una botella de amor’, con sede en Buenos Aires”, explica.
Cómo funcionan los centros
Los centros de acopio se encargan de recibir las “botellas de amor” que la gente acerca, para que luego los diferentes emprendimientos que se encargan del proceso de reciclaje puedan pasar a recolectarlas. Con relación a la recepción que la iniciativa de llenar una botella de amor tuvo en la gente, Aranda admite que cuando surgió la idea no imaginaba tanta convocatoria: “Yo conocía el proyecto, pero no lo veía aplicable a la ciudad por una cuestión de logística. Después conocí algunos emprendimientos que hacían madera plástica, y entonces pensé que si se comunicaba bien, podría funcionar”.
Hace tres meses que Eco Store es uno de los centros de acopio de estas “ecobotellas”, y ya recibió unas mil. Pero la capacidad para almacenarlas también puede ser un problema. El titular del local narra que 300 botellas se llevaron unos chicos que hacen maderas plásticas, y otras 200 las retiraron dos arquitectas que están construyendo una casa para una mujer que vive en una zona precaria. Al resto las tiene almacenadas para que los chicos de la escuela las puedan llevar hasta San Justo, pero advierte: “No tenemos tanta capacidad para almacenar, teniendo en cuenta la demanda que hay”. Por esto también es importante que la cantidad de puntos de acopio se expandan.
La iniciativa de las botellas de amor es parte de una filosofía emergente en gran parte de las nuevas generaciones y responde a una preocupación ambiental global. El planeta parece dar alertas constantes de que las distopías más apocalípticas pensadas por la literatura y el cine ya están a la vuelta de la esquina. El mundo clama piedad, y pareciera que los más jóvenes son quienes mejor comprenden ese mensaje. El amor sí tiene forma de plástico, porque en cada botella llena de plástico se refleja el acto “amoroso” de una parte de la humanidad que quiere y cree en un mundo más limpio.
D.R.“Llena una botella de amor” surge en Colombia. Es una entidad sin fines de lucro, dedicada al desarrollo sostenible y mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades, mediante el aprovechamiento de residuos. Persigue el objetivo de contribuir con el desarrollo sostenible por medio de la solución a problemas socioambientales relacionados con el aprovechamiento de residuos, bajo los principios de calidad, efectividad, honestidad y responsabilidad social. En Argentina tiene su sede en Bernal, Buenos Aires.