Producción periodística | Lía Masjoan - Juan Ignacio Rodríguez - Tomás Rico - Nicolás Loyarte
Muchos locales, empresas o servicios continuarán cerrados durante todo abril. No generan ingresos, pero deben afrontar el pago de salarios, impuestos y alquileres. Desde este lunes pueden comenzar a trabajar algunos rubros, como talleres mecánicos e insumos de librería, pero están desorientados con algunas exigencias del gobierno.

Producción periodística | Lía Masjoan - Juan Ignacio Rodríguez - Tomás Rico - Nicolás Loyarte
La mayoría de los pequeños comercios y empresas de la ciudad se vieron obligados a cerrar el 20 de marzo, cuando se decretó la cuarentena en todo el país.
Quienes tienen un oficio o prestan un servicio, tampoco pueden trabajar. Son muchas las actividades que debieron bajar sus persianas para quedarse en casa y ven día a día cómo se enflaquecen sus bolsillos y aumentan las deudas. Es que por más que no estén generando un solo peso, y no lo podrán hacer durante el resto del mes, deben afrontar el pago de salarios, alquileres e impuestos. La preocupación es enorme y, mientras esperan un salvavidas del Estado o que la situación se normalice, hacen malabares para cumplir con sus empleados, pagar las cuentas, sobrevivir y conciliar el sueño. Es que están desesperados, aunque entienden lo vulnerable de la humanidad ante la pandemia y la importancia de quedarse en casa.
El Litoral recogió la angustia de muchos de ellos, incluso de algunos a quienes el último decreto suma a los exceptuados y pueden comenzar a trabajar, pero sin reglas claras todavía.
Otro de los testimonios angustiantes de los comerciantes que quedaron sin la posibilidad de trabajar ante las medidas de restricción social es el de Carolina Salvatelli. La estilista santafesina tiene a cargo 6 empleadas y las cuentas bancarias “en cero”, asegura.
“Tengo cinco empleadas de peluquería más otra, encargada de la limpieza del salón”, comenzó detallando en diálogo con El Litoral. “Desde el 20 de marzo, cuando se declaró la restricción, dejamos de ir a trabajar, pero desde antes ya había mermado la atención en un 50 por ciento”, contó.
“Ahora debo afrontar un costo fijo de $ 47 mil pesos de aportes, más los sueldos, que arrancan en $ 15 mil —media jornada—, a lo que le debo sumar $ 40 mil de alquiler del salón, y todos los insumos”, dijo, y agregó: “Los alquileres que pagamos los peluqueros por lo general son altos porque precisamos mucho espacio”.
“Mis cuentas bancarias están en cero, a las empleadas les pagué como pude en marzo y hoy termino de pagarles a las que más cobran”, detalló más adelante, “entiendo que nos impacta a todos, ésta es la realidad de mi rubro”, contó Salvatelli. “A lo que le sumo que cuando comenzó la cuarentena veníamos de un período de vacaciones”.
Con la incertidumbre sobre el futuro de su peluquería, la estilista dijo: “Los bancos no nos dan crédito pero debo mantener a mis empleadas y cumplir con el alquiler del salón, pedí pagar la mitad del alquiler pero todavía no tuve respuesta, y ya me quedé sin ahorros”.
Mientras piensa como solucionar su problema en particular, Salvatelli evalúa gestionar ante la AFIP para tratar de reducir las obligaciones y dice que “lo más importante es que no nos enfermemos, porque estamos muy expuestas y cuando podamos abrir se sumará el gasto de prevenir al personal con mascarillas, barbijos, alcohol, etc”.
Por último, la estilista aseguró que “hasta hoy sólo hay promesas, pero ni el banco ni el Estado nos dieron una solución, por lo que no sé cómo afrontaremos el próximo sueldo y esto es muy angustiante. Las soluciones no aparecen y yo no duermo hace 20 días”.
A pesar de que el último decreto presidencial le permite comenzar a trabajar, todavía tenía muchas dudas y varios trámites por hacer: debe presentar protocolos de seguridad e higiene ante el Ministerio de Trabajo provincial y tramitar el permiso de circulación para los empleados, antes de reactivar su empresa de autopartes para motores. Raúl M. tiene más de 60 años, por lo que seguirá cumpliendo la cuarentena en su hogar y trabajará desde allí apenas pueda.
Sin embargo, no ve alentador el futuro inmediato: “Por más que nos habiliten a trabajar ahora, en nuestro caso el sector no va a tener una salida rápida porque el parque automotor está paralizado, hay una mínima cantidad de autos circulando, por lo cual no se van a arreglar autos, por ende, el sector va a estar totalmente deprimido, solo trabajaremos a un 20% del total de nuestra capacidad”, estimó en diálogo con El Litoral. En función de esta realidad, para el empresario, “el gobierno debería actuar con medidas más inmediatas que ayuden a afrontar está caída: deben prorrogar todos los vencimientos para resguardar la actividad. En nuestro caso, podremos abrir, pero el nivel de actividad no será normal”, cerró.
El rubro “indumentaria de ropa femenina” es uno de los más visitados, y probablemente, donde más cantidad y variedad de locales hay. Una comerciante de este sector (con más de 30 años de experiencia y 4 locales) que prefirió no dar su identidad, contó que muchos comerciantes vienen padeciendo el pago del alquiler de los locales, que depende de manera directa de la caja diaria. “Siempre tuvimos en claro que los sueldos es lo primero que se paga, dejando para después, alquileres, impuestos y el resto de las obligaciones. Hasta el momento, podemos responder con fondos propios. Porque la única ayuda que va a sacar el Gobierno, que es un sueldo mínimo, vital y móvil para cada uno, en teoría iba a estar para este mes, pero recién se cobrará el que viene. La otra ayuda que tomaremos, porque la situación está realmente complicada, es una que da el banco. Un crédito por el monto de tu salario, a tasa del 24%”, explica la comerciante, y agrega: “Si bien desde este lunes los bancos están abiertos, al ser solo atención con turnos, es complicado operar”.
Otra alternativa que ya están organizando, es hacer la tienda online, porque la realidad marca que el día que puedan volver a abrir, no saben si lo harán, y de poder, de qué manera.
La mercadería casi siempre era comprada en Buenos Aires, pero los proveedores están dando por hecho que la gente no puede ni va a viajar por toda la temporada. Por ende la única manera de manejarse será por envío. La cuestión es que al haber pocas ventas, por carácter transitivos, habrá pocas compras de nuevas mercaderías.
“Tuve que cancelar todos los pedidos de la ropa de invierno porque tengo que empezar de cero, cerrar los locales o dedicarme a otra cosa. Dios quiera que varios de mi rubro puedan salir adelante porque es toda gente emprendedora”, contó la dueña de dos locales de ropa, que ante esta situación sólo puede vender la indumentaria por internet.
En relación a sus empleados, dijo que “todavía estoy esperando que el banco me dé una respuesta, es un tema que también está bastante lento para poder pagarles. En mi caso lo puedo bancar un mes (por los pagos de marzo), pero ya a abril no lo puedo bancar y no sé que va a pasar”.
Además analizó al difícil momento de esta actividad comercial y que puede ser un golpe de knock out para muchos negocios. “Mi rubro en particular está muy complicado porque no es una necesidad esencial, va a ser uno de los últimos en habilitar. Vamos viendo cómo se da el día a día y esperando que el Estado brinde una ayuda, porque las pymes como la mía no tiene ningún beneficio”, aseguró y concluyó: “Salvo la gente que tiene negocios de más de 20 años y tienen respaldo económico va a zafar de esta, pero para nosotros va a ser terrible este 2020, esta situación a las pymes las mata”.
Daniel Poletto, gerente de Tourfe, hizo referencia a uno de los peores momentos de la historia para el turismo a nivel mundial. “Tenemos cosas residuales que solucionar porque no cerramos cuando teníamos todas las operaciones terminadas, teníamos gente que iba a consumir los servicios que ya les cobramos, nos cuesta imaginar una actividad que tenga más agravantes que el turismo”, remarcó.
Las agencias de turismo son un eslabón más en una larga cadena de intermediarios, es por eso que las soluciones no sólo dependen de una sola empresa, sino que cada espacio haga lo suyo, “para nosotros la plata pasa de mano rápidamente, es decir, la recibo del cliente y pasa al proveedor. En este momento nosotros estamos explicándole a quien nos dio el dinero y a su vez resguardándole sus intereses a la empresa a la que le pagamos. Dejamos de ser simples vendedores de servicios y nos convertimos en asesores de salud, pronosticadores, porque no sabemos cuándo se va a terminar una pandemia y cuándo el ritmo del turismo va a tener un disfrute factible”, explicó Poletto.
En virtud de aquellos clientes que ya tenían su viaje pago previo a decretarse la pandemia, el agente de turismo señaló que “la mayoría está casi forzado a una reprogramación porque la industria no ha instrumentado todavía el inicio de reintegros económicos. Esto es un engranaje que va a empezar a moverse con la reactivación de la industria”.
Para el gerente de Tourfe una de las malas decisiones tomadas fue la falta de una posición unificada por parte de las compañías aéreas en cuanto a sus políticas. “Hay algunas que ponen el límite para el uso del boleto dentro del resto del año 2020, otras que dan todo el año próximo, algunas con diferencias de tarifas, otras con total libertad económica sin ninguna consecuencia. Por eso hubiera sido ideal aplicarse una posición criteriosa y unificada”, concluyó.
Los kinesiólogos integran el grupo de los nuevos exceptuados por el decreto nacional. Sin embargo, “solamente pueden hacerlo los colegas que se dedican a discapacidad, que no superan el 20%. Sumando a los profesionales que se dedican a la parte respiratoria, a los que son intensivistas y pediátricos, donde la asistencia kinésica es fundamental”, relató un kinesiólogo santafesino.
“No obstante, el 80% está realmente en una situación delicada extrema. Sigue sin poder trabajar; hay casos particulares de colegas que hacen terapias a domicilio, dueños de consultorios y clínicas que están cerrados por completo, y limitados a la atención”.
Un dato no menor: las obras sociales, en conjunto con el Colegio y el Círculo de Kinesiólogos, pusieron una cláusula que desde que la cuarentena se declaró obligatoria, no se aceptarán ningún tipo de prestaciones que tengan fecha entre la declaración del aislamiento, hasta que se levante. Es una forma de controlar que nadie esté trabajando. Eso es lo que limita aún más a todos a realizar trabajos.
“En mi caso particular, se genera una cadena. Hago traumatológica deportiva y general también. Y al no haber actividades deportivas y recreativas, hay falta de atención de los pacientes. Quienes se dedican a trabajar con mayores de 60 años, también están complicados porque al ser la población de mayor riesgo, no se van a exponer a ir a un consultorio o recibir gente en sus hogares”, concluyó el profesional.
Otro de los rubros donde impacta este “parate” social es el de los espectáculos y la vida nocturna. Desde Tribus, uno de sus socios, el productor José “Chengo” Altamirano, contó que lo único seguro que tienen hasta el momento sobre el futuro es “incertidumbre”.
Son 19 las familias que viven de ese espacio de arte de la ciudad y hoy se quedaron sin el sustento diario. “Estamos sosteniéndolas pero ya tenemos los números en rojo”, contó Altamirano. Y agregó que ya se reunieron con autoridades de Cultura del Estado para tratar gestionar una ayuda al sector en toda la provincia.
“Este año venía muy fuerte”, dijo el productor de eventos culturales de Tribus, que este año cumple una década en Santa Fe y lo había comenzado a festejar con un mega evento junto a la Provincia en el patio de La Fábrica Cultural Ex Molino Franchino. “Hasta agosto teníamos shows muy grandes programados, como Vicentico, Divididos y Miranda”, pero “no sabemos cómo será cuando termine esto”.
Mientras tanto, los productores se sumaron a la organización del ciclo “La seguimos en casa”, que se emite en redes de la provincia y van a lanzar una acción comercial junto a una compañía cervecera. Además, piensan lanzar la preventa de grandes eventos que pretenden realizar cuando “el mundo se acomode”.
Pero mientras tanto, necesitan de la ayuda del estado para sostener a los trabajadores que de ellos dependen. Cabe agregar que el impacto económico lo sienten también los diferentes actores de esta cadena de producción, como artistas, técnicos, mozos, distribuidores, personal de seguridad, entre otros.
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