Pasaron 70 años desde su muerte, el 5 de noviembre de 1955, pero los cuadros de Maurice Utrillo siguen siendo un "vehículo" para conectarse con esa París de principios del siglo pasado. Un hervidero de vanguardias que retrató con la devoción del que ama su terruño.
Está considerado como el pintor que mejor reflejó el mítico barrio Montmartre, pero se basó en la soledad, el silencio urbano y el desamparo de esa porción de la capital francesa.
Archivo"Da su amor a las viejas casas de Montmartre, testigo de su adolescencia dolorosa, en sus míseras calles y múltiples iglesias, símbolo de su deseo de salvación y elevación mística", escribió Joaquín Callabed en La Vanguardia.
Un hijo de la bohemia
Maurice Utrillo nació en París, el 25 de diciembre de 1883. Hijo de la pintora y modelo Suzanne Valadon, musa de Renoir y Toulouse-Lautrec, fue reconocido por el artista catalán Miquel Utrillo, quien lo adoptó como suyo.
MoMASu madre, con quien mantuvo una relación compleja, lo orientó a la pintura. En el estudio de la rue Cortot, compartido con ella y André Utter, formó una "tríada maldita" que Jean Fabris definió como "una demostración de la miseria humana, de la genialidad que se abre paso entre ruinas emocionales".
De aquel caos vital, Utrillo extrajo su mirada: un París visto desde la herida. Un mundo en el que los cafés y los templos se erguían como refugios vacíos, desolados como su propio interior.
ArchivoEntre Modigliani y Chagall
Integrante de la Escuela de París, Utrillo compartió con Amedeo Modigliani y Marc Chagall la marginalidad, el rechazo a las grandes corrientes y una vida signada por el exceso.
En las primeras décadas del siglo XX, mientras Picasso y Matisse se disputaban las vanguardias, Utrillo elegía los callejones solitarios de Montmartre como materia de su arte. Su obra se mantuvo dentro del realismo, pero con una libertad que era anticipo del expresionismo.
ArchivoHacia 1909 presentó "El pont de Notre-Dame" en el Salón de Otoño. Poco después, en 1913, realizó sus primeras exposiciones individuales. En 1925, ya era uno de los pintores más célebres de París. Pero el éxito fue efímero.
El "período blanco"
De todos sus ciclos, el más emblemático fue el denominado "período blanco". En esas obras, Utrillo aplicaba la pintura con espátula, mezclando pigmento con yeso, creando superficies rugosas que parecían hechas de cal y silencio.
Archivo"El joven Maurice pintaba lo que veía delante suyo. Y delante tenía Montmartre y sus blancos", escribió David Rubio. "Los cuadros blancos de Utrillo son únicos. Al empaste blanco aplicado con espátula se le añade yeso, creando una vibración cromática que otorga a las obras un fulgor mágico".
La soledad es el centro de su pintura. Como observó Callabed: "es típico en la obra de Utrillo ver calles solitarias, árboles desnudos, ventanas sin vida. Es un símbolo de incomunicación. La soledad es la fuerza viva y conmovedora de su pintura".
ArchivoEl pintor que inspiró al cine
A pesar de sus internaciones y recaídas, Utrillo nunca dejó de pintar. Su visión de Montmartre trascendió la pintura: sus escenarios inspiraron los decorados de películas como "Un americano en París", de Vincente Minelli.
El MoMA de Nueva York destacó su peculiar con la fotografía: "A pesar de su ambivalencia ante la mercantilización de su barrio, Utrillo solía basar sus pinturas en postales y fotografías, demostrando la influencia de la imagen reproducida sobre la pintura moderna".
TateAquella tensión entre lo auténtico y lo mediado, la calle real y su reflejo postal, hizo de Utrillo un precursor involuntario del imaginario urbano moderno.
Fe, amor y redención tardía
En sus últimos años, un tardío bautismo y un matrimonio con una viuda belga parecieron traer sosiego. Pero la distancia con su madre nunca sanó. La relación, atravesada por los celos y la dependencia, dejó secuelas.
Archivo"¿Alcohólico? ¿Loco? ¿Un genio en busca de sí mismo?", se preguntaba Fabris. "¿Qué etiqueta -si acaso hiciera falta una- puede pegarse sobre Utrillo?". Falleció en París el 5 de noviembre de 1955. Tenía 71 años.
Encontrarse en sus obras
A 70 años de su muerte, la figura de Utrillo sobrevive como un símbolo de la belleza trágica. Su Montmartre sigue apareciendo como una metáfora de la fragilidad humana.
ArchivoPor eso su pintura conmueve, porque en esas fachadas, en esas ventanas cerradas, el que mira puede reconocer algo de sí mismo. Como escribió Tabarant, "Utrillo confiere esplendor a todo lo que ignora la mirada distraída del que pasa".