Por Enrique Cruz (h)
</PIE>El hijo de Alejandro Ulla y Miguel Ponce descubren la placa que le da el nombre de Ulla a la sede social tatengue. Aplauden Zucchiati y Donna. Foto: Mauricio Garín.
</TEXTO>En un acto de estricta justicia, se le puso el nombre de Alejandro Mario Ulla a la sede social de Unión, en homenaje a un hombre que además de haber sido jugador de la institución, fue dirigente en varias oportunidades y presidente durante el período 1958-59.
Con la participación de varios dirigentes —entre ellos Miguel Ponce, César Donna y Néstor Zucchiatti— y la presencia de ex directivos y allegados, no sólo se le impuso el nombre de Ulla a la sede, sino que, además, se descubrió una placa en homenaje a dos ex presidentes recientemente fallecidos: Ángel Malvicino y Juan Leonardo Vega.
Habló a la concurrencia, al descubrirse la placa de éstos últimos, el ex presidente de Unión, Héctor Flamini, quien resaltó a Vega y a Malvicino como dirigentes desprendidos, generosos y que trabajaron con mucho esfuerzo, dejando prácticamente su vida en pos del crecimiento de la institución.
Estuvieron presentes los familiares de Juan Vega —entre ellos, sus hijos Facundo y Lucía—, en tanto que Miguel Ponce se encargó de aclarar que no estuvieron los de Malvicino por encontrarse fuera de la ciudad, en algunos casos, o por enfermedad. Al que sí se pudo apreciar fue a un dilecto amigo de don Ángel, como Reynaldo Avilé.
</SUBTITULO>Mucha emoción
</TEXTO>Un veterano del periodismo como el amigo Ernesto Omar Patrono, quien conoció y mucho al “Tata” Ulla, dijo con mucha emoción ante la consulta de El Litoral: “El Tata fue jugador y dirigente, pero le hubiese encantado ser técnico, porque era algo que le apasionaba... La verdad, lo estoy viendo caminando por acá, con ese andar tan particular... Me parece que él está presente hoy, lo presiento”.
Por su parte, su hijo, Alejandro, fue el encargado de descubrir la plaqueta junto a los directivos y agradeció en nombre de su familia. “Los Ulla les estaremos eternamente agradecidos a Unión por este gesto. Fundamentalmente a esta dirigencia que fue de puertas abiertas y que permitió este reconocimiento a mi papá, que amaba a este club e infundió ese cariño extremo en todos nosotros. Juan Vega fue importantísimo para que esto se concrete, me trató excelentemente siempre y es una lástima que no esté hoy para agradecerle personalmente este gesto, inolvidable para mí y para los que quisieron a mi papá”.
</SUBTITULO>Aclaración del presidente
</TEXTO>Miguel Ponce agradeció el llamado de los familiares de Malvicino, que se excusaron por la ausencia. Y se encargó de aclarar algunos dichos formulados en los últimos días que, posiblemente, dieron lugar a una mala interpretación. “Cuando dije que no hay nada de malo que los dirigentes saquen lo que aportaron, que casi todos lo hicieron y mencioné a Citroni, a Malvicino y a Molina, no quise decir que Malvicino, personalmente, haya sacado el dinero que aportó, sino que hablé de la gestión de estos dirigentes. No puedo desconocer la enorme generosidad que tuvo don Ángel, con quien compartí la comisión directiva durante un buen tiempo y conocí de su gran preocupación por conseguir recursos para el club, muchos de ellos sacados de su propio bolsillo. Don Ángel es uno de los principales acreedores de Unión y ha sido un gran financista, como luego fue Cuqui cuando llegó al club. Lo que pudo recuperar ha sido muy poco en el contexto de lo mucho que puso. Sé que alguien se pudo sentir mal por esta apreciación, que, posiblemente, no se interpretó debidamente”.
</SUBTITULO>Faltaría el escribano Neme
</TEXTO>Unión ha sabido, a través del tiempo, homenajear a los hombres que marcaron a la institución desde su lugar de dirigente. La platea techada de Unión lleva el nombre de Marcelo Casabianca, la cancha auxiliar el de Super Manuel Corral, el estadio cubierto el de Ángel Malvicino, la pileta de natación el del doctor Mario Iparraguirre (que la construyó) y ahora, la sede, el de Alejandro Ulla.
Hubo un dirigente que fue muy importante en la vida institucional de Unión y que desde su lugar de síndico se tuvo que hacer cargo del club e hizo un gobierno brillante: el escribano Rubén Neme.
Hombre sencillo, con aires de bonhomía, prudente y sabio a la hora de pensar en lo mejor para el club, el escribano Neme asumió allá por 1978 y se mantuvo en el cargo hasta el año siguiente. Era síndico de la directiva que encabezó Armando Capello y tuvo que hacerse cargo en un momento delicado desde lo deportivo y económico. La campaña de 1977 había sido muy mala y el club atravesaba por una fuerte crisis económica. Neme armó la gran base que luego llegó a semifinales del Nacional de 1978 y a la final del Nacional de 1979, pero que además hizo un brillante campeonato Metropolitano en 1978.
Con Reynaldo Volken de entrenador y un equipo corto en cantidad pero rico en calidad, aquel Unión de Pumpido, Alí, Ribeca, Mazzoni, Alberto, Cárdenas, Hugo López, Telch, Pitarch, Arroyo, Giachello primero y Paz después, fue un equipo que llenó de satisfacciones a Unión y que permitió una recomposición total de la institución.
Unión, con Neme, dio vuelta la historia, se rearmó, superó los conflictos y fue el escribano una prenda de unión sumamente importante para los tiempos que luego vinieron. Tipo absolutamente querido y respetado, debería tener, en el futuro, su lugar dentro de la institución. Sería un simple acto de estricta justicia. Es sólo una humilde sugerencia.
































