Hay veladas que el tiempo no desluce. El 2 de agosto de 1950 Santa Fe vivió una de ellas cuando Witold Malcuzynski, el pianista polaco de reputación mundial, ofreció en el Cine Colón un recital íntegro de obras de Chopin.
El 2 de agosto de 1950, recién llegado de Europa, el pianista polaco tocó ante el público local. ¿Quién era este personaje y por qué fue importante su presencia en la ciudad?

Hay veladas que el tiempo no desluce. El 2 de agosto de 1950 Santa Fe vivió una de ellas cuando Witold Malcuzynski, el pianista polaco de reputación mundial, ofreció en el Cine Colón un recital íntegro de obras de Chopin.
"Extraordinario interés ha despertado el único concierto que en la actual temporada ofrecerá Witold Malcuzynski en Santa Fe", informaba El Litoral un día antes. No exageraba: era una cita con la historia viva del arte pianístico del siglo XX.
Era una instancia de mucho valor recibir, en la capital santafesina de mediados del siglo pasado, a un artista que acababa de regresar de las capitales culturales de Europa.
En 1945, había debutado en el Royal Albert Hall de Londres. Luego lo haría en París, en el célebre Théâtre des Champs-Élysées, donde el éxito fue tal que lo contrataron para girar por diez países.
En 1946 tocó en Bélgica, Suecia, Noruega, Dinamarca, Italia y Suiza. Y cuando reapareció en Londres, dos años después, la prestigiosa BBC de Londres lo invitó a transmitir un concierto en vivo con obras de Chopin.
Paola Suárez Urtubey, en un artículo publicado por La Nación en 2010, lo describió como un "visitante asiduo tanto de Buenos Aires como de otras ciudades argentinas".
Puntualmente, se refirió a él como alguien "moldeado en el estilo francés del savoir-vivre, hombre de mundo, de tacto en la vida social, de respetable altura física y bastante atractivo".
Aquí se abre otro matiz. Es que Malcuzynski era un tipo de artista que inspiraba tanto a los melómanos como a las damas que seguían cada gesto suyo con el fervor de quien presencia un ritual.
Witold Malcuzynski vivió en el centro de una discusión estética de su época. La revista 7 Días, en 1973, reconocía que era "acaso, el pianista más discutido que haya transitado por la escena del primer coliseo local".
Para algunos, sus interpretaciones eran "almibaradas", "demagógicas"; para otros, era "uno de los máximos virtuosos de la época contemporánea".
Consultado él mismo sobre su insistente elección de repertorio romántico, aseguró a ese mismo medio: "Yo no tengo la culpa de que los más grandes compositores hayan vivido en esa época. Interpreto a Beethoven, Chopin, Schumann y Schubert porque los considero lo mejorcito que hay".
Que el piano de Malcuzynski se oyera una noche de invierno en el Cine Colón de Santa Fe es, en perspectiva, un hecho que debemos mirar con atención. Es que en aquellos años, la ciudad estaba unida al circuito mayor del arte.
El Litoral daba cuenta de ello: la presencia de Malcuzynski no era algo extraño en la cartelera local, sino una cita con lo que el mundo estaba escuchando.
Este hecho se agrega a una cadena que se reflejó varias veces en las Memorias de Santa Fe. Ejemplos: los conciertos en Santa Fe de pianistas como Arthur Rubinstein, José Iturbi, Benno Moiseiwitsch, Nikolai Orlov y Claudio Arrau.
Para cerrar cabe repasar lo que se decía de Malcuzynski en 1966: "Su carrera es una de las más firmes y de ininterrumpida continuidad de los grandes pianistas actuales. Sus actuaciones son seguidas con el mayor interés y su fama llega a todas las ciudades del mundo". Santa Fe fue una de ellas.




