"María Antonieta, la de Austria": aquellos días de Revolución

La Sala Foyer del Centro Cultural Provincial (CCP) se convertirá en el escenario del fastuoso -y a la vez sombrío- París del siglo XVIII con el estreno de “María Antonieta, la de Austria”, puesta en escena dirigida por Brian Bolsón. La obra propone un viaje teatral al corazón de la Revolución Francesa, de la mano de una de las figuras más polémicas e icónicas de la historia europea.

La propuesta se presentará en dos funciones imperdibles: sábado 26 a las 21 y domingo 27 a las 20.30.

El ocaso de una reina

Con dramaturgia y dirección general de Brian Bolsón, “María Antonieta, la de Austria” no solo reconstruye hechos históricos, sino que explora las contradicciones y dilemas de una figura convertida en símbolo. ¿Quién fue realmente María Antonieta? ¿La frivolidad encarnada o una víctima de su tiempo? ¿Una reina indolente o una mujer atrapada en un sistema que colapsaba?

Con las actuaciones de Avril Ribero y Camila Borda, la obra se vale de recursos expresivos contemporáneos para tensionar el relato histórico y generar una puesta en escena. Completan el equipo creativo Florencia Tourn (vestuario), Gianfranco Salomón y Francisco Gervasonni (luminotecnia), Dana Eme y Gianfranco Salomón (locución), Martina Zenn (fotografía), Kun Gorosito (diseño gráfico) y Matías Fernández Cardot (creación de contenidos), con Rosana Balbuena a cargo de prensa y difusión.

Las entradas anticipadas tienen un valor de $10.000 y pueden adquirirse en la boletería del CCP o mediante transferencia al alias CAMILAROSARI563yoyer (titular: Camila Rosario Borda; contacto: 342 557 3781). El valor en puerta será de $15.000, sujeto a disponibilidad.

El Litoral conversó con el director y las actrices para adentrarse en la propuesta.

Drama histórico

-¿Cómo salió la idea de esta obra? Volvés a personajes históricos.

Bolsón: -Cuando estaba en la secundaria tenía dos materias favoritas, filosofía e historia. Me apasionaba la historia, cuando se dio el tema de la Revolución Francesa. Creo que a mucha gente, si vos le das a elegir en qué periodo histórico uno quisiera vivir este Este, la mayoría diría “la época de la Revolución Francesa”, o “en el siglo XVIII”; ignorando que seguramente seríamos todos parte del Tercer Estado: seríamos o indigentes o campesinos; ignorantes, comiendo raíces (risas).

-Una expectativa de vida de 40 años.

Bolsón: -Ya estaríamos muertos. Siempre me gustó mucho ese periodo histórico; y ni hablar por ese lado kitsch mío, muy pop art, que me gustan mucho las pelucas y todo eso, que no deja de ser apasionante.

-Aparte una época peligrosa porque te podían cortar la cabeza.

Bolsón: -Desde el Tercer Estado, desde el lado del ciudadano a pie, no habrán entendido mucho qué era lo que pasaba; sí el período del Terror. La Revolución Francesa fue un proceso desorganizado, violento.

-Muchas internas.

Bolsón: -Claro, entonces no había un solo objetivo de la Revolución: los burgueses querían cuidar su propia quintita; la aristocracia, seguía coqueteando con el rey por tratar de pagar menos impuestos. Los dos grandes estamentos, de un lado la realeza, la nobleza, el clero, y del otro el Tercer Estado, cada uno tenía su punto de vista y su leit motiv para ejercer la Revolución.

Fue un proceso muy violento: antes era una monarquía absoluta, después fue una monarquía parlamentaria, y después terminó todo. El ciudadano de a pie para mí no entendía nada: probablemente habrán tenido miedo por tanto periodo revoltoso. Y creo que también, a diferencia de hoy (salvando las distancias) habrá habido algún campesino que decía: “A mí no me rompan las bolas: yo tengo mi quintita, como mi papa, mi zapallo, mi producto de estación; total tengo que trabajar igual” (risas).

-¿Cómo llegaste a elegir la historia de María Antonieta?

-Originalmente pensaba en hacer un soliloquio. A diferencia del monólogo, en el que se le habla al público, el soliloquio es un personaje que habla solo. Originalmente yo iba a interpretar al rey Luis XVI, con un lenguaje muy político (que lo sigue teniendo la obra), y que Camila me dirigiera. Después ella me dijo: “Bueno, pero ahora me dieron ganas de hacer de María Antonieta”.

Borda: -Siempre hubo una charla, ver qué se hacía: si María Antonieta o Luis; veníamos de un elenco muy grande y queríamos bajar a sólo nosotros; había que decidir quién de los dos actuaba. Y yo tengo mucha experiencia dirigiendo no tengo, siempre fue como asistente. Un poco de miedo también me dio, así que preferimos determinar que yo actúe.

Bolsón: -Lo particular de María Antonia es que ella nunca salió de sus castillos. La voy a comparar con la señora que vive en barrio Candioti, y que de ahí no sale. Fue una fue una mujer que estaba en eso tan apartado, y por ende cambió la perspectiva política del soliloquio: María Antonieta era una mujer muy interesante, se codeaba mucho con la gente del iluminismo. Era una mujer muy instruida, a pesar de que haya cartas donde tenían grandes errores de ortografía; era muy estratega, solamente le interesaba ser reina.

Hubo una constante tirantez entre las convenciones que fueron mutando y el rey, porque el rey coquetea con todo eso; y eso a ella le enfermaba. Hay una cita textual de ella que dice: “Yo soy realeza por naturaleza”.

-Ella no quería que se cambie nada en una época en que cambiaba todo.

Bolsón: -Claro, y eso la hacía también una persona que no tenía grandes preocupaciones políticas, porque ella quería esto y punto. Entonces aflojó un poco el lado político del guión.

Padecimientos

-¿Cómo fue construir la obra?

Bolsón: -Cuando decidimos que sea María Antonieta fui a la Biblioteca Pedagógica y pedí pura y exclusivamente libros de historia escritos por mujeres; para que, a pesar de ser hombre, pueda tener ese espíritu desde la mirada de dos escritoras como son Cristina Morató y Chantal Thomas. Y me llevó un tiempo el proceso de creación, justamente porque es conocer de cero a un personaje.

Borda: -Y no desde el punto de vista que da da siempre en todos lados, porque no se la ve sólo como esposa del rey.

Bolsón: -Meterme en el día a día no solo de ella, sino de todo el linaje de mujeres; Chantal Thomas explica muy bien que ellas vivían en el desarraigo. Por eso es “la de Austria”: es totalmente despectivo. Se une al rey solamente por una alianza política. Eran obligadas a perder la tonada propia del lugar, al despojo total, al desarraigo.

Era una niña de 14 años (Luis era un poquito más grande, creo que se llevaban un año o dos); en el límite entre Austria y Francia crearon un canal (existe, es turístico) donde María Antonieta estaba en el extremo del lado de Austria, la desnudaron por completo y caminó hasta el terreno francés; ahí recién la vistieron.

-Con ropa francesa.

Bolsón: -Y con joyas, pero qué momento para ella. Vivió el desarraigo: una cosa es llevarte mal con tu mamá, ponele, pero estás en el mismo país. Ella conservó un mechón de pelo de su mamá, lo tomaba como un amuleto. Ese es el lado humano que plantea Camila.

María Antonieta demoró siete años en tener hijos, porque el rey tenía fimosis. Lo tuvieron que circuncidar (él no quería), por consejo de su cuñado; y recién ahí pudieron tener hijos. ¿Pero quién era la mala de todo esto? María Antonieta.

-La culpaban por no procrear.

Bolsón: -No solo eso, decían: “Tiene una relación incestuosa con su hermano, no tienen hijos por esto”. Sufrió el ataque constante a través de los panfletos o de los libelos. Al rey lo atacaban pero le decían: “Sos un inútil que no tenés poder”.

-Ella la ligó más: por mujer, por extranjera.

-Le decían “Madame Déficit”; hay un famoso cuadro con un juego de palabras entre “austríaca” y “avestruz”; la cara de ella con cuerpo de avestruz, que dice: “Soy el avestruz que es capaz de digerir el oro y la plata con facilidad, pero que no puede tragar la Constitución”. Era un monstruo que tenían que destruir y la manera de destruirla es cortándole la cabeza.

-Lo lograron.

Bolsón: -Sí, y fue el inicio de la debacle, porque ahí empezó después el periodo del Terror de Robespierre, donde la gran estrella era la guillotina, que no distinguía ideología política o personaje: Danton, Robespierre...

-Se empezaron a comer a sí mismos.

Bolsón: -Sí, pero que después se vuelve a instaurar la monarquía borbónica, después de Napoleón. Se ve un poco eso, la que no se aleja de lo que sucede políticamente... ahora viene la parte en la que la gente se enoja y puede que no vaya a ver la obra: no hace falta nombrar a la persona que hoy en día está proscripta; que han atacado, el orgasmo de la de la presidenta, le han hecho tapas de revistas golpeada: que es lo mismo que hicieron con María Antonieta.

No estamos muy alejados de eso: sacando el fútbol, somos hijos de los franceses (risas), en cuanto al sistema. Me meto en ese mundo, empatizo con esa María Antonieta que es atacada desde panfletos que fueron “anónimos”. Hay dos corrientes: hay muchos panfletos que se le que son muy eróticos, que se le atribuyen al marqués de Sade, la estrella del erotismo, que también está en el la obra; y en distintas partes de las convenciones.

El tema de los libelos era muy complicado, porque tenía una parte A y una parte B. Vamos a inventar un personaje, Mariano García: “Mariano García es un pervertido que tiene relaciones sexuales con su gato”. Mariano García es un senador. Lo que convención pensaba es: “No puedo defender a Mariano García diciendo: ‘no es un zoofílico’; porque si cuestiono lo zoofílico, cuestiono y defiendo a Mariano García”. Entonces es una especie de “obediencia debida”, en donde eso era lo que pasaba con María Antonieta.

Lo curioso es que a María Antonieta esto no le interesaba, porque no le gustaba leer. La madre estaba muy preocupada, pero a pesar de estar en ese mundo, ella sufrió también. No llegó el impacto que buscaban, de las distintas convenciones, porque fueron convenciones constituyentes. Pero se ve arriba del escenario ese ataque constante; se ve el erotismo (en todas mis obras de teatro hay erotismo) del marqués de Sade, una melange de cosas.

Intercambios

-¿Cómo evolucionó de la idea de que sea un soliloquio a una obra con más personajes?

Bolsón: -Me resultó muy aburrido que sea un soliloquio, una sola persona.

Borda: -Más que a él le gustan las obras largas.

Bolsón: -Esta dura 50 minutos, es muy corta, a diferencia de la del año pasado. Decidí romper un poco la monotonía ingresando dentro de la trama a una gran amiga de María Antonieta, que es Madame Polignac, que también sufrió el acoso de los libelos.

Y ahí es cuando surgen estas dos muy buenas actrices, que encarnan... con la particularidad de que tomo del mundo de la música esto de que todo un coro tiene que saber la parte solista, porque a cualquiera le toca. Tenemos dos Marías Antonietas, que van variando en base a las funciones.

Borda: -Tuvo una idea magnífica, porque no es lo mismo ensayar solo una persona un papel, sino que ahora los ensayos eran iguales, pero por dos: implica que todos sepamos todo. Capaz que un día Brian venía con una idea y decía: “Vos que sos María Antonieta hacés tal cosa, pero tu María Antonieta hace otra”; hay que estar con la cabeza muy pendiente de cómo va a ser, porque capaz que yo doy tres pasos a la derecha y ella da tres pasos a la izquierda, y no nos podemos copiar una de la otra.

-La idea es que cada una trabaje de manera independiente.

Borda: -El texto es el mismo.

Ribero: -Hay distintas versiones: dependiendo de la función, de quién lo interprete, de lo que pinte.

-Seguramente también aprenden las dos del trabajo de la otra.

Borda: -Sí: lo bueno es que tenemos que estar las dos para todos los ensayos. Entonces, si no me sale algo, ella me dice: “Yo lo pienso de esta forma, míralo así”. Si a ella no le sale, le trato de dar alguna idea. Lo bueno es eso, que no solo está él; porque por ahí las directivas no se entienden o cuando uno está trabajando no sale, a veces con él más ella, se puede entender de otra forma lo que se está planteando y decir, “Ah, bueno, era por ese lado, hacemos así”.

Ribero: -Claro, porque siempre está el lado del director, que ve desde afuera; y después está el intérprete que lo vive en el momento. Y capaz que él ve una cosa, yo veo otra; y entre los dos nos juntamos y armamos las distintas versiones.

-¿Cuánto llevó de ensayo?

Bolsón: -Mucho: arrancamos en febrero/marzo, con tres ensayos semanales de tres horas. Se dio justo la particularidad de que a la mañana estaba libre: yo podría salir un poco más temprano de mi trabajo y podíamos ensayar bien.

Lo que toma mucho tiempo, es que no deja de ser una actriz, en este caso, que está 50 minutos, y que se tiene que entender lo que me estás diciendo. Eso tomó un trabajo muy arduo desde la técnica vocal; que se logró muy bien, porque hoy se entiende todo. Por no puedo hacer un monólogo de tres horas. como el año pasado, porque es un embole.

En 13 años que estoy acá es la primera vez que un mes antes digo: “Desde la parte del director, no tengo más nada que trabajar”. Queda el estudio, reforzar: “No me tengo que ‘panchar’ con los textos, tengo que seguir articulando cuando hablo”. Pero de la parte de la dirección no hay nada que pulir. Y eso es un logro principalmente de ellas.

Claroscuros

-Si bien es una puesta más chica que las anteriores, sobre todo la del año pasado, hay un cuidado en los vestuarios.

-Convocamos a la misma vestuarista del año pasado, se llama Florencia Tourn, tuvo que indagar mucho.

Borda: -Tuvimos la suerte que ella estudia arte, tenía bastante conocimiento de María Antonieta, pudimos apoyarnos en ella; porque María Antonieta fue alguien que en la moda marcó tendencia.

-Aparte son vestuarios que no se pueden hacer mal.

Bolsón: -Y donde se hace mal se nota. Demandó una inversión muy grande de vestuario. No puedo hacer un vestuario fiel porque sería imposible: kilómetros y kilómetros de tela. También un poco la puesta en escena, si bien mis obras son oscuras (de iluminación), este año se trabaja mucho el claroscuro: tomé mucho a Artemisia Gentileschi, una pintora italiana que forma parte del caravaggianismo, que tiene mucho esto de los claroscuros. Entonces se buscó un concepto más minimalista.

Todo el mundo dice: “Ah, ¿vas a hacer una obra de María Antonieta? ¿Viste la película?”. Que es malísima.

-La de Sofia Coppola.

Bolsón: -Tiene una visión muy rosadita de las cosas. perdón. Ellas estaban muy expuestas en decir: “No hay que hacerlo tan femenino al personaje porque me queda en princesa de Disney”. Tampoco caer en lo rudo, porque queda caricaturesco.

Pero hicieron un muy buen laburo en cuanto a no caer fácilmente en el cliché.

-En encontrar el tono.

Ribero: -El tono real. Con la situación que está viviendo, no sé si tiene ganas de estar sonriendo todo el día; siendo que la obligaron a casarse, la obligaron a estar ahí. Es un contexto en que no sé si estaría tan contenta. Entonces se trata de buscar lo real, me parece.

-Tiene un resentimiento de fondo.

Ribero: -Puede ser. Depende de la versión, pero puede ser.

Bolsón: -Me sorprendí mucho de ambas. Uno puede hacer una escena enojado o enojada: todos nos enojamos y es entendible. Pero son emociones muy heavies las que vivió María Antonieta: perder un hijo, por ejemplo. Nadie del elenco perdió un hijo, tenés que construirlo; y lo han logrado muy bien.

Vivir la traición: cuando Luis XVI fue destituido Danton le prometió liberarlo; y el rey (ya en ese momento Luis Capeto) le creyó; y después votó a favor de la ejecución de Luis Capeto. Ese personaje traicionado, viuda, en una situación horrible, es muy difícil trabajarlo.

El estrés constante que vivió María Antonieta: sufrió sangrados vaginales producto del estrés. Hay una escena muy estremecedora, que logran muy bien ellas, cuando cuentan que a su hijo se lo arrebatan; en los últimos tiempos de vida en la Conciergerie estaba encerrada en una pieza, y en la habitación de al lado estaba el hijo. Y ella no podía hacer nada: le arrebataron el hijo, lo embriagaron, lo golpearon con varillas; la acusaron de haber abusado sexualmente de su hijo.

Todo eso, que por suerte dentro del elenco nadie pasó algo así, ¿cómo convencés? Me gustan mucho estas versiones: el dolor que recrearon es maravilloso.

Temporada

-Esto arranca el sábado. ¿Cómo sigue?

Bolsón: -Estrenamos el 26 y 27 de julio en la Sala Foyer del Centro Cultural. Una ventaja que tiene la obra es que entramos en un auto con escenografía y vestuario; y con eso uno trata de hacer rodar la obra.

A la semana siguiente estamos en Sarmiento (departamento Las Colonias). El 17 de agosto teneos dos funciones en Buenos Aires, estoy muy contento: busqué actuar en El Excéntrico de la 18, me comuniqué con la sala. No me preguntes por qué, pero me escribió otra sala pidiendo que estemos en la programación. Eso me emociona porque es la primera vez que me sucede.

El porteño te dice que la Meca está en el interior, y los que somos del interior creemos que la Meca está en Buenos Aires (risas). Pero bueno, tenemos esta oportunidad de poder ir a Buenos Aires. Y diez días después estamos en Paraná.

-Una temporada muy movida.

Bolsón: -En octubre volvemos a la Sala Cervantes, y estamos en constante comunicación con otras localidades para ir viendo de cerrar.

Ribero: -Es muy fácil desplazar la obra a donde tengamos que ir

-Y a salas accesibles.

Bolsón: -Además que es una obra que, si bien es difícil de ver, es más digerible que otras obras mías: tengo comedias que duran dos horas.

-Te van a invitar de más lugares que con la de Monseñor Storni.

Bolsón: -Seguramente (risas). Todos los años estoy muy contento con los elencos; pero este año estoy muy conforme, y siento orgullo por lo que se ve.