El domingo 2 de abril de 1939, los lectores de El Litoral se encontraron con una noticia que hoy parece una oportunidad perdida. Pablo Neruda, uno de los mayores poetas de la lengua castellana, había aceptado brindar una conferencia en la ciudad de Santa Fe, pero no pudo hacerlo.
El episodio parece una metáfora: la palabra de Neruda, entonces síntesis de defensa democrática, se topó en Santa Fe con la burocracia política. Decidimos recordar esta historia en el día en que se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Neruda, ocurrida el 23 de septiembre de 1973.
ArchivoPoeta en tránsito
En 1939, Neruda ya había escrito "Residencia en la tierra" y los primeros poemas de amor. Era también un intelectual comprometido, atravesado por la Guerra Civil Española.
La crónica de El Litoral recuerda que, un día antes, pronunció un discurso en Rosario. Allí compartió tribuna con Juan Marinello, líder político cubano, y un delegado del Comité de Estudiantes por la Paz de Nueva York. El propósito: "arbitrar fondos para ayudar a los intelectuales españoles exiliados".
ArchivoEse mismo sábado, según consignó el diario, el poeta aceptó telegráficamente dar una conferencia en Santa Fe, invitado por los Centros de Estudiantes de Ingeniería Química y de Derecho. Esto generó expectativa entre estudiantes e intelectuales locales.
La burocracia contra la palabra
Pero la historia tomó otra dirección. "En mérito a las entidades patrocinantes y al propósito humanitario perseguido con estas conferencias, se daba por seguro que las autoridades no opondrían dificultades".
Archivo"Sin embargo, no pudo obtenerse en esta ciudad la autorización exigida con la premura que imponía el hecho de que Neruda debía regresar de inmediato a su patria", explicó El Litoral.
El subsecretario de Gobierno dejó en claro a los organizadores que, para conceder el permiso, era necesario presentar nota formal, el temario de la conferencia y esperar al ministro Gómez, ausente de la ciudad. Además, Neruda debía comprometerse a no mencionar a gobiernos extranjeros ni hacer propaganda política.
Pero el tiempo jugaba en contra: el poeta tenía que viajar sin demora a Chile, por una misión diplomática. Los organizadores decidieron desistir.
ArchivoObstáculos
"Es de lamentar que estas circunstancias hayan impedido a un gran sector de la población de Santa Fe, trabar conocimiento personal con el destacado escritor chileno, cuya generosa palabra ha sido puesta al servicio de un sentimiento de solidaridad humana", indicó el vespertino.
"Oponer obstáculos a la expresión de las ideas, e impedir que los hombres que tienen algo que enseñar puedan hacerlo, en realidad es conspirar contra la cultura de un pueblo. Es lamentable que en esta ciudad haya ocurrido este desgraciado episodio", remarcó luego.
Un hombre ocupado
Aquella urgencia que obligó a Neruda a dejar Santa Fe sin poder hablar seguramente tenía parte de su explicación en el rol que tenía el poeta. Ese mismo año, había nombrado cónsul especial para la inmigración española en Francia.
ArchivoDesde allí organizó el traslado de más de 2.000 refugiados republicanos hacia Chile a bordo del barco Winnipeg, que zarpó el 4 de agosto y arribó a Valparaíso el 3 de septiembre de 1939.
Un chance cercenada
Santa Fe perdió, por entonces, la posibilidad de escuchar la voz de Pablo Neruda. El azar, las demoras y la burocracia impidieron lo que pudo haber sido un encuentro histórico. Sí lo hizo, en 1938, otra gran poeta chilena, que también ganaría el Premio Nobel. Su nombre es Gabriela Mistral. Pero esa, claro, es otra historia.