Si un oyente arbitrario los escucha tocar, podría intuir que nacieron y se criaron en un barrio tan porteño como San Telmo. En cambio, se formaron en una escuela de música de Poznań, una ciudad de las orillas del Varta, en el oeste de Polonia.
Los integrantes del grupo se conocieron en una escuela de música de Poznań, en Polonia, pero se inspiraron en la música rioplatense. En su nuevo álbum, rinden homenaje a Piazzolla a la vez que ensayan una voz propia para rejuvenecer el género.

Si un oyente arbitrario los escucha tocar, podría intuir que nacieron y se criaron en un barrio tan porteño como San Telmo. En cambio, se formaron en una escuela de música de Poznań, una ciudad de las orillas del Varta, en el oeste de Polonia.
Los integrantes del cuarteto Bandonegro llegaron hace más de quince años al tango con la curiosidad y el entusiasmo del que descubre un idioma secreto. Hoy, esa búsqueda alcanza un nuevo vértice con "Tanuevo", su sexto trabajo discográfico.
El álbum fue grabado en Buenos Aires, con la participación de "Pipi" Piazzolla y Lucio Balduini. Lo que se escucha es el intento de respuesta a una pregunta que los persigue desde adolescentes. ¿Qué puede hacer el tango hoy para seguir siendo tango?
Bandonegro responde sin muchas vueltas, desde el oficio, la escucha, el riesgo. "‘Tanuevo’ es nuestro manifiesto: nuestra pasión, autenticidad y profunda conexión con el tango en cada nota", dicen.
En diálogo con El Litoral, los integrantes del grupo compartieron el trasfondo de un disco grabado en Buenos Aires, que homenajea a Piazzolla pero apuesta a renovar su legado desde una identidad propia, singular y contemporánea.
-Ustedes se conocen desde chicos ¿Qué los llevó a enamorarse del tango? ¿Qué sintieron al descubrir, desde tan lejos, una música tan marcada por la historia y la piel de otro país?
-Jakub Czechowicz: Nos conocemos desde la escuela primaria, donde también estudiábamos música. El primer encuentro con el tango fue a través de la música de Astor Piazzolla. En ese entonces, el tango nos parecía algo raro, exótico, libre, visceral.
Era como una rebelión juvenil contra el sistema académico clásico: nosotros formamos una banda de tango como si estuviéramos formando una banda de rock. Y sin darnos cuenta, comenzamos a descubrir un universo profundo, complejo y fascinante.
Desde tan lejos, nos conmovió el alma de esta música, su capacidad para hablar de emociones universales. Sentimos que nos hablaba directamente, como si siempre hubiese estado en nosotros.
-Está claro que la figura de Piazzolla fue un faro para ustedes, pero en “Tanuevo” también se percibe una voz muy singular. ¿Cómo transitan ese límite entre el tributo y la invención? ¿En qué momento sintieron que estaban diciendo algo propio dentro del tango?
-Marcin Antkowiak: Desde el principio, Piazzolla fue más una inspiración para crear y buscar nuestro propio camino que un modelo a seguir estrictamente. Siempre sentí que su música y su vida nos empujaban a tomar riesgos, a romper moldes.
Creo que el momento en que supe que lo que estábamos haciendo era algo verdaderamente nuestro fue en nuestro primer viaje a Argentina, en 2019. Después de un concierto con música original, un porteño se me acercó y me dijo: “Esto fue el tango que más me llegó al corazón”.
En ese instante entendí que estábamos contando algo propio, desde otro rincón del mundo, pero con la misma pasión.
-Este nuevo disco los trajo de vuelta a Buenos Aires y los unió a músicos como Pipi Piazzolla y Lucio Balduini. ¿Qué les dejó esa temporada porteña? ¿Qué descubrieron al grabar en la ciudad donde nació el tango que ustedes vienen cultivando desde tan lejos?
-Jakub Czechowicz: Fue cumplir un sueño. Pero también lo vivimos como una misión: llevar sangre nueva al torrente del tango justo en su corazón.
Estar en Buenos Aires y grabar con músicos de allí, fue una experiencia transformadora. Nos sentimos parte de una comunidad más amplia, de una conversación viva entre generaciones y geografías.
Entendimos que nuestro tango, aunque nacido en Europa, también puede ser parte de esa conversación con respeto, emoción y autenticidad.
-Llevan años tocando por Europa, Asia y América. ¿Qué tipo de sensibilidad despierta el tango en esos escenarios? ¿Qué rasgos del género sienten que resuenan con más fuerza en otras geografías y culturas?
-Marcin Antkowiak: lo que más nos emociona es cómo el tango puede unir a personas de distintas culturas. Es la esencia del arte: hablar a pesar de las diferencias, cruzar fronteras invisibles.
Por supuesto, cada país tiene su sensibilidad particular, pero el tango tiene esa capacidad de adaptarse sin perder su alma. Su intensidad emocional es lo que más resuena: todos, en cualquier parte del mundo, entendemos lo que es el deseo, la pérdida, el amor, la nostalgia.
-Dijeron que “Tanuevo” es su manifiesto. ¿Qué quisieron poner en palabras y en música con este álbum? ¿Sienten que están abriendo una nueva etapa, una suerte de declaración de futuro dentro del tango actual?
-Marcin Antkowiak: “Tanuevo” es nuestra declaración de que todavía hay mucho por decir en el tango. Queremos renovar este género con respeto, sin traicionar su espíritu.
Para nosotros, este disco es un hito, una etapa más en el camino hacia la misión que nos propusimos con Bandonegro: rejuvenecer el tango, hacerlo más accesible, más universal, más intergeneracional. Mostrar que puede ser moderno, poético, dramático y, sobre todo, auténtico.




